11:56 am
Fuertecito
mayo 20, 2017
Así como no soy adepto a los covers, tampoco tengo inclinaciones por los tributos, aunque eso no significa que esté cerrado a ellos; usualmente optaría por escuchar las versiones originales pero eso sí, no es raro llegar a encontrar excelentes demostraciones de cómo rendir homenaje a quienes fueron (o siguen siendo) fuente de inspiración. Por otra parte, es una práctica que puede ser de gran utilidad para acercar a las personas a todas esas bandas que terminan siendo íconos, pilares, referentes, etc.
Uno espera grandes cosas desde que ve la portada e inmediatamente capta sus referencias, principalmente a Infinite y Fourth Dimension. En definitiva el resultado es grandioso, tal como se esperaría de un proyecto que reúne a grandes artistas como Mike LePond (Symphony X), Mistheria (Vivaldi Metal Project), Bob Katsionis (Warrior Path), Patrik J. Selleby (Bloodbound, Shadowquest, Tales and Legends), Juhani Malmberg (quien fuera guitarrista de Kotipelto), entre otros. Por si fuera poco incluye la participación del mismísimo Timo Tolkki y Matias Kupiainen (actual guitarrista de Stratovarius). Con esto queda claro que la naturaleza de esta labor requiere de músicos talentosos, pero demanda, además, pasión y respeto.
Gracias a todo lo mencionado el álbum se destaca en diversos puntos. Hay piezas en las que nos podremos deleitar con espléndidos teclados y habrá otras donde las guitarras suenan increíble; no limitándose a esto, encontraremos también temas en los que el bajo y batería son una maravilla, tal como se puede apreciar en Father Time y S.O.S. Por su parte, el apartado vocal ofrece gran variedad, aquí destaco Hunting High and Low y Black Diamond por la interpretación a voz femenina, un giro bienvenido que le da gran toque a estos clásicos, pero eso si, no es un enfoque que vaya con cualquier canción puesto que en The Kiss of Judas sentí que no funciona igual de bien.
Anthems of the World dura 76 minutos repartidos en catorce pistas, cuatro de las cuales provienen del Destiny (1998), tres del Visions (1997), dos de Episode (1996), uno de Fourth Dimension (1995) y otro de Dreamscape (1994). Mientras que, provenientes de discos publicados del 2000 en adelante, tomaron solo una de los siguientes trabajos, Infinte (2000), Nemesis (2013) y Eternal (2015).
Luego de haber escuchado este álbum, tributo oficial a Stratovarius, me llevo una muy buena impresión. Además de atrapar la esencia de las piezas que forman parte del repertorio de la elogiada banda (como si lograr semejante proeza no fuera suficiente), en todo momento se percibe una reminiscencia al peculiar sonido del Power Metal finlandés, ese que ha dado el estatus de culto a los principales exponentes de su país.
Para la mención honorífica, me veo en la necesidad de elegir dos canciones al no poder decantarme por una u otra, son las que más disfruté y en gran medida se debe a la maravillosa interpretación de sus respectivos vocalistas. Por la intensidad que proyecta, tengo por un lado a Distant Skies; por el otro está Father Time, la capacidad de Iliour Griften es simplemente alucinante y logra llevarte a otro nivel con su demandante y pulcra técnica.
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