24 y 31 (Cuento) | Forum

24 y 31

No sé como iniciar esta historia, puesto que el principio escapa aun a mi entendimiento, lo único que se, solo son conjeturas… podría decir que ella despertó a las 5:30 de la mañana, tenía las mejillas frías al igual que sus manos, ya que suele sacar las manos de su cálido cobertor cuando está profundamente dormida, especularía si dijera que dio un largo bostezo a la par de un estiramiento rudimentario, trato de darse una sonrisa a sí misma y comenzó sus actividades; primero el baño, luego la ropa, posteriormente un desayuno ligero y a partir rumbo al trabajo.

La casa estaba en silencio, tanto sus padres como hermano estaban callados, hasta las mascotas no producían ni un sonido pero claro, eran las 6:30 de la mañana, la actividad en la casa comenzaría a lo mucho a las 10 am, ya que para la fortuna de muchos y la desgracia de algunos, es invierno, para ser más especifico  24 de diciembre.

A Melisa no le incomodaba trabajar en el hospital, ella era una orgullosa enfermera, me atrevo a decir que solo existían 2 cosas que amara en su vida; la enfermería y la música, ayudar a los demás le traía una satisfacción personal indescriptible, y la música le traía una especie de paz interior combinada con fuego que ciertamente soy incompetente para describir, el problema obviamente, eran las fechas, 24 y 31 de diciembre, ella no solía salir mucho, no hasta época reciente, donde sus labores se vieron dichosamente menguados, pero la oportunidad de divertirse en familia, se convirtió en un lujo, en nuestro moderno mundo que solo pude darse escasas veces al año, y bien ella se perdería 2.

 -Que frio hace… tendré que llevarme un suéter y otra cobija.

-Melisa, ¿ya te vas?

-Si ma…

-Está haciendo mucho frio ¡Llévate un suéter!

-Si ma…

-¿Ya desayunaste?

-Sí.

-¿Qué desayunaste?

– Cereal y algo de café.

-¿Llevas tu celular?

-No.

-¿Por qué no?

-Se me descompuso ma… ya te lo había dicho.

-Mmmm… bueno, está bien, ¿A qué hora regresas? Porque recuerda que iremos con tu tía a las 9.

-Supongo que como a las 8 de la mañana ya estaré por aquí.

-¿Llevas paraguas?

-No…

-llévate el paraguas.

-Ma… es Diciembre, ya paso la época de lluvias.

-Melisa… llévate el paraguas.

-Está bien…

– Bueno ya vete, ¡Se te va a hacer tarde!

-Adiós…

El hospital general de occidente, mejor conocido como Zoquipan,  es uno de los hospitales más modernos y más solicitados centros de salud de la ciudad, el lugar era muy grande, en su mayoría su exterior era de color blanco con unos cuantos adornos de color azul, el cual hacia que resaltara más su figura rectangular,  el camino a la entrada principal estaba constituido por losas acomodadas en parámetros irregulares en serie, (en forma de ladrillos en una pared) al costado derecho se encuentra un vistoso jardín lleno de arboles, que le da un toque de vida al lujoso hospital, en la parte superior de la entrada esta la leyenda de “Seguro Popular” y el logo de “personitas agradas de las manos” al lado izquierdo del logo en una pared ancha, la cual sirve como techo para el estacionamiento de las ambulancias y la entrada de los pacientes de emergencia, se encuentra el adorno con letras azules HOSPITAL GENERAL DE OCCIDENTE.

Eran las 7:45 de la mañana, Melisa caminaba rumbo al hospital, avanzo rápidamente el camino de losas, miro rápidamente a los arboles tratando de distraerse un poco, ya que el lugar se encontraba exageradamente concurrido y ella sabía que una vez cruzando esa puerta sería el fin de las distracciones.

-será un día pesado…

Y así lo fue…la jornada laboral  más que monótona fue extenuante, Melisa apenas tenía tiempo de pensar en todo lo que estaba perdiendo, “La cena Navideña,” en la casa de sus tíos, esa rica comida que sin duda seria pavo, ya que como su familia del lado de su madre en su mayor parte provenían del norte, se acostumbraba cenar eso en navidad, se imaginaba, la típica escena familiar,  primos y primas comiendo y bailando, tal vez le pedirían que tocara el chelo, tal vez su hermano contaría un chiste y todos se reirían como siempre, pero no… ella se encontraba en el hospital trabajando, no podía detenerse a pensar en cosas “sin importancia”  en el momento claro está.

