Princesa, Capitulo 8, La Princesa Ordena | Forum

Capitulo 8
La Princesa Ordena

Estaban los 4, Félix, Martin, Chacal y Diana en el refugio de Félix, el cual usaba como lugar para vivir, era un hogar muy triste que apenas tenia una cama, una estufa y un radio, pero era habitable.
-Muchas gracias, por salvarme- hablaba Félix a Chacal.
-No te molestes, no tiene lengua, no podrá responderte.
-Esos hombres… mataron a toda mi banda, me los quiero putear a todo costo…
-Félix, en este momento no estamos en condiciones para hacer eso- Decía Diana alegremente-pero no te preocupes, si tengo pensado deshacerme de ellos y tu me vas a ayudar.
-Majestad, usted puede usarme como quiera para changármelos, usted ordene…
-La princesa ha dicho que no estamos en condiciones muchacho- hablo Martin- llevan ventaja numérica y no sabemos en donde se ubican.
-Esta bien, será mejor que nos vallamos de una vez, solo pensé que debíamos venir aquí por si a caso Félix necesitaba cargar algo consigo.
-Como puede ver, no tengo nada que llevarme, mejor que nos vallamos, no tardaran en darse cuenta de los cadáveres.
Subieron al auto y decidieron irse de Wugstown por la noche. A la mañana siguiente ya habían llegado a otra ciudad llamada Nueva Dalia.
-Bien Martin, puede tomar un descanso en lo que recorremos la ciudad.
-¿Esta segura de que no me necesita?- Pregunto Martin entre bostezos.
-Este lugar es pacifico y llevare a Félix y a Chacal conmigo.
-Esta bien, la estaré esperando aquí.
Nueva Dalia era un lugar muy sencillo, no era ni siquiera una ciudad, era aun un pueblo pequeño.
Diana prefirió visitar la librería del pueblo, entro y empezó a observar las estanterías, y Félix solo se preguntaba porque había decidido ir a un lugar tan público con su enorme vasallo enmascarado.
-Muy bien, me llevo todos estos- le indicaba Diana con una gran pila de libros a la dependiente.
Las personas que estaban en la librería no sabían quien era mas extraño, si el tipo enmascarado que acompañaba a Diana o la misma Diana que llevaba su largo vestido negro y su tiara de Princesa.
Al salir le dio a cargar los libros a sus vasallos.
-Ahora a donde iremos, Princesa- Decía Félix mientras se esforzaba en cargar los libros.
-Al orfanato de Nueva Dalia, por supuesto.
-¿Eh? ¿Orfanato?
-Si para eso compre todos esos libros- Decía Diana alegremente.
Llegaron al Orfanato de Nueva Dalia, una maltratada casa de 2 pisos y enrejada. El portón principal estaba cerrado.
-Emmm, Chacal, ¿Puedes?
Chacal asintió y de una sola patada derribo la puerta, lo cual provoco que saliera una señora de la casa.
-¿Qué se creen que hacen, delincuentes?
-A, hola, solo venia a ver a los niños y a contarles algunas historias…
-Cierra el pico, no permitimos cuentacuentos ni nada en este sitio, ¡así que lárguense!- Gritaba la mujer irritada.- Y no crean que no voy a llamar a la policía para que paguen…
-Chacal- Dijo de repente Diana, haciendo que Chacal apareciera atrás de la encargada del orfanato y dándole un golpe en la nuca que la dejó desmayada.
-Gracias.
Así es como los tres entraron en el orfanato muy fácilmente, parecía un lugar bastante pobre empezando porque solo era esa mujer la que cuidaba el lugar. Después de dar una mirada rápida, Diana pudo contar al menor 10 niños, como de entre 5 y 8 años, todos viendo a la extraña que acaba de entrar a la casa.
-Mira Félix, ¿no son adorables?- Decía diana con un tono de ternura en su voz.
-¿Qué pretende hacer? Princesa- Preguntaba Félix Nervioso.
-No hay de que preocuparse, yo siempre he considerado adorables a los niños pequeños, son algo que el dinero no puede comprar. Son jóvenes mentes con sueños e ilusiones… son la inocencia, inocencia que se pierde ya muy pronto, pero al fin y al cabo son inocentes. De entre todos los humanos, ellos son la pureza, pureza que se corrompe con facilidad en estos días.

Todos los niños parecían muy atraídos hacia Diana, la veían con admiración ahora.
Se sentó en una mecedora y tomo uno de los libros.
-Muy bien pequeños, quiero contarles la historia de…

Así fue como paso el resto de la tarde, Diana estaba contando cuentos y los niños parecían hipnotizados solo viéndola, era una escena muy enternecedora pero muy extraña, ya que los niños parecían muy fuera de si.
Ya estaba anocheciendo y Martin llegaba en el coche, así que Diana fue hacia el closet donde estaba la encargada encerrada, y amordazada, la saco de ahí y le quito los nudos que había hecho Chacal con simples sabanas.
-Maldita sea, no creas que aunque me hayas liberado quiere decir que no voy a levantar cargos.
-Cállate vieja inmunda, ¿Crees que no me di cuenta de lo mal que la pasan esos niños por tu culpa, encima pude averiguar que haces tratos sucios y le das preferencia a los vendedores de órganos y pedófilos que vienen a adoptar, me das asco estúpida escoria.
-¿Como sabes eso?- Decía asustada la encargada
-Solo tuve que ver sus ojos de vieja víbora para saberlo. La mataría aquí mismo de no ser porque estos niños pueden terminar en la calle- Dijo esto mientras sostenía la daga y le apuntaba al cuello.- Pero en lugar de eso basta con sacar la mierda que tiene en su cabeza- luego de decir esto toco la frente de la mujer, esta comenzó a gritar de dolor, ya que pareciera como si la quemara con un metal al rojo vivo. Tras esto la mujer termino en un trance.
-¿Qué acaba de hacer princesa?, preguntaba Martin sonriente que estaba atrás de Diana.
-Acabo de vaciar sus pensamientos, su vida, sus recuerdos y sus memorias.
-Entonces solo es un cuerpo vivo sin alma, al parecer- Asumió Martin
-Exacto, pero ahora procederé a traspasar algunos de mis conocimientos a este cuerpo vacio.
-¿Qué clase de conocimientos?
-Esta marioneta solo debe saber cuidar a estos niños, es lo único que necesitan. Oh, también sabe leer, tiene un montón de libros que leerles a los pequeños
Tras decir esto, Diana y sus vasallos dejaron el orfanato, dejando a los niños de ese lugar, con una Marioneta humana que los cuidara mejor.