Capitulo XVIII El Tres Rostros | Forum

Si, ya subi el capitulo 18, esta vez lo hice temprano porque me di el tiempo, despues de intentar pasar el Penultimo Stage de Super Castlevani IV, me harte de perder y decidi empezar a escribir, ahora me retiro para seguir intentando patearle el culo a Dracula.

Capitulo XVIII
El Tres Rostros

-¡Esa zorra nos vio la cara!- Decía furioso Samuel a la vez que golpeaba la mesa con su puño, estaba junto con Gord y otros caballeros cruzados, en las grandes mesas del comedor.
-¿Que esperabas?, solo era un espíritu sin cuerpo, si nosotros no pudimos hacer nada…- Hablaba Gord pero Samuel lo interrumpió.
-La devolvimos a la vida a cambio de que convenciera al trastornado muchacho de que dejara de hacer… lo que hace, nosotros cumplimos aun y con el riesgo de mandar un espíritu maldito a las andadas, ¿Pero ella cumplió?
-Al final el trato es que fuera y hablara con el, al parecer nada funciono.
-Trate de actuar con fuego, y no funciono, trate la diplomacia, y también fracasó. ¿Qué debo hacer?, el tipo ese nos tiene aquí humillados. ¡Por dios! Somos la Orden de los Caballeros Templarios, soldados de Cristo, tenemos a Dios de nuestra parte, como es posible que un mocoso psicópata nos haya puesto en jaque.
En la sala del comedor, llegaron varios sujetos con sotana: los sectarios.
-Señor Samuel Borchel, tenemos que hablar con usted.
Samuel los siguió de mala gana hacia la sala de juntas en los cuarteles de la Orden, sabia que iba a recibir otro sermón más:
-Señor Borchel, debe saber que sus actos, han ido mas allá de una misión frustrada, ahora se han convertido en problemas para nosotros…
-¿De que esta hablando?
-De que por culpa de su guerra inútil, ha ocurrido esto- le entrego una recopilación de recortes de periódico, todos hablaban de hombres que habían sido arrestados, lo misterioso es que todos eran dueños de una compañía- Nuestros, contribuyentes miembros de la Orden, inclusive los miembros que pertenecían a los altos mandos del ejercito de todos los países, han sido arrestados. La CIA, la INTERPOL… todos se han percatado de nuestra existencia… ¿Hablan de nosotros como los nobles soldados de Cristo? No, hablan de nosotros como los terroristas de las cruces rojas. Sabe, nosotros sabíamos del escándalo que se haría al sitiar una ciudad entera, pero teníamos fe en que el problema mayor se solucionaría, y también esperábamos pasar desapercibidos, pero según nos informaron, algunos soldados soltaron la lengua… es extraño, nuestros soldados están entrenados para soportar la tortura, ¿porque empezaron a hablar?
-Tortura, tortura… el chico, el chico los torturo y a cambio de dejar de hacerlo, estos se le unieron, hubo traidores…
-Pues era su deber proteger a nuestros soldados, a los que le confiamos, pero eso al parecer no sucedió, ahora nuestros propios hombres están revelando la verdad. Pues Samuel Borchel, temo decirle que expulsarlo de la Orden seria inútil e injusto, si la Orden se va a hundir, usted se hundirá junto a nosotros.
-No pienso dejar la Orden, seguro que si nos encargamos del chico, las persecuciones podrían cesar, es ahora que se ha vuelto nuestra obligación encargarnos de el, aunque sea por el honor de la Orden.
-¿No sabe cuando rendirse Sr. Borchel? Pues bien, le daremos un último apoyo, ya no puede equivocarse, ha aprendido de sus errores después de todo, así que haga uso de todo lo que tenga la Orden a su disposición, después de todo, ya nada le puede salir mal.
-¿De todo dice? ¿Están seguros de darme todo lo que la Orden posee para terminar con esto?
-Absolutamente, todo lo que pida le será dado, armamento, soldados, todo a su disposición…
-Pues bien, quiero que La Sagrada Orden me permita la llave.
Los sectarios empezaron a murmurar por lo bajo:
-¿Y para que quiere usted la llave?- le decía nervioso el líder sectario.
-De nada me sirven los métodos convencionales, ahora que la Orden esta por desaparecer por mi culpa, es el momento en que debemos experimentar.
-Sabemos que la Orden esta por desaparecer, pero esa no es la escusa para ir a los extremos…
-Ustedes me prometieron todo, y lo tendrán que cumplir- Samuel desenfundo su espada.
-¡Osas levantar tu espada contra nosotros!, ¿Qué te has creído?
-Ustedes son una vergüenza para los soldados de Dios, se la pasan ahí de inútiles parloteando, creen que no me he enterado que su único interés es llenarse de oro a manos llenas, ¿Dónde quedo las aspiraciones de la Orden para trascender? Son patéticos vejestorios como ustedes los que hacen que continuemos siendo como ratas escondidas en las alcantarillas.
-¡GUARDIAS!
-Inútil, señores, la mayoría de los soldados están de mi lado, todos hablamos de cómo ustedes son unos inútiles.-Se escucharon disparos y choques de espada a las afueras de la habitación.
-Ahora, denme la llave.-Los Sectarios tuvieron que obedecer, a pesar de ser los representantes de valerosos caballeros, estos resultan ser unos cobardes.- Gracias, ahora quédense aquí y observen, como hacen su trabajo los verdaderos Caballeros Templarios.

Dias despues en las desérticas tierras de Israel, se encontraba n Samuel y Gord junto con varios soldados cruzados, todos estaban en un antiguo palacio Templario
-¿Así que te dieron la llave los viejos? ¿Qué es ahora lo que pretendes?
-Gord, me canse de las humillaciones, hoy, será el verdadero día que se me recuerde, como aquel que pudo ser capaz de derrotar al demonio.
-Dijiste que el no era un demonio…
-Lo se, pero para los viejos ignorantes, el sigue siendo el demonio, y esos viejos ignorantes, me pedirán perdón y seré conmemorado, aun por encima de Revoys- Entonces Samuel utilizo la llave que había arrebatado a los sectarios en una grieta de un muro, esta se abrió y se encontraron con un pasadizo que dirigía a un santuario, en el centro del santuario, se podía ver un altorrelieve de un hombre que parcia tener tres caras.- Durante los tiempos antiguos, los ignorantes del vaticano creían que eras nuestra deidad, lo que no saben, es que eres nuestra mas preciada presa que nuestra Orden haya cazado en siglos, pero ahora, serás mi camino al éxito.