Homenaje a Edgar Allan Poe: La Caída del Rey. | Forum

Homenaje a Edgar Allan Poe: La Caída del Rey.
Escrito por Angel Emanuel López Correa

“Todo tiene un precio…”

Un gato negro vaga por la periferia de la ciudad de Baltimore, hasta que ve la luna llena, una luna que no se había visto en 4 años, el gato contempla y maúlla luego como un mensajero de la infortuna se dirige a su destino, la casa del magnífico y excelso escritor de la época, Edgar Alan Peo…

Desde la casa continua el gato puede observar la figura del ilustre escritor, en su escritorio, escribiendo, o eso parresia.

Dentro de la habitación podemos observar a Edgar cabizbajo, bastante pálido, demacrado, con ojos cansados, rojos e hinchados, puede observarse a simple vista las ojeras que tiene, ya que son profundas y negras, su rostro dejo de tener calidez humana, su frente siempre signo de inteligencia ahora estaba cubierto por arrugas, su nariz caída, su boca seca e inmensa en la oscuridad, su bigote desalineado, todo en su ser, es mas sombrío que la oscuridad misma, ya ni siquiera es un ser, solo una cosa, un simple objeto sin mayor propósito que el de aferrarse a esa vieja silla de madera rechinante y fría para tratar de modificar la realidad, en su mesa, solo una vela alumbraba el lugar sin embargo la luz no alcanza al escritor, la pluma embebida en tinta, el tintero siempre del lado izquierdo  y el papel blanco, están intactos… desde hace mas de una semana han estado ahí, acumulando polvo tal y como su dueño.

Sin levantar la cabeza, el “Rey” toma de un costado de su trono, una botella de vino a medio tomar, bebe la mitad de un trago y queda en silencio, lagrimas del gran rey caen al suelo, el corazón de piedra que ostentaba tal figura, ahora esta cediendo al paso del tiempo, ya que las memorias pasadas de mejores tiempos lo persiguen tal cual cruz en su espalda, un susurro corta el silencio sepulcral de la cripta de su estudio.

-Virginia… -dice Edgar amargamente. –¡Virginia!, Virginia… Virginia, Virginia… Perdón… yo, y solo yo, soy el culpable de tu muerte, amor mío… yo te asesine, soy un asesino… ¿como permití que pasara esto…? No… no era mi intención que esto pasara, tienes que creerme… yo… solo quería una buena vida para los 2, no sabía a qué precio…

El silencio vuelve a presentarse en el alma del escritor.

-¡jajaja! Mírate… mírate Poe… – dice Edgar mientras levanta su cabeza- ¿ya tienes todo lo que quisiste? Dinero a montones, claro por un tiempo… Amor, Amor, Amor, que terminaste asesinando pero aun así lo tuviste… salud, jajaja ¡Salud!- Edgar toma un trago de la botella- tal vez por eso amo la soledad, ya que no soy un hombre sino una sombra en un mundo de sombras sin color, que el día que te fuiste amada mía… ese día yo también morí… y ya nada más importa…

El rey se reclina en su trono y contempla el acabado de su silla real.

-solo tengo recuerdos… que clavan dagas envenenadas en mi corazón, un puedo recordar, el momento en que por primera vez me senté aquí… y… tu al verme, esa frase que jamás podre olvidar porque está escrita con sangre y fuego en lo profundo de mi ser, “Que bien te vez Edgar, hasta pareces un rey en su trono solo te falta la corona…” aun recuerdo esas palabras que me ofrecieron la mas encantadora de tus sonrisas… “Virginia, yo solo soy un plebeyo, la realeza aquí es tu belleza jovial, mi querida y amada esposa” ahora… solo hay un eco hueco carente de calor…

-¿Qué significa la vida? Nada solo una ilusión de una verdad enmarcada con sangre… yo soy el culpable de mis penurias e infortunio de quien me rodea, “tuberculosis” jaja eso dice la ciencia de estos tiempos, pero yo se la verdad fue el precio… yo la mate y por eso he de sufrir un tormento, cada noche una nueva pesadilla, cada día culpa que me carcome el corazón, y entre cada transición de este el mundo físico, al mundo de los sueños voces atroces me hablan de cosas que no pueden ser pronunciadas por ningún humano…

Poe golpea su cabeza repetidas veces con violencia extrema la mesa, mientras los gatos maúllan y la luna ilumina su mesa una vez más… la sangre surge de su gran frente recorriendo los ojos y bajando por su mejillas anémicas como lagrimas de sangre mientras sigue llorando melancólicamente, rechina los dientes  acto seguido se levanta como un rayo con una sola mano tira  su escritorio esparciendo la tinta y el papel por el suelo, la expresión de su rostro es la de un animal, sediento de sangre.