El hospital era “moderno” con un inaguantable color blanco predominante con pequeños adornos en azul, largos corredores interminables, unos cuantos jardines y un par de elevadores, su imagen a simple vista era de una estancia de “primer mundo” pero como todos sabemos nada es lo que parece, el ambiente en los hospitales es una combinación increíblemente bizarra de alegría e incertidumbre,  vida y muerte bailan una danza de nunca acabar, gritos en Geriatría, gritos en Maternal, Gritos y gritos por doquier, el sonar de los pasos era un incesante zumbido que no menguaba pero… a ella eso le gustaba, le recordaba que todos trabajaban duro y ella se esforzaba el doble, los gritos simbolizan dolor y si sientes dolor es porque aun vives, el ambiente es tenso sí, pero en la noche… todo cambia.

Algo que solo saben los del “gremio” son las pequeñas cosas que incomodan de la enfermería, lo mal agradecida que es la gente ya que un enfermero/a no es un “Doctor/a” lo puercos y prepotentes que pueden ser estos, los riesgos con un mal diagnostico… ya que según la tipicidad de sus actos casi por regla general los doctores salían impunes y eran los enfermeros, camilleros, instrumentistas, paramédicos y demás personas que no son doctores las responsables, el siempre estar atentos, concentrados y calmados, siempre con un buen trato, bañar a los enfermos, lidiar con sus malestares, corajes y necedades ya que como no son doctores “¿Por qué escucharlos?” pero esto le no molestaba a ella, su amor a la carrera superaba con creses cualquier desventaja antes mencionada, lo que si le disgustaba un poco, eran los lugares para dormir…

Alguna vez te has preguntado… ¿Dónde duermen los enfermeros? Si eso se lo pregunta a cualquier profesionista de la enfermería te contestaría algo como “Dormir… jajajaja hace años que no duermo”, “Dormir… Dormir es para doctores”, “¿Qué es dormir?” “Dormir… yo no tengo tiempo para dormir”  pero la  verdad es que duermen, pero no los podemos ver, ya que sus lugares de descanso son… un tanto peculiares… en esta ocasión Melisa durmió en un pequeño cuarto, apenas cabía ella acostada, la verdad era afortunada ya que encontró un lugar para dormir acostada y no tener que usar una silla como cama o peor aun no dormir.

1:55 am del día 25 de diciembre del 2013, Melisa lleva una hora dormida, de ese tipo de sueño en el que aun estas consiente de tu cuerpo y cualquier cosas fuera de lugar te pone de nuevo alerta, es cuando un pequeño golpecito impacta contra su frente, “pap” pasa alrededor de un minuto y de nuevo “pap” los primeros 5 golpecitos pasaron como una mera molestia, algo que simplemente se puede ignorar, lo siguientes 5 comenzaron a tomar una increíble molestia para ella, pero el sueño era mucho… las siguiente 5 terminaron con su paciencia al sentir el agua fría rodar por sus mejillas y llegar a su oído izquierdo, abrió sus ojos verdes y observo que en el techo existe una gotera, y casualmente cae justo en su frente, su cara estaba empapada pero no fue sino que hasta que llego a su oído que su paciencia se termino, gracias a la insistencia de su madre ella tenía un paraguas, así que se le ocurrió la idea de colocarlo como una especie de “Escudo” contra la fuga de agua y ese goteo incesante, ella podía hacer eso porque su paraguas era pequeño, de color azul  lo coloco recargado en su hombro derecho así evitaba que el agua llegar a su frente pero surgió otro problema, el “pap” se convirtió en “¡pomp!” 5 gotas caían seguidas minuto a minuto en intervalos de 10 minutos entre cada tanda de 5.

-Así no se puede dormir…           

Melisa se levanto y busco que hacer, eran las 3:50 am, camino por los largos pasillos  mirando a los pacientes dormidos, por un rato verifico el pulso del Señor Jiménez que estaba en el Área de Cardiología, todo estaba bien, todo estaba estable, ella trataba de no hacer ni un ruido ya que, si despertaba a algún paciente la regañaría la jefa de enfermería, además en ocasiones se encontraban familiares pasando la noche en vela por sus seres amados, aunado a esto Melisa odiaba molestar a los pacientes a menos que fuese estrictamente necesario, salió de la habitación y dio un par de pasos…

Para ahorrar algo de energía y para la comodidad de los pacientes, las luces en la noche se apagan en los pasillos y dentro de los cuartos se atenúan, la única guía son unas pequeñas luces en la puerta de cada cuarto, así que la escena era un tanto siniestra, ella caminando por la oscuridad, con un silencio desgarrador y un frio de temporada que congelaba los huesos, pero la calma regreso cuando escucho de nuevo los ruidos humanos normales de cualquier durmiente, escucho a gente moviéndose de un lado a otro de la cama, ronquidos, algunos murmullos de compañeros, y claro gases, muchos gases, pero vamos esto le traía una risita interior, que aligera un poco la falta de sueño y un ambiente tétrico digno de una historia de King.

