Cine 02: Una niña maravillosa

A sólo unos días de la entrega de los Oscares…

Eso de «Una niña maravillosa» no tiene perdón. No sólo porque nos recuerda que los que traducen los títulos en México asumen que somos idiotas que no podrían interesarse por una película con un título mínimamente complejo (además ¿a qué público va dirigido eso de ‘una niña maravillosa? ¿a madres jóvenes?), sino porque, además, el título en inglés es bello y tiene una perfecta traducción al español: «Bestias del sur salvaje». Pero está claro que el público sólo quiere ver niñas maravillosas y no BESTIAS, ¿verdad?

Se ve que ese pollito trama algo.

La película seguro que les suena de algo porque lleva un rato en cartelera, está nominada a varias categorías en la sonada próxima entrega de premios de la Academia (*LA* Academia), y porque se ha llevado bastantes otros premios a su paso por diversos festivales en el mundo (incluyendo mexicanos).

La trama se centra en una pequeña comunidad del sur de los Estados Unidos, una pequeña isla aislada de las sociedades de *tierra firme* donde convergen una serie de individuos que han aprendido a amar el sitio donde han crecido, pese a sus inconveniencias. Entre esos individuos se encuentran Hushpuppy (la niña maravillosa) y su padre Wink, cuya relación no es especialmente sencilla. Ahora que una peligrosa tormenta amenaza la pequeña isla, los habitantes de tierra firme los invitan a abandonarla, pero la posibilidad de morir a manos de la naturaleza no será amenaza suficiente para esos difíciles individuos que han sobrevivido hasta el momento en Bathtub (gran nombre para una medio utópica y ficticia isla-comunidad).

La estrategia de ‘el mundo visto a través de los ojos de un niño’ no es que sea particularmente original. Ni siquiera en casos como éste, donde el mundo no sólo es ‘adulto’, sino también bastante cruel e inmediato. Y si bien Hushpuppy no deja de ser, finalmente, una niña de seis años que trata de lidiar con todas sus pérdidas y con el difícil carácter de su padre, consigue filtrar los acontecimientos a través de una estructura entre lo científico y lo fantástico que es lo que marca el tono de la película, dándole su particularidad y su potencial de captar a un público que podría creer que ya se ha dicho todo respecto a temas similares.

El director, Benh Zeitlin, es hijo de folkloristas estadounidenses y trabajó durante mucho tiempo esta idea de retratar una historia entre la realidad y la mitología del sur de su país. Hushpuppy, al igual que los demás niños en Bathtub, toma unas clases bastante particulares con una improvisada maestra/médico naturista que les enseña las tradiciones del lugar como si fuesen una verdad absoluta. Lo cual, mezclado con lo que la niña puede aprender desde la televisión, se reinterpreta en un discurso donde ella le da sentido a su vida creyendo que todo lo que hace será algún día evidencia que servirá a los científicos del futuro para entender el mundo. Siendo que ese universo íntimo que representa para ella Bathtub, significa para ella todo el mundo conocido.

These are the days of our lives.

La película se basa en un guión de Lucy Alibar que originalmente fue una obra de teatro, «Juicy and delicious». De un niño que tiene que lidiar a su manera con la cercana muerte de su padre (no estoy spoileando nada, tranquilos). Resulta un poco difícil imaginar cómo debió ser la puesta en escena de la obra, con apenas un acto y un par de personajes, sobre todo si tenemos en cuenta que en la película otro de los protagónicos más interesantes resulta la isla misma, su naturaleza y su capacidad como amenaza.

Sobre todo la parte en la que cobra vida y tiene que duelearse con la niña.

La obra fue parte del proceso de duelo de su propia autora, quien al momento de adaptar al cine creyó que resultaría mejor recuperar el género del personaje protagónico como una niña. Ella misma ha declarado en algunas entrevistas que la relación entre padre e hija, cuando se encuentra desprovista de otros elementos (en este caso, la madre ausente y sin ningún otra referencia familiar) se torna complicada y no ha sido demasiado abordada cinematográficamente. Según sus palabras, porque un padre no siempre sabe bien cómo tratar a las niñas, si como un niño más o si como ‘pequeñas mujeres’. Hushpuppy se encuentra en este punto ciego, magnificado también en la relación que su comunidad guarda con el resto de la ‘civilización: su padre trata de dejarla libre, de hacer de ella *el hombre* que se quedará a cargo cuando él ya no esté. Pero esta libertad tiene sus propios sacrificios y la tormenta que llega a la historia no es solo un fenómeno natural sino también emocional y mitológico.

