La obra de Junji Ito, quizás el mangaka de terror más reconocido actualmente, se distingue entre sus sagas (relativamente cortas, pero por las que es mayormente reconocido) y un amplio mar de historias cortas que se agrupan en antologías o que se encuentran libremente como si siempre hubieran estado esperando por ti en algún rincón oscuro: sillas que esconden terribles secretos, lenguas que pasan de una persona a otra, niños con clavos en lugar de dientes. Originalmente las piezas cortas se recopilaban en publicaciones bastante generales, «The Junji Ito Horror Comic Collection» (hasta el volumen 16) y «Museum of Terror» (hasta el volumen 10), antes de que él o sus editores se dieran cuenta de que ya tenía la suficiente reputación como para darle un toque personal a cada uno de estos conjuntos. «Voices in the dark», título elegido por su editor pero que a Ito le gustó tanto que no descarta volver a usarlo (¿hasta alcanzar una nueva decena de volúmenes? lo descubriremos algún día), es un conjunto de siete historias originalmente publicadas en revistas y que nos recuerdan que, si bien el estilo del autor es bastante particular y reconocible, todavía sabe en qué pasillos de la mente humana adentrarse para acercarnos al horror.
Permítanme ilustrar con un ejemplo.
Si uno ha leído ya varias piezas de Junji Ito, seguramente reconocerá esa sensación de adentrarse en terreno tan conocido como inesperado. Elementos que se repiten una y otra vez, pero giros e historias que no dejan de sorprendernos. «Voices in the dark» no juega tanto con las posibilidades del cuerpo como los caracoles imposibles de Uzumaki o los mil rostros de Tomie, pero sin duda no deja de recordarnos que todo en el mundo físico es proclive a corromperse. Anorexia, vampirismo, comediantes, espíritus de los vivos, inundaciones, ilusiones, casas embrujadas, hijos no reconocidos, aceites, personas como estatuas, un hombre llamando cada noche a la misma puerta. Cualquier cosa es una excusa y una oportunidad para adentrarse en esa oscuridad e invitarnos a pasar.
Todos los tipos de horror.
Uno de los temas recurrentes en este conjunto de historias es la culpa y el modo en que puede consumir al ser humano e incluso a la propia realidad. Más que los elementos paranormales, que van de lo corpóreo a lo fantasmagórico, son las emociones las que guían estas historias, arrastrando con todo a su alrededor. Amores tan desesperados que lo llevan a uno hasta los huesos, hogares tan asfixiantes que literalmente se empañan de malos sentimientos. En todos los casos los protagonistas entran en contacto con esta poderosa y devastadora fuerza y se ven atrapados por ella. Obligados a reír hasta no poder respirar, a perdonar mil veces a alguien, a dejarse llevar por una ilusión de años. Es como si después de tanto horror físico, tanta criatura malvada pero tangible, Junji Ito nos recordara que lo peor siempre está dentro de nosotros mismos.
Justo lo que uno quiere encontrarse al regresar a casa.
En un punto en que su estilo ya está perfectamente logrado, y prescindiendo de sus personajes de mujeres perfectas, las líneas logran capturar perfectamente su definición de horror pero sin abusar de ellas, aprovechando las viñetas necesarias, la escena perfecta, para detenerse en esos detalles exagerados que sin duda lo caracterizan y que dan un ritmo adecuado al género. Sabemos la clase de pesadillas que puede recrear con sus trazos, pero también que una historia se cuenta por pasos y que no todos necesitan una profusión exagerada de sangre o cuerpos mórbidos. «Voices in the dark», sin contar con historias ampliamante reconocidas, define un punto de equilibrio en su carrera y demuestra qué es lo que lo ha consagrado como un gran maestro del terror.
Como, finalmente, son historias que se pensaron de manera independiente y que hasta después se agruparon en una sola publicación, resulta difícil hablar únicamente a nivel general de ellas. Personalmente, las mejores historias del conjunto me parecen «The ghosts of golden time», de una pareja de comedias que son tan malas que el público no puede dejar de reirse, «Mystey of the haunted house», de una atracción de casa embrujada que llega a un pueblo y nadie puede salir de ella sin verse afectado, y «The earth-bound people», de personas que un día deciden convertirse en árboles o estatuas vivientes y no volver a moverse de un solo sitio. En ellas se encuentra el estilo usual del autor, sus fijaciones reiterativas, pero inspiraciones nuevas. Personajes femeninos representados a la inversa, toscos, mórbidos, casas del terror cuyo terror tarda tiempo en ser desenmascarado, problemáticas del cuerpo que resultan inquietantes precisamente porque el cuerpo, tal como lo conocemos, sigue ahí, inalterable, pero al mismo tiempo inamovible.
Y ya que se trata de un conjunto breve de poco menos que 250 y que, como buena obra de Ito, te atrapa desde el inicio, resulta una lectura rápida pero no por ello menos fantástica. Si por fantástico entendemos: con infinitas posibilidades para el horror.
Realmente me gustaron estas historias; e leido mucho de junji y a estas alturas yo no diría que el terror es lo que me encanta de sus mangas sino sus extraños mundos y esa narrativa. mis historias favoritas fueron la de la casa de lo sustos y el fantasma.