Una de las maravillas del género documental es que así como nos permite adentrarnos en temas que nos interesan o que ya conocemos desde nuevos ángulos, nos permite también acercarnos a lo desconocido, a lo anodino, a lo que no conocíamos ni pensábamos que necesitábamos conocer y verlo bajo una nueva luz. «Finding Vivian Maier» no es que nos descubra la fotografía, pero sí su misterio. Uno de tantos misterios.
Cuánto misterio.
John Maloof, co-director y nuestro guía por esta historia, era un joven buscando fotografías viejas para ilustrar un libro de historia de la ciudad. En una subasta compra una caja repleta de fotografías que, aunque no le sirven para lo que las necesitaba, le parecen fantásticas y de cuyo autor, Vivian Maier no logra encontrar nada. Inicialmente, además de comprar todas las demás cajas con fotografías de la misma procedencia, que no eran poca cosa, parecería que la historia no llegaría más lejos, si no fuera porque la espina de una pequeña obsesión comenzaba a encontrar su espacio. Además de subir varias de las imágenes a internet, algún tiempo tuvo que pasar antes de que decidiera embarcarse en una odisea por descubrir quién era esa mujer detrás de la cámara.
Las selfies en aquel entonces.
Vivian Maier era un nombre en las cajas de cientos de miles de fotografías y un rostro recurrente que se miraba a sí mismo sin emoción. Era también una mujer que vivió toda su vida de niñera y de la que muchos de sus conocidos ni siquiera sabían que tomara fotografías. Los primeros testimonios no pueden conciliar ambas imágenes: una mujer fría, tosca, que nunca consiguió intimar del todo con aquellos a su alrededor, de quien los niños (ya convertidos en personas adultas) que cuidó hablan con sentimientos encontrados, o una extravagante mujer fugaz de quien todos narrarán las manías más increíbles, o una increíble fotógrafa que capturó las escenas más diversas, más humanas y más bellas para nunca compartirlas con nadie.
Aunque una vez guiado en la investigación no resulta especialmente difícil obtener los datos, no se trata de un rompecabezas exacto en el que uno puede recrear por completo el perfil de un ser humano. Las inconsistencias, las verdades a medias, las patologías nos ayudan a intuir ciertas cosas de Maier pero nunca imaginarla por completo. Sin embargo, a lo largo de estas historia y el modo en que Maloof la va construyendo (no pensada únicamente para el documental sino en un intento real de reconocer el talento de una excepcional fotógrafa) nos vamos encontrando con otros temas: el descubrimiento de lo humano, la apreciación de la fotografía como tal, la situación de artistas desconocidos y de reconocimiento póstumo y el modo en que son tratados por el ‘mundo del arte’ (cuyas leyes arbitrarias podemos conocer gracias a muchos otros documentales). Cada una de estas piezas es un universo en sí, y el unirlas a través de la increíbles imágenes de la muy limitada selección que se nos puede presentar, consigue concretar una pieza que sin duda raya entre el realismo y la fantasía.
«Finding Vivian Maier» era una de las nominadas favoritas en los Óscares 2015, pero perdió contra la también fantástica (y mucho más americana – aunque también, paradójicamente, anti-americana ?) «Citizenfour» sobre Edward Snowden». Con un tema mucho más personal y limitado, es un documental que apela al amor al arte, a lo misterios, a las incongruencias humanas y a las obsesiones que nos llevan a perseguir historias viejas que han empezado a desdibujarse.
«Finding Vivian Maier» es un documental estadounidense del 2013. Dirigida por John Maloof y Charlie Siskel («American anarchist»), con la intervención de muchas gente desconocida y algunos pocos conocidos. Tiene 7.7 estrellitas en imdb, 7.2 en filmaffinity y 95% en el tomatometro. No tiene desperdicio para todos aquellos que estén buscando descubrir nuevas historias. La pueden comprar en streaming en Amazon.