Samurái Indeciso - Capitulo 1 | Forum

Bueno primero que nada, perdon por tardarme tanto pero es que necesitaba leer algunas cosas para informarme más.

Para los que apenas van a seguir este escrito. aca les dejo el link del prologo. Prologo

Capitulo 1.- Inicio del viaje.

Nuevamente nos encontramos en la Era de Tokugawa. Pero en esta ocasión nos centramos en aquel niño que recibió la carta que decía el destino fatal de su padre. El cual aún no sabía qué hacer, pero ya había tomado un rumbo para hacerse fuerte. Aun con tantas incógnitas en su mente, vagando por los pueblos del antiguo Japón se encontraría aquel chico de aproximadamente 15 años de edad, con un par de katanas, una en cada lado. Tras recorrer tres pueblos de distancia de la ciudad donde había vivido toda su vida, vio que unas personas estaban amenazando a una mujer y a su hijo. Los agresores eran dos personas del sexo masculino, uno era alto, de tez clara, delgado al punto que sus brazos parecían como si fueran hilos saliendo de las mangas de la camisa que llevaba puesta. Por otro lado, el otro agresor era bajo de estatura, con demasiado sobre peso, ya que su rostro parecía un melón.
El chico viéndolos desde atrás lo único que alcanzó a ver es que el agresor delgado tenía una daga en su mano derecha y con ella apuntaba una de las víctimas, mientras que el otro simplemente exigía que le dieran dinero o de lo contrario mataría a las dos víctimas, sin piedad. El chico decidió que era tiempo de ver que tan fuerte era, así que se armó de valor desvainando una de sus katanas, la del lado izquierdo para ser precisos, y dando un grito de guerra decidió correr hacia aquel agresor delgado, dando un tajo en diagonal, apuntando a uno de los hombros para terminar cortando hasta el estómago, pero para sorpresa del samurái aquel grito de guerra había alertado a los bandidos, haciendo que estos se movieran y ver como su intento de justicia no sirvió para nada. El peso de la katana hizo que aquel samurái enterrase la katana en el suelo, ya que por la sorpresa dejo que el cuerpo se impulsara hacia abajo metiendo la hoja en la arena.
Los bandidos comenzaron a burlarse de aquel patético acto de heroísmo, acto seguido el bandido más robusto, golpeó el rostro del samurái tirándolo al suelo y dejando la katana enterrada, para después agarrar la katana y apuntarle al samurái en el cuello.
-Dime, niño ¿Qué creías que hacías?- Dijo aquel bandido robusto mientras seguía apuntando al cuello del samurái.
-Robar y matar está mal… No lo hagan- Respondió el samurái con un poco de miedo ya que nunca había vivido algo similar, nunca había estado en una pelea real, solo en entrenamientos.
-¿Eh? ¿Quién te dijo esa estupidez?- Exclamo el bandido delgado mientras que apuntaba nuevamente a las víctimas de antes para que estas no escaparan.
-Mi… Padre…- Diría nuevamente aquel pequeño samurái mientras que vería como ambos bandidos comenzaban a reírse estruendosamente, como si alguien les hiciera cosquillas, uno inclusive dejo caer una lagrima de la risa que ese comentario le ocasionó.
-Mira crio… ¡Tú padre es un imbécil!- Diría aquel bandido robusto mientras que volvía a reírse en la cara del samurái.
-Él no es un imbécil… Ahora haré que ustedes paguen por lo que han dicho…-Tras decir aquello el joven samurái, agarro la vaina de esa katana, dando un salto tan rápido que parecía como si una sombra solo se elevara haciendo que ambos bandidos quedaran anonadados, al no saber a dónde se había ido aquel samurái.
Mientras que aquel samurái se impulsaría de la rama de un árbol cayendo en picada hacia donde se encuentran aquellos bandidos, los cuales para ese momento se darían cuenta de donde estaba, el bandido robusto empuñaría la katana hacia donde se aproximaba el samurái, riéndose nuevamente, imaginando como ese samurái moriría bajo su propia katana. Pasó alrededor de 2 segundos para que simplemente se escuchara un ruido, un suave “clanck”, dos metales chocando.
Acto seguido el rostro del bandido robusto  cambió totalmente, antes sonreía, ahora simplemente sus ojos parecían que querían salir, inclusive su rostro enfocaba un pavor inmenso que cualquiera que estuviese en la escena se daría cuenta de que está muerto de miedo. La razón es simple ya que aquel samurái no había sido atravesado por la katana, si no que introdujo esa katana que estaba apuntada hacia él, dentro de la vaina. Mientras que en su otra mano, empuñaba la katana restante, para así lanzar un tajo horizontal hacia el cuello del bandido robusto.
