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En sueños del paciente
marzo 10, 2014
9:06 pm
GabrielDarkness

Terror del Pollo Frito
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julio 25, 2011
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El martes 15 de octubre del 2013 trajeron un sujeto a la clínica de rehabilitación mental. Se desconocía su nombre, de apariencia robusta aunque se veía que llevaba varios días sin comer, de tez blanca y con un tatuaje de calavera en el pecho y debajo de ella tenía el número 666. El tipo ingresó aquí desnudo pues así lo encontraron en la calle aunque se dijo que pasó la noche en la cárcel debido a que algunas personas se quejaron de un sujeto que se paseaba desnudo delirando palabras y frases sin sentido. Cuando el sujeto estuvo aquí con nosotros no habló, de hecho, se tiró a dormir en los pasillos. Lo dejamos ahí por un instante y las enfermeras se ofrecieron para bañarlo, el tipo no causó ningún problema pero seguía delirando. El médico general lo revisó y no encontró alguna enfermedad o virus que le causara aquello delirios.

Tuvimos que lidiar con el sujeto como si fuese un niño, porque aparentemente perdió el sentido del habla. Le enseñamos las bocales que él repetía dificultosamente, sin embargo, no logramos que las aprendiera, memorizara  al menos las relacionara en imágenes. Muchas horas pasó delirando y en ocasiones causaba problemas con sus demás compañeros por lo cual tuvimos que aislarlo. Lunático podría considerarse al ver que las fases de la luna modificaban su estado de ánimo, pero aquello no lo consideramos una posibilidad sino una coincidencia, no hasta que vimos que el aislamiento lo tranquilizó y el resplandor de la luna llena y la imagen de ella lo tranquilizaba. Después de un tiempo no encontramos nada más que nos pareciera inquietante, tampoco encontramos información de él afuera ni mucho menos alguien que lo reclamara. En sí era un caso perdido, alguien que, como muchos no lograría reintegrarse a la sociedad y que el gobierno lo mantendría por el resto de su vida. 

A mi percepción el caso se volvió interesante cuando intentamos reintegrarlo con sus demás compañeros y uno de ellos llevaba consigo una biblia en la mano que leía en voz alta. Esto lo puso violento, pataleaba a todos lados y trató de abalanzarse ante el paciente que portaba la biblia. De inmediato lo sujetaron y lo llevaron de vuelta al cuarto de aislamiento. Todos relacionaron este hecho a que fue un error sacarlo de vuelta a pesar de los tranquilizantes que se le daba. Pero yo, como una persona con sentido espiritual, por llamarlo de una manera, lo relacioné con la biblia y alguna especie de odio hacia la religión, más sabiendo que porta un tatuaje de calavera con el número de la bestia. Me guardé esa posibilidad, si la contaba a los demás médicos lo ignorarían, así que lo dejé para un momento que estuviese a solas con el paciente, todos los días cargaba conmigo una biblia en mi mochila esperando el momento en que estuviese a solas con él. Hasta que me tocó medicarlo y para asegurarme que tenía razón no le apliqué el medicamento. En cuando me vio sacando la biblia y recitando un versículo al azar, trató de abalanzarse y el golpe contra la puerta alertó a los demás. Guardé la biblia súbitamente y alegué que se comportó así en cuanto me vio. No le suministraron los tranquilizantes pero sí lo durmieron.

