Los Ojos Del Lobo, Capítulo 8 | Forum

Capítulo 8

El bibliotecario

La biblioteca tenía un gusto renacentista muy hogareño, hacía sentir a John en una casa del año 1545, fue al escritorio de recepción, en donde también cobraban las transacciones, el recepcionista resultó ser una joven de unos 19 años, cabello castaño, ojos color gris, rasgos finos y delicados.

-Disculpe señorita, ¿tienen libros de ocultismo?

-Sí, en este pasillo hasta el fondo.

John entró en el pasillo, el cual era muy alto, sólo iluminado por faroles en el techo, los faroles casi no iluminaban el recinto, además estaba lloviendo afuera, ahora que lo pensaba la lluvia tenía mucho tiempo sin cesar, por lo menos dos meses, podía escuchar el sonido de la lluvia, el cual iba en aumento, no había ninguna otra persona, tal vez estaban en otro de los pasillos, no podía saber cuando estaba tan intranquilo, siguió caminando, el pasillo era muy largo, no le veía fin, cuando entonces llegó a una puerta negra como el alquitrán, con una manija de metal oxidada, en el centro de la puerta había una especie de aldaba, tenía la forma de una cabeza de hierro, de un viejo, muy depresivo, con abundante barba y bigote, en la boca tenía un cilindro de madera que tenía una cadena en ambos extremos, las cadenas sostenían un pequeño letrero de madera que tenía grabado un texto, como estaba muy oscuro para leer a simple vista, John sacó su linterna de bolsillo y comenzó a leer el letrero. Rezaba lo siguiente:

Lo que se alberga detrás de esta puerta son los secretos oscuros del mundo y su historia, el que tenga las agallas y la curiosidad entra, el que se acobarda se queda, ningún peligro se corre al entrar pero uno puede dejarse llevar por el mar de los sueños y la maldad, y caer en completa locura.

John no le prestó mucha atención, la verdad poco le importaba perder la cordura, de hecho era lo que menos le importaba en ese momento, tarde temprano sería un granito más en un asilo mental, tiró de la manija y entró en la habitación, la cual estaba iluminada por varios focos, pero no alumbraban mucho, la luz que emitían era muy tenue, en el centro de la sala había dos sillas junto a un escritorio, tomó y un libro y se sentó, en ese entonces alguien entró, volteó y vio a un viejo, de cabello grasiento pero negro, muy negro, ojos verdes como esmeraldas, estaba vestido en una especie de capa, el hombre tomó asiento junto a John y habló, con una voz áspera y grave.

-¿Así que quieres saber más sobre vampiros y los licántropos?

-Sí, supongo que sí.

-Muy bien, primero antes que nada, sé que ya sabes mucho sobre vampiros, así que te contaré lo que no sabes, los muertos en vida no pueden cruzar por terrenos consagrados como los de una iglesia debido a su naturaleza demoniaca, asimismo no soportan símbolos cristianos, como lo son las cruces cristianas y el agua bendita, y la única forma de matar a un vampiro es atravesar el corazón con una cruz de madera, eso o por obra de un hombre lobo, y supongo que ya sabes lo demás sobre los vampiros, es tiempo de hablar sobre los licántropos, porque ambos sabemos que tú eres uno.

“-¿Cómo lo sabe?-pensó John mientras tragaba saliva-. No es el que hizo el talismán, el sólo se comunica a través de visiones.”

-Sí, soy un licántropo, pero vamos, dígame más.

-Muy bien, un hombre se puede transformar en hombre lobo gracias a diversos métodos, como beber en el mismo lugar en donde lo hizo un lobo, usar una prenda hecha de piel de lobo, ser mordido por uno lo cual es lo más común, otra manera de transformarse en un hombre lobo es por medio de objetos encantados o hechos por un chamán o un brujo, tales como el talismán que tienes en el cuello, pero se fundió en tu carne, está debajo de la piel, ligero y delgado como una hoja de papel, ahora eres un purasangre, te puedes transformar cada vez que quieras sin importar que haya luna llena o no, eres de los pocos purasangre que existen y más asombroso aún, acoplaste muy bien el talismán hasta fundirlo en tu carne.