-¡Malditos Gatos! ¡Cállense! Aléjense de mí ¡ya!

Edgar toma el librero situado a su costado derecho y lo tira hacia la ventana.

-¡Cállense! ¡¿Qué es lo que quieren de mí?! ¡No ha sido suficiente!

Allan da unos paso hacia atrás es cuando se resbala por la tinta, al caer puede ver un pequeño cuadernillo con el título “El cuervo: escrito por Edgar Allan Poe” sus ojos se inyectan de rabia, y como un demonio toma el cuadernillo y lo arroja por la ventana destruyendo el cristal que separaba su mundo con el mundo banal y cotidiano.

-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaa! – grita desesperadamente mientras se toma del cabello –¡salgan de mi cabeza!  -Mientras agacha la mirada y ve la sangre y la tinta mescladas escucha extrañas voces…-¡No! Yo nunca quise que mi esposa muriera… ¿qué? ¡Jamas! Yo la amaba más que a nada… ¡Mientes! Todos mienten, ¡déjenme en paz! ¡aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Edgar resbala una vez mas y su cuerpo queda lleno de sangre y tinta, vuelve a levantarse pero esta vez mas iracundo y violento que nunca.

-¡Malditos! ¿Qué mas pueden quitarme? A mí que yo ya lo he perdido todo…

-Edgar…

El corazón de el escritor se paro… un nudo en la garganta lo estrangulaba, su rabia y enojo se desvanecieron un instante al escuchar esas palabra de esa vos de ángel, su mano temblaba mienta se la llevaba al cuello,  en un movimiento lento con la cabeza se voltea para ver quien lo llama… él conoce la vos perfectamente pero… es imposible, sus lagrimas brota nuevamente.

-V… vi… Virginia…

-Edgar…

Un llanto incontrolable le impide el habla a Poe pero se arma de valor para pronunciar estas palabras

-lo siento…

– lo sientes… un asesino que siente haber matado a su víctima… no Edgar tu no lo sientes…

-perdóname… por favor… no soy nada sin ti… yo… yo,  yo solo quería una vida digna para dártela… nunca pensé que pasaría esto…

-Como un rey en su trono… te la pasaste regocijándote de tu éxito mientras yo te necesitaba, mientras yo te quería cerca, tú te alejaste, ¡tú me vendiste! Y para que… para escribir ¡Judas! Eres un judas, espero que tus 30 monedas de plata las hayas disfrutado…

-tienes razón… en todo… espeto en una cosa, yo no soy un rey y jamás lo ser… la única realeza aquí eres tu… Divina virgen de corazón de oro, no merezco tu perdón, solo a tu odio me he hecho digno pero por lo que llegaste a sentir por mí en aquellos ayeres de tiempos mejores ¿puedo pedirte un favor?

-Dime…

-regálame una sonrisa… y que esa es mi verdadera fortuna y ahora entiendo… que te deje morir desde antes… perdóname… Te amo y jamás deje de hacerlo… y nunca lo are

Virginia envuelta en lagrimas le sonríe a Edgar, una sonrisa cálida y llena de amor que hiso estremecer al corazón de Poe, incluso logro que el gran escritor sonriera una vez más, ambos se vieron  apasionadamente sin decir una palabra, de pronto  un gran y oscuro cuervo procedente del infierno cruza la ventana y se posa en el hombro de Poe.

-Ya es tiempo… dice el cuervo con una voz ronca y maligna

-lo sé… dice Poe de manera sombría

-Ven conmigo Edgar… Dice el fantasma Virginia desesperada.

-no… tu amor mío vas a un lugar al cual yo jamás podre ir… tu sonrisa es mi único tesoro, lo guardare en mi corazón hasta el final de la eternidad… Adiós.

El cuervo extiende sus las alas y la oscuridad empieza a absorber el cuerpo de Edgar, mientras Virginia empieza a llorar.

-te  perdono… Dice entre sollozos la difunta

Al  oír estas palabras Poe serié mientras se lo devora a oscuridad y lo lleva a su lugar de estancia eterna…

Edgar Allan Poe Murió el 7 de octubre de 1849, en la ciudad de Baltimore, cuando contaba apenas cuarenta años de edad. La causa exacta de su muerte nunca fue aclarada. Se atribuyó al alcohol, a congestión cerebral, cólera, drogas, fallo cardíaco, rabia, suicidio, tuberculosis y otras causas…

FIN