Ya en otro momento probé dándole primero los tranquilizantes y una vez dormido saqué la biblia y mis sospechas se confirmaron cuando entre sueños se quejaba y pataleaba entre ratos. Los quejidos eran de dolor y sus pataleos no eran de desesperación sino parecía que trataba de quitarse algo de encima y entre más alzaba la voz con más intensidad gemía. Dejé de atormentarlo y salí con mi duda ya resuelta aunque más que nada me llevé una experiencia agridulce pues no creí que fuese del todo posible, como un hombre de fe sentí la necesidad de ayudar aquel tipo que se encontraba poseído por algún espíritu pero en el fondo sabía que de inmediato me llevarían a formar parte de sanatorio por creer en esto. Me encontré en una situación incómoda y conforme lo días pasaban y veía con lástima aquel tipo de aspecto cadavérico y una mirada ausente en la que claramente se podía percibir que no era consiente de sí. Pero mi pregunta iba más allá de lo medicamente relevante ¿para qué querría un espíritu tener a un tipo que no puede ser capaz ni de valerse por sí mismo? Tal vez se le puede achacar a que no cumplió el pacto con el maligno, pero no puede ser lo suficientemente posible como para que ése espíritu se arraigara tanto en su cuerpo, pues según sé, los que ya no le sirven a Satanás simplemente son desechados. No dejaba de pensar en ello y el tipo empeoraba cada vez más.

Un domingo tomé la iniciativa de consultar con un sacerdote y me dijo que esto a que mantiene una lucha espiritual. Seguramente alguien lo atacó, alguien que quiso verlo así hasta morir. La única forma de ayudarlo es practicándole un exorcismo pero no uno cualquiera sino uno que conlleve muchos días de consagración. Tendríamos que hacer esto antes de perderlo pues como he visto cada día que pasaba empeoraba. No dudé ni un momento en que le haría bien que algún hombre de fe se apiadara de su alma, total, ya habíamos probado de todo y nada daba resultados. Sin miedo me acerqué a los médicos que lo veía ya sin esperanzas y comenté que sería moralmente correcto traer un sacerdote para que en la otra vida se vaya con calma. No dijeron nada por ello ni tampoco se negaron, entonces me ocupé y traje aquel sacerdote con el que había hablado.  Cuando llegó, el tipo estaba en la peor situación, estaba en un estado vegetativo, pensé que aunque sea murmuraría en cuanto el sacerdote sacara la biblia pero no fue así, siguió inamovible. Me conmovió verlo así a pesar que sólo estuvo tres días con nosotros y sin conocer su nombre ya sentía alguna especie de empatía con el sujeto que pareció haber perdido las ganas de vivir. Lo tomé de la mano en cuanto el sacerdote rezaba por él y pronto sentí un impulso que me sujetó y me llevó a un estado fuera de sí, escuchaba los rezos, veía al sacerdote, al sujeto y a mí mismo pero sabía que no estaba allí, sentí que mi espíritu se separó de mi cuerpo y del espacio en el que estaba, todo lo veía en un estado de tercera persona y me estremecí un poco por ello y más cuando me vi junto al sujeto tomándolo de la frente mientras me unía en oración con el sacerdote. Si esto es alcanzar un punto alto de espiritualidad no creí alcanzarlo alguna vez y mucho menos aquel día, pero más tarde me di cuenta que no estaba ni siquiera allí sino era observador en un espacio ajeno a la realidad vivida. Al voltear atrás todo lo que vi fue un espacio negro al cual caminé temeroso. Entre más me alejaba más oscuro se volvía y la escena en la que estaba el sacerdote y el sujeto se volvía más lejana e indistinguible. No quería apartarme de allí pero un impulso ajeno a mí me obligaba a caminar y mientras aquello suscitaba escuché voces lejanas en las que algunas me sonaron conocidas. De pronto, salí de aquel oscuro sendero y me hallé en una habitación. Me levanté de la cama  y camine hacia la cocina de la desconocida casa. Allí estaba una mujer acomodando trastes, la saludé pero no me escuchó le hablé con más fuerza pero siguió sin oírme y cuando la toqué ella sintió un escalofrío, sólo se sobó el hombro y continuó con sus cosas. Me recargué de la mesa y ella percibió eso y se asustó mucho cuando accidentalmente  derramé el jarrón de azúcar. Quedó petrificada y yo sentí una grave angustia fui para verme al espejo y mi reflejo no se veía, en vez de ello vi un cuadro colgado en la pared, voltee para atrás y lo miré con detenimiento. Estaba la fotografía de la chica junto a varias personas en las que no podía ver sus rostros por más que tallé para tratar de quitar algo que estorbara no lo logré, lo que sí pude ver fue el rostro de la chica y el sujeto que la tomaba de hombros. Estaba sin camisa y tenía el mismo tatuaje de una calavera en llamas con el número de la bestia. Me asusté por ello y más cuando vi entrar al sujeto por el cual hace un instante estábamos rezando. La chica a la que trataba de saludar lo abrazó y lo besó y se refirió a él como Ernesto. Quería salir de allí, escapar de esta incontrolable situación y en cuanto vi que la puerta quedó abierta salí de allí y deje una brisa de aire que se camufló con el viento otoñal. Sin percatarme esa puerta me condujo al precipicio al cual sentí que me empujó a un abismo en donde me esperaba una dura caída y en cuanto me impacté desperté de inmediato en mi habitación de un salto y agitado por la terrible pesadilla.