-Vale, pero lo que quisiera saber es si puedo eliminar al vampiro que ha llegado, lo vi en mi sueño anoche y no sé qué puedo hacer con él, necesito ayuda.

-Muy bien hijo, lo que tú necesitas es conseguir más hombres lobo, créeme, él no peleará contra ti, al menos no por ahora, buscará compinches, y yo opino que deberías hacer lo mismo, pero necesitarás morder a las personas, de noche, nunca de día, sólo transfórmate durante el día si estás alejado de la ciudad o si es absolutamente  necesario, no metas la pata, es lo peor que podrías hacer en estos momentos, necesitas secuaces, eso es todo lo que puedo decirte, suerte hijo.

Entonces el viejo sopló la vela y entonces todo se oscureció, John prendió la vela que estaba frente a él y vio que el hombre se había esfumado, ni siquiera escuchó el sonido de la puerta el cerrarse.

“-Qué viejo tan más extraño, creo que a este tipo de cosas se refería el tablón en la puerta, bueno, vámonos de aquí, conseguí todo lo que necesitaba.”

Salió de la estancia, cerró la puerta y avanzó al mostrador, la joven recepcionista le pareció muy hermosa, tanto que decidió preguntarle su nombre.

-Disculpe señorita, ¿podría saber su nombre?

-¿Por qué la pregunta?

-Curiosidad, no planeo nada malo con eso, sólo deseo saber su nombre.

-Mi nombre es Phany Woods, ¿y el tuyo es?

-John Richards, un gusto en conocerte, ¿te gustaría salir algún día de estos?

-¿Acaso tramas algo? Te diré qué, termino en media hora, así que tal vez puedas llevarme a comer, espera junto a la chimenea.

John tomó asiento, sobre la chimenea había una pintura, un rostro que se le hacía muy familiar y extraño, en el cuadro estaba el rostro del anciano que entró al cuarto con los libros de ocultismo, y también era alguien muy conocido por John, al recordar sintió miedo, desdicha, impotencia, el hombre del cuadro era el brujo que creó el talismán que se le había fundido ahora en el pecho, no podía creer que ese hombre hubiera estado allí, pero ahora no importaba, el cuadro tenía la fecha del fallecimiento del sujeto, sólo eso, además del nombre, no había ningún dato extra, el hombre respondía a Oswald Wille, había muerto en el año 1930, no decía fecha de nacimiento, pero según lo que se decía de los ojos, éstos se habían inventado en el año 1605, por un tal John Dee, John estaba seguro de que era el mismo hombre, lo había visto varias veces, a veces en visiones y esta vez en “persona”, era ese mismo hombre, él estaba seguro. Terminó la media hora y Phany le hizo una seña con una mano, se levantó y tomó su gabardina de tela impermeable del perchero, Phany llevaba un paraguas así que no había problema, salieron del edificio, cruzaron la calle y entraron en el auto, salieron del aparcamiento que era propiedad de la biblioteca.

-Hay un negocio de comida china por aquí cerca, vamos allá.

-Me suena perfecto.

John no estaba seguro de sentir algo por ella, habiéndola conocido unos momentos antes, pero tenía la sensación de que el vampiro comenzaría a reclutar secuaces él también lo haría, tenía qué hacerlo, y el primer secuaz sería Phany, pero no podía darse el lujo de esperar a convertirla teniendo relaciones con ella, no, debía morderla en su manera de humanoide claro estaba, tal vez una noche de esas podría llegar a su casa y morderla y convertirla en un licántropo, no era una idea muy placentera pero era una a fin de cuentas, tal vez esa noche, o a la siguiente, pero tenía que ser pronto. El vampiro podía estar acechando en cualquier lugar en cualquier momento, y por eso debía asegurarse de convertir a Phany lo más prontamente posible.