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Aledabrán (cuento corto)
mayo 27, 2012
1:01 pm
EL FORERO DE LA MIERDA
En Vallhalla

Terror del Pollo Frito
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Aledabrán

(Tributo a Lovecraft)

Las olas del mar crujían en una noche tormentosa, mientras del agua un humanoide de rasgos reptilineos empezaba a emerger del agua, tenía la complexión de un hombre normal, salía a paso tranquilo, el extraño ser avanzaba hacia una gran casa que estaba en los límites de un pueblo, la gran casa era la famosa “casa Lovecraft” por haber albergado al escritor Lovecraft en vida, ahora la casa pertenecía a un escritor, al parecer estar en la exquisita casa le permitía conseguir inspiración para sus novelas de horror. El humanoide estaba cada vez más cerca de la propiedad. El crujido de las olas retronaba en los acantilados, el humanoide estaba a un paso de la puerta delantera, tocó la puerta y el hombre se sobresaltó, no se esperaba a nadie tan tarde y menos con esa tormenta. El escritor bajó las escaleras, su corazón latía con tal fuerza que se podía escuchar a través de las paredes. Abrió la puerta y el humanoide se había transformado en un hombre trajeado.

-Busco al señor John Dwarmer , ¿sabe dónde podría encontrarlo?

-Soy yo, ¿qué necesita?

-Tengo un mensaje para usted.

-Pase, tome asiento.

El “hombre” trajeado entró y se sentó en una silla junto a la chimenea, Dwarmer  encendió la chimenea y tomó asiento, sentándose enfrente del hombre trajeado y misterioso.

-¿El mensaje es algo importante?

-En efecto señor, el antiguo propietario de esta casa, sólo usted puede cumplir la petición.

-Proceda con la petición señor.

-El señor Lovecraft me pidió que le comunicara esto.

Un frío glacial recorrió la espina de Dwarmer, sintió el sudor frío corriendo por su cara, no podía creer que alguien tan joven hubiese conocido a Lovecraft, el hombre parecía tener unos 20 años, Lovecraft había muerto en el 37 y ellos estaban en el 85, John sabía que ese hombre no era normal, pero guardó la calma, no sabía cómo podía reaccionar el hombre trajeado, así que observó cómo el hombre misterioso sacaba una nota arrugada y reseca de su bolsillo.

-Al nuevo dueño de mi propiedad, a la mañana siguiente a la noche en que le sea entregada esta carta, necesito que vaya a la cueva que está en los acantilados de la bahía de Mudhole, en el interior de la cueva hay un cofre con unas instrucciones y varios objetos, le deseo la mejor de las suertes al cumplir las instrucciones.

-Escuche, no creo ser el sujeto que usted busca, yo sólo soy un escritor, no puedo hacer mucho por el señor Lovecraft.

-El ser un escritor lo hace más apto para la tarea señor Dwarmer, Lovecraft siempre confió más en los que tenían su misma profesión.

-No, me retiro de esto, no quiero formar parte, jódase señor, usted y Lovecraft, salga de mi casa.