No sé en qué momento pasé a la inconsciencia, ni pude distinguir en qué cuándo dejé la realidad para vivir la pesadilla, tampoco me enteré si en verdad llevé al sacerdote a que rezara por el sujeto. Sólo me levante de la cama tratando de olvidar un poco lo sucedido aunque al momento de bañarme no pude evitar pensar en ello. Después de bañarme comí y conduje al sanatorio. Ya estando allí atendí algunos pacientes y recordé el nombre del hombre y me dirigí hacia él que yacía dormido en su habitación, lo miré y recité su nombre en mis pensamientos y entonces sentí un impulso que provino de él, volví a nombrarlo, esta vez en voz alta y él respondió con un gemido. Mi corazón se aceleró por esto pero tuve la osadía de preguntarle en mis pensamientos si podía escucharme y para mi sorpresa él asintió con la cabeza.  Me estremecí aún más por esto y salí del lugar para tomar aire fresco y comprobar que lo que estaba viviendo era real.

Ese día no volví a ver a Ernesto, de hecho, traté de olvidar aquella experiencia pero el agotamiento físico me obligó a dormirme temprano y fue cuando de nuevo, volví a trasladarme en sueños, esta vez no fui participe de ninguna escena sino observador.  Vi a Ernesto en su habitación en la cual tenía un librero que cubría la mitad de la pared, se acercó a ello y agregó su colección un libró de ciencias ocultas. Los sueños siguieron así por días, la vida de Ernesto se adentró en mis sueños sin ningún motivo a pesar de que estaba atormentado y ser consciente de que me podía comunicar con él seguía con el miedo, pero un día decidí hablar con él. Le pregunté si me conocía y el negó con la cabeza, le pregunté por qué veía su vida pasada en sueños y sólo gimió tratando de decirme algo, le pregunté si algo le hicieron y él afirmó con la cabeza “¿Fue la religión?” le pregunté y me negó con la cabeza “¿Fue el ocultismo?” y él me asintió bufando. Le pregunté qué le hicieron pero sólo gemía tratando de darme la respuesta pero no sabía lo que me estaba diciendo. La única información que tenía sobre Ernesto era en sueños y debía dormir para averiguar más de él, dejar de ser un observador para formar parte de ello. Sé que no podría cambiar su pasado pero sí sacarlo de la maldición en la que se encontraba si averiguaba lo que le hicieron.

Esperé hasta la noche para dormir, pero antes de esto tomé un poco de agua.  Allí estaba otra vez un día en la vida pasada de Ernesto viendo detenidamente cada una de sus acciones por más simples que fuesen. Tomó de su habitación el libro de las ciencias ocultas y lo guardó en su chaqueta, después lo sacó y lo guardó en la cajuela de su carro, allí mismo guardaba un hábito que se lo puso en cuanto condujo lejos de la ciudad en un bosque a media noche. Lo esperaban varios sujetos con el mismo atuendo que se reunían alrededor de una fogata, todos le dieron la bienvenida a Ernesto; el nuevo miembro de la secta oculta dejó al descubierto su tatuaje de calavera y uno de sus colegas se acercó a él y le dibujó con cenizas una cruz invertida en el pecho. Después se dieron a conocer los nombres de los integrantes de la secta aunque sólo oí el nombre del líder: Gerardo.

