Entre el Junji Ito de sagas contundentes y el de las historias cortas, se encuentra «Black Paradox», un conjunto de seis números alrededor de una historia que parece siempre a punto de dividirse en múltiples universos. Esa es, quizá, parte de la paradoja donde nace la historia: título y sitio web de encuentros entre suicidas donde se conocen los cuatro protagonistas.
En una estación se encuentran cuatro personas vestidas de negro. Sólo conocen de los demás los nicks con los que escriben en la página: Marusou, Taburou, Piitan, Baracchi. Los cuatro han decidido morir y han acordado hacerlo juntos, por lo que emprenden un viaje para alejarse de la ciudad y poder llevar a cabo su objetivo. En el camino, sin revelar de sus identidades más que lo estrictamente necesario, cada uno cuenta las razones que lo han llevado hasta esa irreversible decisión. Extrañamente, en todos los casos parece prevalecer la idea del horror del doble: el encuentro con un doppelganger, la imagen del otro lado del espejo, premoniciones de uno mismo, la reinvención artificial del propio cuerpo. Como es habitual en las historias de Ito, estos detalles, en apariencia casuales, parecen confirmar la idea de que el horror está dentro de nosotros mismos. No podemos escapar de él. Y si la muerte parece una puerta fácil, es obvio que los protagonistas no podrán acceder a ella.
Partiendo de un tema usual en la ficción japonesa como son los sitios webs de suicidio y los pactos que pueden generarse a través de ello, Junji Ito consigue llevar la historia a su personal terreno del horror corporal y lo surreal. En el primer número, lo que podría haber sido un episodio autoconclusivo parece alargarse ante la necesidad de alcanzar la muerte. Para el segundo encuentro, cuando el grupo se decida una vez más a morir, tocarán una vez más a la puerta equivocada. Piitan, el más convencido de todos, regresará de la muerte y de sí mismo vomitando una extraña esfera a la que eventualmente llamarán ‘paradoxical night’. Varios elementos del autor se conjugarán así en la trama más definida de la serie: las posibilidades del cuerpo, la obsesión por lo desconocido, el encuentro entre mundos, la degradación de la realidad. Si es necesario poner en palabras el rumbo de la historia, baste decir que el retorno de Piitan abre una puerta al mundo de los muertos a través de su píloro (parte del estómago cuyo nombre en japonés significa ‘puerta de los espíritus’ [gracias, Japón]) por medio de la cual puede acceder a esas abundantes y peligrosas esferas, fijación que en todas las personas a su alrededor suplantará a la de la muerte.
En varias reseñas se ha señalado que dista de ser la obra más lograda de Ito, sobre todo si la consideramos en la misma línea de «Uzumaki» o «Gyo». Pese a tratarse de una saga corta, la línea central dista de ser firme y esto puede dar la impresión de que el autor no sabía siempre qué es lo que quería hacer con ella o que, por otra parte, es mucho lo que se pretende retratar y esto hace que uno siente que el resultado no es tan sólido. Y aunque todo ello es cierto, las posibilidades del horror características de este mangaka brillan maravillosa y grotescamente en varios momentos. Dejando de lado elementos tan seguros como la estética (tenemos aquí un Ito luciendo toda la madurez de sus trazos), hay subtramas y viñetas que cumplen a la perfección con el objetivo de sumergirnos en lo más horrible de la esencia humana, aquí distorsionada y transformada hasta lo irreconocible. Mientras que, por otra parte, es posible que este juego de posibilidades en las que la historia se van desgranando constantemente sea un intento no tan bien logrado de llevar esa trama de dobles de su primer capítulo hacia un absurdo infinito.
El tomo se completa con dos historias cortas: «The licking woman», mucho más en la línea usual del autor y quizá con la que se convertirá en una de mis viñetas favoritas de él, y «Mystery pavillion», microficción que parece representar un futuro post-«Gyo».
En conclusión, el no tratarse de la mejor recreación del monstruoso universo de Junji Ito, no va a evitar que adentrarse en él sea siempre una experiencia que vale la pena.
Aparentemente pueden comprar «Black Paradox» en español en el sitio web de Liverpool (si alguien se aventura a comprar mangas por medio de Liverpool, espero me cuente cómo resulta la transacción).
la verdad no soy seguidor del genero de terror en cualquiera de sus formas, pero igual me leo estos escrito, gracias sam
Junji Ito Rules! Yo lo conocí gracias a ti Sam, ésta no me la he leído, se ve que es lo suficientemente interesante.
Me encantan los mangas de Jinji Ito, el es mi mangaka de terror favorito.
Black paradox me gusta, pero concuerdo con la opinión de que no es la obra mejor lograda incluso para lo corta que es.
Por si a alguien le interesa comenzar a leer las obras de este autor, les recomiendo leer Yami no koe, es una recopilación de relatos cortos en un tomo y tiene una segunda parte llamada Shin yami no koe.
Perdón, escribí mal el nombre del autor, es Junji Ito
Gracias, no sabia de esa recopilacion. y eso que si habia leido mangas de ito antes.