«The kingdom of dreams and madness», Mami Sunada

El título del documental no sólo es un nombre precioso, sino uno que perfectamente podemos ver representando todo lo que involucra el estudio Ghibli. Con la ambiciosa promesa de introducirnos en lo profundo de este estudio, ese reino de sueños y locura se centra en el proceso creativo de Miyazaki durante la producción de «El viento se levanta» (tal vez su última película, tal vez no) y con la noción de que en alguna parte Takahata estaba trabajando al mismo tiempo en «Princesa Kaguya», aunque no participe tanto en la cinta.

Este tipo de documentales pueden caer muy fácilmente en el reportaje y limitarse a mostrar algo de la cotidianidad de unos personajes en especifico y aportar unos pocos datos más. Sunada consigue no sólo llevar la magia al lente que retrata físicamente los estudios en sí, sino envolverse por completo en ese mundo entre lo real y lo fantástico que es el proceso creativo y la vida misma de Miyazaki. A estos dos pilares esenciales del estudio y de la animación japonesa en general se les suma Toshio Suzuki, quien desde las sombras (o sea, desde la producción) forma otra de las columnas imprescindibles de Ghibli, como productor particular de estos dos directores, aunque se viera sobrepasado por el hecho de que estuvieran creando al mismo tiempo.

Probablemente uno de los puntos más fantásticos de «The kingdom of dreams and madness» es presenciar cómo Miyazaki ha logrado transformar no sólo el mundo de sus millones de espectadores, sino el mundo directamente a su alrededor. Sin dejar de ser un encantador viejito malhumorado.

«Girl rising», Richard Robbins

Y hablando de documentales que fácilmente pueden convertirse en reportajes, hablar de temas tan manidos (aunque no dejen de ser importantes) como la educación de las mujeres en el mundo puede ir de lo meramente convencional a lo cliché. Partiendo de desoladores datos duros, «Girl rising» se aleja de las estructuras típicas con una interesante propuesta: elegir a niñas de 9 países que representen una perspectiva particular de la lucha por la educación, presentarles a una escritora representativa de dicho país y permitir que entre ambas se cree la historia. De Sierra Leona, a Haití, Etiopía, Afganistán, Perú, Egipto, Nepal, India y Camboya. Nos encontramos con distintos rostros, voces, incluso el estilo visual de cada sección depende de lo que se nos esté contando. La niña cuya familia perdió todo ante el desastre en su país y que desea continuar estudiando aunque su madre no tiene modo de pagarlo. La niña que fue vendida como criada/esclava y que aprendió a leer por las noches gracias a un profesor que se hospedó un tiempo en una de las casas en las que vivió. La niña que sueña con tener una educación superior pero cuyos padres no ven con buenos ojos su trabajo de medio tiempo en una radio. La niña que vive encerrada en su casa y que tal vez nunca tenga acceso a la educación.

A través del documental, Girl Rising buscaba posicionarse como un movimiento social en favor de la educación de las niñas en todas partes del mundo. Además de los mundos poco conocidos a los que se asoman las nueve partes de la cinta, se cuentan con voces de figuras reconocidas narrando cada una de éstas: Anne Hathaway, Cate Blanchett, Selena Gomez, Priyanka Chopra, Chloë Grace Moretz, Freida Pinto, Salma Hayek, Meryl Streep, Alicia Key y Kerry Whashington. Con Liam Neeson dando voz a las secuencias informativas que unen cada una de las partes.

Pese al duro tema que se trata, la cinta consigue conmovernos con una cierta ternura y, sobre todo, esperanza de que todavía hay muchas cosas que pueden cambiarse.

«The thin blue line», Errol Morris

Errol Morris es un muy reconocido documentalista que he tenido pendiente por mucho tiempo, y «The thin blue line» es probablemente su trabajo más destacado. Actualmente ya estamos más que acostumbrados a las producciones de crímenes reales y de falsos acusadores, pero esto era 1988 y supongo que la justicia no pensaba que algo así pudiera realmente obligarlos a revisar un caso que consideraban cerrado.