El sueño se interrumpió con unas tremendas ganas de ir al baño. Volvía a costarme y esta vez soñé que Ernesto había invitado a Gerardo a comer en su casa, noté que el sujeto se fijó mucho en la novia de Ernesto, incluso la halagaba diciendo que era una joven hermosa y excepcional. Supe el nombre de la joven cuando Ernesto la nombró. Toda esa madia noche lo único que soñé fue lo feliz que era Matilde y Ernesto, viendo películas juntos, leyendo juntos, comprando y caminando por la plaza de la ciudad. Mis sueños se involucraron a una vida ajena al que nunca había visto. Decidí darme algunos días por mi cuenta para investigar acerca de la joven ala que solamente conocía su nombre, primero, busqué la ubicación de la casa en que vivían y encontré que la casa que yo veía en sueños muy bien techada, pintada y de vista maravillosa se había convertido en ruinas y madera podrida. Me aventuré a entrar a la casa abandonada, entre las enredaderas, insectos y vagabundos. Todas las cosas que soñé estaban allí, la mesa, las recamaras, el refrigerador. El lugar fue abandonado sin más, sin que nadie reclamara o se llevara las pertenencias aunque claramente se veía en los vidrios rotos de las ventanas. Fui hacia la recamara de Ernesto, ahí estaba lo quedaba de su librero, todavía sosteniendo los libros llenos de polvo y escombros. Busqué el libro negro en el que creía que le dio esa extraña maldición, pero no lo hallé. Busqué detenidamente entre los baúles, y cajones y sólo encontré un libro firmado por ese tal Gerardo.

Indagué entre el vecindario haciéndome pasar por un pariente que vino desde lejos para visitarlos, algunos afirmaron no saber nada, hasta que me topé con una anciana  que llevaba tiempo  sentada en una silla un lado de la puerta de su casa. Me contó todo acerca de Ernesto. La señora me dijo que lo conoció desde muy chico, su padre compró esa casa cuando por circunstancias de trabajo tuvo que abandonar Ciudad Oscura, el lugar donde vivían. Ernesto era desde chico un niño inquieto, era muy difícil tenerlo tranquilo, los juguetes muy poco lo entretenían, pero su capacidad de asombro nunca se perdió, curioso desde que se le vio nacer y ya desde pequeño siempre buscaba el porqué de las cosas y cómo funcionaba el mundo. Su padre lo metió a un vicio en el que jamás pudo escapar y ese fue la lectura. Allí encontró muchos autores que compartían su manera de pensar y no se sintió raro en cuanto se dio cuenta que muchos adultos se han cuestionado el sentido de la existencia, en donde, a su temprana edad sacó a conclusión propia de que venimos, por el simple hecho de disfrutar la vida, hacer lo que se nos plazca y conocer acerca de todo. Esta manera de vivir lo llevó al pensamiento filosófico donde a sus dieciocho años se auto publicó dos libros de la posible existencia de seres superiores a nosotros y no hablando de alienígenas sino a deidades. Este hecho de conocer a cerca de todo y explorar todas las culturar lo llevó a no creer en nada. Repentinamente tomó pensamientos ateos y en el fondo se desilusionó al ver que en hasta en la religión habían sentimientos y pensamientos egoístas. Pero esta inquietud de saber a dónde se va nuestra alma en el momento que muramos lo llevó a estudiar física y astrología. Ernesto creía que toda la materia y energía forman parte del universo y nosotros al morir, tal como creen muchas religiones nos vamos al cielo, pero literalmente, ya que toda la materia y energía al que llamamos alma se devuelven al universo para ser reutilizadas.  Su vida cambió cuando se enteró de la posibilidad de hacer viajes astrales sin necesidad de morir. Aunque seguía siendo ateo aún conservaba su inquietante espíritu que tenía desde pequeño. Se dedicó por un tiempo al estudio de esto y volvió a caer en lo sobre natural confiado de que había una explicación lógica para ello.  Mientras estudiaba conoció a Matilde, se enamoró de ella y le propuso matrimonio casi al mismo tiempo en el que se adentró a la secta que le prometió esos viajes astrales.