-Enfermera…

Una voz de una paciente, que estaba  en la habitación siguiente, sin pensarlo Melisa va a ver de qué se trata, pero  siempre de manera cordial.

-¿Qué paso corazón?

-Mi pica un poco el catéter.

-En un momento se lo acomodo señora.

-Soy Graciela Dávila, valla eres muy joven para ser enfermera…

Su voz no sonaba desacreditadora, era más bien como una mescla de ternura, asombro y curiosidad.

-Yo estudie enfermería, hace ya muchos años…

-¿sí? Y como era en aquel entonces señora, esto le dolerá un poco al acomodarlo… por cierto, me llamo Melisa.

Melisa acomodo el catéter y escucho atentamente a la señora, La señora Graciela Dávila Casillas, tenía 76 años, su pelo era originalmente negro ébano, pero con el paso del tiempo e impulsada por sus nietas decidió cambiarlo de color un par de veces, en ocasiones rojo, en ocasiones castaño… sus ojos era café claro, muy expresivos, sus cejas eran delicadas, su nariz era delicada y no muy pronunciada, sus labio superior era grande y largo, el inferior era pequeño pero igual de largo, ella era delgada, y empezaba a notarse sus huesos en los antebrazos y en las rodillas, su tez era morena clara, su cuerpo estaba lleno de arrugas, pero no parecía una anciana, aun no en sus buenos días, ella parecía de comienzos de los 50  y no a mediados de los 70.

-Melisa… que bonito nombre, Melisa, siempre quise ponerle así a alguna de mis hijas o sugerirlo para alguna de mis nietas o bisnietas…

-muchas gracias, señora.

-no me digas Señora, dime “Chela” así es como me dicen todos, te decía, yo estudie enfermería pero fue hace más de 50 años…

-50 años… son muchos años…

-Si… pero nunca termine, también estudie mecanografía, y ahí sí que me gradué cuando tenía 18 años, pero nunca trabaje… me case muy joven, ¿Cuántos años tienes? 

  -Tengo 18, Señora, perdón, Chela.

-18 años… a esa edad ya estaba casada…

-Si muy chica  Chela, debió ser muy difícil.

-Y que lo digas hija, ¿Puedo decirte hija?

-Si no hay problema, ¿Cómo le dicen sus nietos?

-Me dicen “Mamá Chela” perdona que te diga hija, pero es raro para mi, ver a alguien tan joven y que no sea mi nieta o sobrina.

-No hay problema, si quiere le puedo llamar “mamá Chela” no me molesta.

-Gracias hija, como te decía fue muy difícil, cuando tenía tu edad, mi marido me robo, antes se acostumbraba a robarse a las mujeres y luego casarse.

-Qué horror,  no me imagino que alguien trate de robarme y luego casarse conmigo.

-Eran otros tiempos… antes “tu hombre era tu cruz” y hasta que la muerte los separe, gracias a Dios ahora es distinto.

-¿Su esposo era malo con usted?

-Mi esposo… Mi Daniel… era… bueno, al principio era muy detallista, era muy guapo, alto, güero de ojo verde, pero luego cambio, fue un macho de su tiempo, bebía y era mujeriego, nosotros vivíamos de pueblo en pueblo, Daniel era comerciante, de los buenos, recuerdo que un día el me golpeo… y lo deje, pero, mi madre no me apoyo, y tuve que regresar con él, lo bueno es que me hizo una casa en Guadalajara por el barrio de Mezquitan, el se quedo en Sinaloa, y periódicamente me visitaba y en cada visita…

-¿La golpeaba?

-No jajaja Dios, no… “Encargábamos un nuevo niño.”

-O… y ¿cuántos hijos tubo?

-6

-6… son muchos.

-Jajajaja,  en ese tiempo eran pocos, yo tuve 13 hermanos, y habían familias que tenían hasta 20 hijos, como dicen los jóvenes… “no teníamos tele” jajaja

-jajaja…

-Hay hija hoy es navidad… Feliz Navidad.

-Feliz Navidad mamá chela.

-Gracias…

– ¿Por qué?

-Por estar aquí en navidad… y escuchar hablar a una anciana de sus viejas glorias…

-No hay de que, la verdad es que es un placer hablar con usted, mmm y que tal si me platica de sus nietos o sus hijos ¿A que se dedican?

-La mayor es maestra, el que le sigue es carpintero, una ama de casa, una psicóloga y otra maestra y también mi Oscar el murió.

