Siete años atrás un cataclismo epidemiológico barrió a la mayoría de la población del mundo (o de Estados Unidos o más concretamente de Nebraska). Además de las numerosas muertes y el caos propio de un apocalipsis de cualquier naturaleza, esta enfermedad trajo también un extraño efecto secundario: todos los bebés nacidos después de la epidemia son híbridos de animales.
Probablemente no lo primero en lo que pensamos cuando leemos ‘bebés híbridos animales’.
Gus es un niño-venado, vive únicamente con su sobreprotector padre en un cabaña en medio de una reserva natural y no sabe más del mundo que las terribles visiones bíblicas con las que ha crecido como cuentos para dormir. El mundo arde en llamas y todos los pecados fueron llamados por Dios a su muerte, él tiene que seguir una serie de reglas si no quiere hacer enfadar a ese mismo Dios y es por eso que no debe salir nunca del bosque, huir ante cualquier otra criatura y no confiar en nadie más. Pero aunque han pasado varios años desde el contagio, eso no es garantía para los supervivientes, la enfermedad puede aparecer en cualquier momento. Para los híbridos no. Y Gus ve cómo su padre se deteriora, muere y se descompone dejándolo solo en ese mundo que no conoce y que no alcanza a comprender.
El inicio de la trama es el encuentro entre Gus y Jepperd, un hombre que lo salva de ser atacado por unos cazadores. Gus lo ve como el salvador que se le apareció en sueños y Jepperd le pone el sobrenombre que da título a la serie gracias a su recién descubierta afición por los dulces. Pero ese idílico «encuentro de Mad Max con Bambi» (eslogan con que algunos se refieren al cómic) apenas está a punto de explotar, cuando Gus descubra que en ese mundo que todavía no conoce realmente no debería haber confiado en nadie.
«Sweet Tooth» es una serie de 40 números que se publicaron entre 2009 y 2013, escritos y dibujados por el artista canadiense Jeff Lemire y publicado por Vertigo Comics. Por su naturaleza mensual, el contrato inicial sólo tenía programados los primeros doce números, los cuales apenas contemplaban los dos primeros tomos y ni siquiera el primer arco argumental completo. Y quizás esta misma naturaleza es la que marque un ritmo en la historia que le da un toque impredecible más a la estructura de la misma que a la trama en sí.
Aunque la historieta completa se divide en seis grupos, en cuestión de arcos argumentales podríamos resumirlos en tres: la primera aventura y desventura de Gus y Jeppard, que ocupa los tres primeros («Out in the deep woods», «In captivity» y «Animal armies»), el final que es básicamente el último tomo («Wild game») y el modo en que conectan estos dos puntos extremos («Endangered species» y «Unnatural habitats»). Y aunque Lamire insista en que siempre supo cómo terminaría todo, el recuento final nos deja una sensación de que sólo la primera parte fue realmente construida y posiblemente pensada para cerrar de manera autoconclusiva si todo salía mal. Tras ese éxito inicial, parecería que Gus y sus acompañantes siguieron su camino, junto con el autor, sin tener demasiado claro hacia dónde se dirigían: hacia el misterio que esa puesta en escena tras abrupta escondía desde un primer momento.
Aunque creo que la distribución de la trama no es la mejor, al conseguir un gran inicio y un final que se aleja bastante de lo que parecía ser su primera propuesta, «Sweet Tooth» es sin duda una historia que gana muchísimo con su arte tan irregular, que pasa de lo infantil a lo siniestro, de lo burdo a lo fantástico con una naturalidad extraña; y también con la conformación de algunos de sus personajes, principalmente Gus y el concepto general de los híbridos, al tratar de convertirlos casi en un símbolo (uno que pierde un poco su sutileza con su tratamiento final). Entre un punto y otro del viaje, entre referencias a otras expresiones culturales, los sentimientos de Gus permean todo su universo a través de sus sueños, sus miedos, las ideas proféticas apocalípticas de su padre que todavía pueden seguir contagiando después de haber muerto. Por débil o poco convincente que pueda parecer la trama en algunos momentos, por mal manejada que pueda parecer un muchos momentos la violencia (como si fuera necesaria para justificar la presencia en la línea Vertigo), son estos momentos los que siempre consiguen mantener la historia, transformarla, mostrarnos con otros ojos (otros estilos visuales) lo que está pasando.
No se trata de la obra más popular del autor y, aunque no he leído nada más de él, da la impresión de ser un punto medio en una trayectoria que venía de la reconocida trilogía de Essex County (el trasfondo de «Sweet Tooth», pese a estar estrictamente ambientado en Estados Unidos, también está inspirado por su infancia en Essex, Canadá) y su trabajo más mainstream en DC Comics, donde es más usual que trabaje con otros ilustradores.
Aunque hay cosas que no terminan de convencerme de «Sweet Tooth», creo que es un buen ejemplo de la diversidad y madurez que busca Vertigo en su línea, y una propuesta interesante que consigue conjugar elementos muy variados en un no tan usual futuro apocalíptico. Ni tan Bambi ni tan Mad Max,esta distopía canadiense sin duda tiene mucho que ofrecer, especialmente a quienes están buscando temas diferentes en los cómics.
Sí hay partes uuun poco Bambi. Just for the record.
Pueden comprar «Sweet Tooth» en el Péndulo en edición especial en inglés.
Checare los otros trabajos del autor a ver si me convence.
Estuvo muy bueno Sam,Bambi con Mad Max jajajaja,me llama mucho la atencion que maneja bastantes tipos de dibujo e ilustracion en el comic.Buena reseña ;-)