Aun en su incredulidad Ernesto fue engañado, tarde descubrió que se hizo parte de una secta satánica en el que él sería la ofrenda para Baphomet y no se dio cuenta hasta que el día de la ceremonia que fue el día que le prometieron que los inducirían al viaje astral. Cuando entró vio muchos animales colgados a los árboles y otros crucificados. Ernesto se dio cuenta un poco tarde de que formaba parte de algo siniestro. Frente a él se llevaba a cabo un acto de necrofilia y terminando esto, abrieron el vientre de una mujer embarazada para extraerle el feto y luego comérselo. Ernesto Salió corriendo y los demás intentaron detenerlo pero no lo consiguieron.  En cuanto recuperó el aliento tomó su teléfono celular y llamó a la policía para reportar tal aberración, para su suerte la policía llegó a tiempo cosa que rara vez sucede y atraparon a los hombres. Lo último que se supo de ellos fue que los condenaron por múltiples delitos.

Desde aquel día Ernesto vivió atormentado, noche tras noche lo perseguían las pesadillas donde vio cómo aquellos sujetos se pasaban por su bocas el feto que extrajeron del vientre de esa pobre mujer. Ernesto vio muchos psicólogos y psiquiatras que trataron de ayudarlo pero no lo lograron, desarrolló manías compulsivas como la masturbación excesiva que herían su pene, que según él lo mantenían tranquilo. Su prometida lo dejó después de haberlo visto con ese comportamiento a los cuales también se le unieron los gritos sin motivos, la violencia y extraños comportamientos como la coprofagia. Matilde ya no se sentía segura de vivir allí, pues constantemente escuchaba ruidos extraños, llantos de bebés, les cambiaban las cosas de lugar e incluso le movían la cama. Cansada de esto abandonó a Ernesto sin ni siquiera decirle nada, mientras que él siguió con el tormento hasta llevarlo a donde se encuentra.

Ahora que conocí la vida de Ernesto no volví a ser perseguido por su pasado, ni tampoco pudieron ayudarlo. Falleció el día 22 de octubre de un paro cardiorrespiratorio. La medicina nunca pudo explicar por qué Ernesto desarrolló estos delirios y yo me mantuve callado todo el tiempo que viví esta experiencia más cuando en la morgue vi que su tatuaje de calavera había desaparecido y en las fotografías que se le tomaron el día que ingresó tampoco loa mostraban. Espero que esto no vuelva a suceder ni tampoco quiero que mis sueños giren entorno a la vida pasada de mi próximo paciente. 

marzo 15, 2014
11:17 am
DiMARCORITO
México

Don Queca Árabe
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Si lo leí por cierto. No estuvo mal, detallitos en la ortografía y un poco dispersa la idea principal, pero no estuvo mal.

marzo 15, 2014
12:34 pm
Blacknide

Don Queca Árabe
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Ay chinga…..SOY EL LIDER DE UNA SECTA!!! ARROILENSE ANTE MI O LOS MALDIGO JAJAJAJA

Buena historia, unos cuantas faltas de ortografia, pero a comparacion de la mia tiene la mejor ortografia del mundo XDDX

marzo 21, 2014
11:50 pm
GabrielDarkness

Terror del Pollo Frito
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Gracias por sus respuestas, pues sí, no le di revisión, quedó en un simple borrador.

y una disculpa por colocarlo aquí en vea de escritos, de verdad no me había dado cuenta hasta que se publicó

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