Un grito desgarrador se escuchó en la zona, el bandido delgado cambio de tez clara a blanco totalmente, quedando en shock totalmente, las personas que eran las victimas de esos bandidos, estaban todavía en el suelo, la madre tapando la vista del hijo, para que no viera lo que pasaba. Una pisada se escucharía y tras el como si un bulto muy pesado cayese al suelo junto al de las pisadas, aquel que cayó de pie era el samurái, con una de sus katanas totalmente roja de la hoja, con los ojos entreabiertos mirando fijamente al bandido restante. Por otro lado el bulto que había caído era del bandido, su cuerpo quedo en el suelo mientras que la cabeza apenas estaba por caer.
-El que sigue eres tú…- Diría el samurái mientras miraría al bandido delgado, apretando el mango de su katana.
-No, no, perdóname por favor- Aquel bandido rogaría por su vida al ver que lentamente se acercaba el samurái hacia él.
-No, prepárate.- Sin más que decir sacaría la katana que acaba de envainar con la ayuda del bandido robusto para correr directamente hacia el bandido delgado, haciendo dos tajos horizontales, con la mano derecha cortaría las piernas de aquel bandido, mientras que con la izquierda, cortaría el cuello del mismo bandido, matándolo en el acto.
-Ya está bien, mandé a esos dos al infierno, ¿están bien?- Diría el samurái mirando a la madre y al hijo  mientras limpiaba la hoja de sus katanas con un pañuelo.
-Sí… gracias…- Diría la madre mientras que se levantaría con su hijo.
-No hay de que, solo hacia lo que mi padre hubiese hecho.- Respondería el samurái mientras que le dedica una sonrisa al hijo.
-¿Tú padre?- Preguntaría el hijo mientras miraría las katanas totalmente asombrado por su tamaño. –¿Acaso es un samurái como tú?- Volvería a preguntar mirándole.
-Sí, mi padre fue un samurái hace tiempo ahora… Ya no está.- Respondería el samurái mientras agacha su mirar al suelo cerrando un poco los ojos.
-Y dime muchacho, ¿A dónde te diriges?- Preguntaría la madre mientras tomaba la mano de su hijo.
-A ningún lado, solo estoy vagando…- Respondería mientras volvería a levantar su mirar hacia la madre.
-Ya veo… ¿No quieres venir a nuestra casa como agradecimiento por salvarnos?- Preguntaría la madre mientras sonreía.
-Oh… como cree, eso sería abusar para mí, pero gracias.- Diría el samurái un poco apenado.
-Vamos, vamos, yo quiero saber más de ti.- Exclamaría el niño mientras tomaba una de las mangas del samurái, jalándolas levemente. –Además así podrás comer con nosotros.- Dice nuevamente mientras sonríe mirando al samurái.
-Eh… está bien… aceptaré su oferta.- Sin más que hacer los tres se dirigieron hacia un pueblo un tanto pequeño, pero con casas un tanto grandes, la señora abriría la puerta de la casa esperando a que el samurái entrara primero, tras dejar que pasara, la señora entraría detrás de él con su hijo, caminarían hasta el comedor y se sentarían cada uno en una almohada.
-Bien chico samurái cuéntame sobre ti.- Diría la madre mientras que sirve un poco de té.
-Mi nombre es… Hayato Sakira.- Respondería el samurái.
-Es un nombre poco raro, ya que tú apellido puede significar lobo.- Diría el niño mientras bebe su té.
-Sí… lo sé- Diría el samurái sin mucho ánimo.
-Cuéntame sobre tú padre, Acaso él era Haya…-  Preguntaría la madre siendo interrumpida por el samurái.
-Sí, él era mi padre, pero… no me gusta hablar de eso.- Diría un poco triste mientras que bebía un poco de té.
-Al parecer mi hijo agarro cariño contigo, porque no te quedas esta noche con nosotros, además así nos sentiremos más seguros contigo.- Diría la madre mientras se levantaba, recogiendo las tazas de té.
-Eh… está bien…- Diría el samurái mientras que simplemente miraría que la madre se metería a una habitación. Mientras que dentro de esa habitación, había una conversación algo extraña.
-Sí… está aquí… Y pasará aquí toda la noche- La voz de la madre apenas se escucharía.
-Bien, mantenlo vigilado.- Diría la voz de un hombre.
-Entendido, capitán.-Respondería la madre.

Fin capitulo 1.