El hombre puso la nota en el bolsillo de la camisa de Dwarmer y entonces Dwarmer observó una escena que ni siquiera sus mayores pesadillas podían fabricar, el hombre trajeado se transformó en una criatura de color verde, sus brazos se transformaron en las extremidades superiores  de una rana, las manos se transformaron en unas garras que parecían de coral, sus piernas eran ahora una especie de imitación de patas de cabra, pero a esas pezuñas le  salieron garras que parecían de coral, pero más duras, su cabeza se transformó en la de una rana, con una trompa de elefante en lugar de hocico, la horrorosa criatura se abalanzó sobre él, él trató de huir pero la abominación le cercenó ambos brazos, gotas de sangre decoraron las paredes, Dwarmer gemía de dolor, el horrendo ser del mar lo tomó por la cabeza y lo devoró, sus dientes en la trompa parecían navajillas de afeitar, Dwarmer sólo quedó reducido a una plasta de carne y jirones de tela. Entonces  despertó en el sillón de la sala de estar, sólo era un sueño, tenía sudo frío en todo el cuerpo, su camisa estaba pegada a su pecho, sintió algo en el pectoral izquierdo, era el mensaje que le había dado la horrorosa criatura, no se podía explicar por qué razón seguía con vida, no lo pensó dos veces, cogió una linterna, un encendedor, una cajetilla de cigarros y una mochila, antes de irse se preparó un trago y durmió unas 3 horas, se levantó a las siete de la mañana, cogió todo lo que iba a necesitar y se puso en marcha, en la bahía hacía mucho frío, extraño para esa época del año, caminó hasta el inicio de los acantilados y desde ahí logró divisar la entrada de la cueva, parecía una boca, como si el acantilado quisiera devorar algo, subió al borde y comenzó el corto pero cardíaco y peligroso viaje hacia la boca del acantilado, las olas se movían de una manera amenazante, John trató de no prestarles atención, pero era imposible, podía sentir a su corazón latir, a tal punto de creer escucharlo, sentía que el borde del acantilado se rompía, para darle paso a una muerte segura, finalmente llegó a su destino, el interior de la cueva era oscuro como un cielo sin estrellas, un cielo sin luna, tomó su linterna y se dispuso a entrar, el interior era muy húmedo, tanto que podía escuchar las gotas caer del techo, John sintió un frío gélido en su espina, sintió que su sangre se congelaba, sintió una respiración en la nuca, se volteó con rapidez y no había nada, entonces pensó que su imaginación le estaba jugando una mala pasada, pero en su mente sólo podía imaginar que en el interior de esa cueva debía existir un ser extraño, del tamaño de un hombre, ancas de rana, pezuñas de cabra, cabeza de sapo combinada con la de un calamar, trompa de elefante a manera de boca, dientes afilados, miles de dientes afilados, no le prestó atención a eso y siguió caminando, caminó lo que a él le parecieron horas hasta llegar al final de la cueva, barrió el área con la luz de su linterna y en el suelo divisó un pequeño cofre de madera, la madera se veía húmeda y desvencijada, estaba cerrado con candado pero llevaba la llave atada a un cordel atado al candado, tomó el objeto y lo depositó en su mochila, se colgó su mochila y se dispuso a salir de la cueva, tardó menos en salir de lo que tardó en llegar al cofre, el cielo se había puesto de un color café enfermizo, había rayos en el cielo, empezó a llover, el borde del acantilado se hizo más resbaloso, estuvo a punto de caer algunas veces pero logró llegar a la bahía, ya en la bahía logró divisar la tormenta desde un mejor ángulo, los rayos relumbraban en el cielo, las nubes ahora de una mezcla entre gris y café se movían de manera amenazante, la lluvia estaba helada, casi sentía cómo su cara se congelaba, corrió hacia su casa , cerró la puerta y puso la mochila en la mesita de madera de la sala de estar, se sentó y prendió un cigarrillo, pasó un rato antes de que se animara a mirar dentro del cofre, no podía creer que el cofre en realidad existiera, era irreal en extremo para él, se quedó mirando el cofre durante unos cinco minutos, sin moverse, sin mover un solo fragmento de su cuerpo, había algo en ese cofre que captaba su atención de una manera casi hipnótica, aún sentía el frío en su cuerpo, podía escuchar el repiqueteo de la lluvia en las ventanas, el ruido lo tranquilizaba, lo sacaba de un trance, entonces, abrió el cofre, adentro había una nota y una especie de pergamino antiguo, rasgado, seco, avejentado, también había una daga extraña, mango de hueso y hoja en forma piramidal, la piedra parecía una obsidiana, dejó esos objetos en el cofre, y leyó la nota, la leyó en voz alta.

-Instrucciones para despertar al gran Aledabrán, uno de los Primigenios, el señor del caos, de la destrucción, azote del universo conocido y desconocido, cada 1000 años los planetas se alinearon, la misma fecha en que esta carta sea leída, 1000 años antes los Primigenios despertaron, los planetas se alinearon, pero en esta ocasión, sólo Aledabrán ha de despertar, sembrará el caos infinito en la tierra, lo que se necesita es un sacrificio, el ser más amado para el elegido, deberá ser sacrificado en el hogar del elegido, mientras el eclipse aparezca y la lluvia sea helada como el hielo, sólo así Aledabrán despertará, 3 veces en el corazón, sólo así, el ciclo se cumplirá, sólo así, los planetas se alinearán, sólo así, el ciclo seguirá.