En 1976, Randall Dale Adams fue condenado por la muerte de un oficial de policía y sentenciado a pena de muerte. Él insistía en que las pruebas apuntaban a David Ray Harris, un joven de 16 años al que había dado un aventón el día del crimen y que fue prácticamente quien declaró en su contra para lograr la condena. Adams llevaba ya 12 años cuando protagonizó el documental y es difícil precisar si realmente se esperaba lograr algún impacto real. Ese mismo año, unos meses antes, Harris admitió que Adams (quien llegó al corredor de la muerte por otros méritos) no se encontraba en el carro cuando fue el asesinato.

Con una estructura narrativa y estrategias visuales que ahora pueden parecer un poco rudimentarias, se va construyendo un caso que al inicio no necesariamente parece conducirnos a la conclusión que ya conocemos. Una especie de seguimiento de true crime que al inicio parece contado sin mayores intenciones que el sólo hecho de narrarlo. Sin duda gran parte del crédito de Morris es ir construyendo un subgénero que ahora nos tiene a todos obsesionados con este tipo de producciones, y el haber mostrado la fuerza y la repercusión que pueden tener en casos como éste.

«H.G.O.», Víctor Baylo & Daniel Stefanello

Como el nombre tal vez no lo indique, «H.G.O.» es un documental sobre el escritor de historietas argentino Héctor Germán Oesterheld, autor de piezas clásicas e increíbles como «El eternauta», «Sargento Kirk» y «Mort Cinder» (reseñé un par de él en esas bellas y lejanas épocas en que actualizaba la sección de cómics).

Además de su importante papel en la historia de la historieta argentina (latinoamericana y mundial, pero eso no lo aborda el documental), Oesterheld fue detenido y desaparecido en 1977 por la dictadura argentina de esos años. Su historia, a diferencia de lo que podría creerse por el contenido político de la última parte de su producción, no es tan lógica ni tan lineal, al menos en la forma en la que comenzó a involucrarse, junto con su familia, y como llegó a su trágico final.

Aunque el documental es casi casero y como tal puede presentar muchas fallas técnicas, la investigación que hay detrás de él es bastante completa, sobre todo considerando que hay una distancia por lo menos de 22 años con el más cercano de los sucesos (la desaparición). Una enorme cantidad de voces participan del recuento de la vida de Oesterheld, pasando por compañeros y amigos de varias etapas de su vida, conocedores, amigos de sus hijas e incluso la viuda y única superviviente de esa familia nuclear. A estas más que interesantes narraciones pesa un poco que no siempre es fácil seguir el quién es quién, ya que sólo se incluyen sus nombres en su primera participación (a veces se recuerda en algún punto intermedio, de manera aparentemente arbitraria) y a veces nos tardamos hasta un par de intervenciones en saber realmente qué papel jugó en la vida del artista.

Puede llegar a ser un poco pesada tanta información y el modo en que se presenta, pero sin duda es una excelente producción para adentrarse más en la vida de un increíble escritor, su obra y sus circunstancias.

«Grass», Ron Mann

Y continuando con la onda más bien informativa, «Grass» puede que tampoco aporte demasiado a lo que actualmente sabemos sobre la marihuana y la historia que han tenido sus debates políticos en Estados Unidos. Pero se trata de un documental de 1999, narrado por Woody Harrelson (lo cual es un plus en sí mismo), que daba una buena introducción en su momento al modo en que se ha manipulado la imagen mediática para convertir a la conocida hierba en un enemigo acérrimo.

El estilo del documental es un poco pop, para tratar de hacer más interesante el recuento histórico al hacer énfasis en los mitos y actitudes medio irracionales que se tuvieron en cada momento de los que abarca. No es que a estas alturas nos permita descubrir el hilo negro de nada, pero sin duda sirve como un entretenimiento informativo, sobre todo si no se sabe demasiado sobre el tema.