-Lo lamento…

-No pasa nada hija… Mis nietos, tengo a 2 maestras, una chef, una psicóloga, una politóloga, 4 amas de casa, uno está estudiando leyes Emanuel es mi nieto favorito, uno está estudiando ingeniería eléctrica, un carpintero, otro que trabaja en una pizzería pero quiere ser maestro, una que también quiere estudiar leyes, y 3 en la secundaria dos niños y una niña.

– ¿Por qué Emanuel es su nieto favorito?

-Porque yo lo crie desde que nació hasta que fue a la secundaria, recuerdo llevarlo al kínder, era un amor, salía en todos los festivales, era “el ajonjolí de todos los moles” estuvo en la escolta, después verlo todos los días después de la primaria, jaja le hacia su sopa de arroz roja  con pollo cosido, le encantaban las piernas, llego un tiempo que diario comía eso, pensé que tarde o temprano le crecerían alas o le saldrían plumas por tanto pollo, en fin es como un hijo para mi, sabes la verdad es que se disfruta más a los nietos que a los hijos…

– Seguro que para el usted es una madre.

-Dalo por hecho, y tu hija ¿tienes novio?

-Jajaja no.

-Pero si tú eres muy bonita y amable.

– Gracias… hay 2 que 3 buscándome, uno es un escritor, de vez en cuando me escribe cosas, la verdad es que no tiene oportunidad pero le hace la lucha… usted sabe cómo es eso, el clásico aferrado.

-Si lo sé… esos son los buenos, hija, son los que nunca te dejaran, al final del día es lo único que importa que te quiera, pero bueno por otro lado si las cosas no resultan, siempre puedo presentarte a mi nieto, harían buena pareja, no es muy guapo pero tiene un buen corazón.

-Jajajaja lo pensare.

Melisa le dio una sonrisa y Graciela se la devolvió, luego de unos instantes “Mamá Chela” hablo.

-Se que ya te dije esto antes, pero gracias… por estar aquí, en navidad.

-Es mi trabajo…

-No es tu trabajo ser una dulzura de persona, y escuchar a gente moribunda en la madrugada.

Las lágrimas de la anciana comenzaron a brotar, Melisa la consoló por un momento, luego la abrazo, fue un abrazo cálido, familiar, como si realmente esta señora fuera su verdadera abuela, en mitad del abrazo sonó una canción de Paradise de Coldplay ella miro la hora eran las 5:30 am, tenía que marcharse, se despido de la señora y realizo sus actividades, de regreso a sus casa fue son su tía al “recalentado” luego se fue a acampar, esos días fueron fríos y lluviosos.

31 de Diciembre de 2013 Melisa regresa al hospital, regresa a hacer sus actividades, todo de nuevo, la misma rutina que tanto la llena, pero otra vez el pensamiento de saber lo que se estaba perdiendo cruzo por su mente, entonces pensó en Mamá chela y fue a buscarla, para tener otra agradable charla, cosa extraña ella no estaba…

-Tal vez… la dieron de alta… o tal vez… no, no lo creo, ella se fue con su familia eso es lo más seguro, además ella se veía bien, estaba muy lucida… preguntare por ella en recepción.

Melisa se sienta en la silla que esta junto a recepción, está un poco pálida y no deja de mover las manos, su reparación es un poco acelerada, ya que se entero de algo que la impacto, y no fue el hecho de que la señora Graciela Dávila Casillas había muerto o ido a su casa, sino que no estaba registrada ninguna señora Graciela Dávila Casillas, más se horrorizo cuando la encargada dio un rápido chequeo por la insistencia de la joven, descubrió que ella había muerto el 24 de Mayo del 2007.  

Melisa respiro, y luego se calmo, más allá del susto momentáneo muy adentro de si no existía el miedo sino un serena contemplación y una extraña paz, como un rayo llego una epifanía celestial, comprendió el significado delo verdaderamente importante en este tipo de fechas, la familia, el amor a su familia, al prójimo, a su trabajo y más importante a la vida.
No son las cosas materiales, no es la cena, ni siquiera se trata de la “Magia” las cosas son como son, lo importante es el amor, ser buenas personas y aprovechar el tiempo que nos queda en esta tierra, la navidad es una oportunidad para ser felices olvidando o perdonando el pasado, y el año nuevo es una oportunidad para el futuro y la esperanza que da día a día.

Melisa más que asuntarse, agradeció la lección que tuvo el 25 en la madrugada, miro al cielo y siguió trabajando y siendo mejor cada día, este cuento termina con la sonrisa de Melisa.

Fin