-Esto debe de ser una puta broma, mi ser más querido, 3 veces en el corazón, cuando la luna esté en lo más alto, se supone que hoy hay luna llena, así que tengo tiempo, ella tiene que estar en el pueblo, debo encontrarla, si no, tal vez sea mi fin.

Entonces cogió su teléfono celular, la última información que había tenido de Elena era que había conseguido trabajo como bibliotecaria en Mudhole, tenía que contactarla, tenía dos años sin contactarla, tal vez podía conseguir dar con ella y así sellar su capítulo en el ciclo, marcó el número de Elena en su celular y esperó a que alguien contestara.

-¿Aló? ¿Quién habla?

-Hola, Elena, soy John, John Dwarmer.

-¡John! Tiempo sin saber de ti, tienes que ponerme al tanto de lo que has estado haciendo, deberíamos vernos algún día de estos.

-Sí, sobre eso, ¿tienes planes?

-Hoy estoy demasiado atareada, pero tal vez podemos ir a mi casa a cenar o algo.

-Claro, ¿a qué hora sales de tu trabajo?

-A las seis de la tarde, pasa por mí, a las siete, tal vez tarde un poco.

-Allí estaré.

John tomó el periódico que estaba en el minibar, se preparó un trago y comenzó a leer, los informes meteorológicos indicaban que el eclipse, comenzaría a las diez de la noche, y duraría cuatro horas, esto significaba aún más tiempo para ofrecer el sacrificio al azote del universo, se bebió su Bourbon y subió a ducharse para esclarecer la mente, duró una hora en el baño, no podía alejarse del agua, pero tenía que estar listo para asesinar a Elena, salió del baño, eran las doce del día, entró a su estudio y decidió escribir algo, lo primero que le viniese a la mente, pasó una hora sin tener ninguna idea, decidió dejarlo allí, se preparó otro trago y encendió el televisor, duró 3 horas dormido, despertó a las cuatro muy acelerado, tenía que estar listo, no podía fallar ahora, era su vida o la de Elena, salió de su casa a las cinco con treinta, su auto le facilitaría las cosas, llegó a la biblioteca y allí estaba Elena, una mujer de cabello rubio, ojos verdes, hermosa, y exquisita a la vista.

-Hola Elena, mucho tiempo sin vernos.

-Dos años sin saber noticias de ti.

-Bueno, ¿nos vamos? Podemos ir a mi casa.

-Me parece bien.

Subieron al auto de Dwarmer y se dirigieron a la casa del mismo, por el camino comenzó a llover, la lluvia era parecida a la vista por Dwarmer en la bahía, cielo amarillo, lluvia helada, podía sentir el frío en el parabrisas sin tocarlo, en el camino hubo mucho tráfico por la tormenta pero llegaron a buena hora, al menos para John, entraron a la casa, Elena tomó asiento en el minibar, Dwarmer le preparó un trago y se pusieron al día.

-Bueno, he escuchado que eres un escritor, ¿cuántos libros has publicado?

-Hasta ahora he publicado una novela y una recopilación de cuentos, la novela se llama Obscurecido Por Las Nubes y la recopilación se llama El Gaitero A las Puertas Del Amanecer, el primero es una novela policíaca situada en los años mil ochocientos sesenta y los mil ochocientos ochenta.

– No los he leído, pero las críticas dicen que eres bueno.

-Supongo que sí, la verdad me entusiasmé mucho con Obscurecido Por Las Nubes, y ¿tú qué haces?

-Sólo soy una bibliotecaria, salario decente, vivo en un departamento, la verdad no tengo mucho para contarte, la verdad pienso que mi vida es un fracaso, ni siquiera los hombres se fijan en mí.

-Me sorprende, eres muy hermosa, bueno, dejando de lado este tema, ¿qué te apetecería cenar?