Porque nos prometieron bestias y nos tienen que dar bestias.

El proyecto tomó varios años y son curiosas varias de las anécdotas de cómo salió adelante la producción manteniendo su condición de independiente. El director y la guionista trabajaron sobre un guión que se fue adaptando a las necesidades tanto del rodaje como de la historia, donde la elección de actores era un factor decisivo porque no querían delinear un personaje y luego buscar al actor sino al contrario. Y así llegaron a Quvenzhané Wallis (creo que jamás memorizaré su nombre) y Dwight Henry, sus dos protagónicos que sin haber actuado antes consiguieron darle a la película toda la fuerza que requería la historia.

Quvenzhané Wallis fue elegida entre unos 5 mil niños que audicionaron para su papel cuando tenía apenas 5 años de edad. De hecho tuvo que mentir para poder siquiera audicionar porque el mínimo de edad que requerían era de 6 años. Cuenta el director que la eligieron porque al pedirle improvisar una pelea con el productor (para ver qué tan adorable se veía enfurecida, asumo), se negó a arrojarle una botella a pesar de que el director se lo pidió: ‘porque arrojar botellas está mal’. Prueba de ‘adorable-ness’ aprobada. Ahora es la actriz más joven en ser nominada al Oscar a Mejor Actriz Protagónica, y eso que ya tiene 9 añitos. La verdad es que yo voy a hacer un coraje tremendo el domingo cuando le den el premio a Jennifer Lawrence o Jessica Chastain cuando no hay punto de comparación con esta pequeña o con la ‘actriz de mayor edad en ser nominada al Oscar a Mejor Actriz Protagónica’, Emmanuelle Riva quien también compite este año (por su papel en «Amour»).

El caso de Dwight Henry fue, si acaso, todavía más curioso. Él en realidad era el dueño de una cafetería/panadería frente al sitio donde el equipo de producción estaba trabajando. Ellos iban al café, tomaban su desayuno, y platicaban. En una de tantas invitaron a Henry a que fuera al casting por el papel de Wink y, aparentemente, rockeó sus mundos. Pero Henry estaba en plena mudanza a una cafetería más grande y se negó porque, supongo, su sueño en la vida era tener una cafetería más grande, y no ser actor ni nada por el estilo. Unos cuantos ruegos después tenemos su más que excelente participación en esta cinta y su injusto olvido en la entrega de premios, donde el correspondiente seguro que irá a Hugh Jackman, por conseguir exitosamente que Wolverine cante durante tres horas ininterrumpidas.

Lo cierto es que resulta entre curioso y grato encontrarla tan presente en tantas categorías, tanto como que haya conseguido colarse a tantos festivales importantes consiguiendo críticas tan positivas. Porque se trata, finalmente, de una producción independiente que tardó años en poder realizarse sin traicionar las intenciones iniciales de sus autores. Y si vemos al resto de las películas que engalanan las nominaciones este año, nos encontramos con tantas super producciones y ultra-nacionalismo que da gusto al menos ver un par de logros genuinos colarse por allá. Yo no me voy a los extremos de verla ni como ‘un clásico instantáneo’ ni caer en la trampa fácil de que su único mérito es el intento de realismo fantástico. Me parece una película sencilla que casi a modo de fábula-mito consigue recrear un mundo íntimo en toda su complejidad.

Y ya veremos cómo le va.

«Beasts of the southern wild» o «Una niña maravillosa» (o «Bestias del sur salvaje», por favor») es una película estadounidense del 2012 dirigida por Benh Zeitlin y protagonizada por Quvenzhané Wallis y Dwight Henry (todos célebres desconocidos hasta ahora). Tiene 7.4 en imdb y es un 7.4 real, no como el de «Mi novio es un zombie». Todavía está en cartelera en varios cines y supongo lo seguirá estando al menos una semana (o semanas) más.