-No lo sé, tal vez comida china o lo que decidas preparar.

-Creo que prepararé pizza, es algo sencillo y rápido, tú ponte cómoda en el sillón, puedes encender el televisor si así lo deseas.

John entró a la cocina y comenzó a preparar la pizza, mientras tanto Elena se estaba quedando dormida en el sillón, John fue hacia ella para comprobar su estado, entonces comprobó que estaba profundamente dormida, entonces subió al baño y abrió el botiquín, tomó una botella de cloroformo y llenó un pañuelo con cloroformo, bajó las escaleras, despertó a Elena y le puso el pañuelo sobre la boca, Elena quedó inconsciente, despertó un tiempo después, en un cuarto gris, manos pegadas a la silla con cinta de ducto, John estaba frente a ella, con la daga en la mano.

-Lamento tener que llegar a estos extremos, pero es mi vida o la tuya, no tengo elección, si no hago esto, él vendrá y me matará.

-¿De quién hablas?

-El súbdito de Aledabrán, el azote de los universos.

-No tienes que hacerlo, debe haber otra manera.

-No la hay, ese es el problema, tengo que hacer esto, sin chistar, sin hacerme atrás, no puedo arriesgarme a fallar ahora, lo lamento.

Entonces John levantó la daga y la hundió en el pecho de Elena, entre los gritos y súplicas de ella y la lluvia de rubíes que caía sobre él, era hora de decir la oración para despertar a Aledabrán.

-Azote de los universos, gran Aledabrán, despierta de tu sueño de mil años, despierta del letargo, hoy te ofrezco la sangre de esta mujer joven a manera de sacrificio, que los planetas se alineen y puedas entrar a este mundo.

Entonces salió de su casa, a la bahía, a ver si algo estaba ocurriendo, se sorprendió al ver una escena asombrosa y aterradora a la vez, del mar surgía una especie de tenaza, dos para ser más precisos, entonces vio lo que nunca creyó posible, un cangrejo araña de ocho km de altura y 4 km de envergadura, un verdadero monstruo, sacado de una pesadilla, la criatura rugía de una manera tan gutural que parecía taladrarle los oídos hasta el cerebro, el cangrejo avanzó hacia el horizonte que era el mar, entonces del mar surgió el mismo humanoide que lo visitó, se transformó en un hombre trajeado y habló con Dwarmer.

-El gran Aledabrán le da las gracias, por ayudarlo a despertar, así como el señor Lovecraft también lo agradece, ahora en cambio por su labor recibe el derecho a pedir lo que sea.

-Si es así, quiero que todo sea como antes y tener un poco más de dinero.

-Bueno, si eso es lo que pide así será.

John despertó en su cama, eran las siete de la mañana, una mañana gris y lluviosa, como era de costumbre en Mudhole, se levantó de la cama y llamó a Elena, quería asegurarse de que seguía viva, pues él sentía una fuerte devoción amorosa hacia ella.

-¿Quién habla?

-Soy John Dwarmer, tu compañero de la universidad.

-John, tengo mucho sin saber de ti.

-Creo que podemos ponernos al tanto un día de estos, ¿qué te parece mañana?

-Me gustaría, nos vemos mañana frente a la biblioteca.

-Hasta entonces.

Todo era como antes, como si lo demás sólo hubiese sido una mala jugada de la mente, cogió la máquina de escribir y se puso a trabajar en una nueva novela, la cual se titulaba: “El Terror Del Fondo Del Océano”

Todo era perfecto, nada podía salir mal.

El tiempo pasó, dos años para ser más exactos, se casó con Elena y publicó “El Terror Del Fondo Del Océano”, el cual era su mejor obra hasta ese punto.

OBSERVAD UN SUBFUSIL THOMSON M1A1 MORTALES, MIRAD LO ÚLTIMO EN ARMAS PARA GÁNGSTERS.

junio 8, 2012
3:47 pm
ZAYAKANITO
NOOOO PUTO NOOOOOO

Híper-Mega-Obesidad...Mórbida
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Hoooo estubo genial , me encanta como metiste a lovecraft en tu cuento ^_^ a ver si te avientas mas asi

 

 

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