Más que una reseña en forma, esto será una suerte de seudo-ensayo sobre la suspensión de la realidad que nos requiere el arte en distintos niveles. De manera muy específicamente el cine de fantasía, al cual debemos adentrarnos aceptando una serie de premisas que no siempre tienen un sustento ya no digamos en la realidad, sino una justificación dentro de la propia narrativa. Como a muchas personas les habrá pasado con diferente tipo de obras (películas, libros, cómics, obras de teatro), si algo de todo ello no cuadra, es posible que el resto de la representación no llegue a nosotros del mismo modo, y es que hay ‘clicks’ vitales que tenemos que hacer para entrar y ser aceptados en ese mundo.
Todo esto para decir, obviamente, que a mí me faltó hacer un click vital con «La forma del agua».
¿Click vital con las criaturas marinas? No, hasta ahí todo bien.
Como ya todos sabrán, «La forma del agua» trata sobre una mujer que trabaja como asistente de limpieza en los laboratorios más importantes de Estados Unidos durante la Guerra Fría y que se encuentra con que trajeron un espécimen marino desde Sudamérica para ser investigado. Hasta ahí todo bien, pero el twist particular de Del Toro en esta premisa de cuasi ciencia ficción es el «Chica conoce Monstruo». No es sorpresa alguna a estas alturas que ésto no es una película de terror, de ciencia ficción, ni siquiera mucho de desencuentros estadounidenses-rusos durante la Guerra Fría. Estamos hablando de amor, en su forma más líquida y llena de líquen.
Ok, no es exactamente líquen.
Aunque se han hecho muchas comparaciones con «La Bella y la Bestia», con las diferencias acuáticas correspondientes, me gustaría destacar que Bella no se enamora de la Bestia a primera vista. En parte porque es prisionera involuntaria y en parte porque se ve como un hombre lobo al que sospechosamente le quedan bien sus ropas. La conexión que a mí me cuesta hacer con la última película de Del Toro es aceptar que Elisa se enamora de la criatura desde un primer momento. No como una sorprendente especie anfibia-humanoide (eso lo puedo entender) sino como un potencial amoroso: al segundo día ya organiza su primer picnic y todos debemos aceptar, tal como nos lo advirtió el trailer, que todo eso es verdadero amor. Independientemente de que no soy una gran fanática de las películas románticas en general, no siento que nada a lo largo de la historia justifique realmente que la criatura tenga consciencia. Una consciencia real que vaya más allá de la comunicación básica y del entendimiento general de ciertas cuestiones del mundo, lo cual podría conseguir un animal. Si se ponen en ese punto y consideran que la criatura podría no ser nada más que un tipo muy desconocido de pescado (con ciertos poderes particulares), las implicaciones de muchas partes de la trama son terribles.
Me parece que una de las mejores cosas de la película es sin duda su ambientación, que además juega bastante con no parecerse del todo a la época exacta que recrea sino imitar un cierto toque clásico de cintas que incluso abarcan otras nacionalidades (tiene un aire muy francés que no pudo dejar de remitirme a «Amélie»). Tiene también excelentes actores aunque en muchos casos sus personajes terminen por ser algo acartonados, en el tipo de narrativa de cuentos de hada que tanto le gusta al director. El mejor personaje para mí fue el Dr. Hoffstetler, porque me pareció el único que tenía un conflicto complejo y que evolucionaba muy naturalmente a lo largo de la trama. Además de que contribuye en gran medida a darle un toque humano al asunto de Guerra Fría que muy rara vez se asoma en películas hollywoodenses.
Se trata claramente de una película hecha con mucho amor y que pese a sus dos horas se va ‘como el agua’. Creo también que aprovecha elementos que el año anterior consiguieron el éxito (y también el rechazo) de «La La Land»: una apelación muy directa a la nostalgia y la fantasía que hace que uno llene los espacios vacíos.
«La forma del agua» o «The shape of water» es una coproducción del 2017 entre Estados Unidos y Canadá. Dirigida por Guillermo del Toro («El espinazo del diablo», «Pacific Rim», «El laberinto del fauno» y protagonizada por Sally Hawkins («Blue Jasmine», «Maudie», «Happy go lucky»), Doug Jones («Hellboy», «El laberinto del fauno», «The watch»), Michael Shannon («Revolutionary road», «Nocturnal animals», «Take shelter»), Richard Jenkins («Let me in», «The visitor», «Step brothers»), Octavia Spencer («Hidden figures», «The help», «The shack») y Michael Stuhlbarg («A serious man», «Call me by your name», «Boardwalk Empire»). Tiene 7.9 estrellitas en imdb, 7.1 en filmaffinity y 92% en el tomatometro. Pero digamos que no va a ser mi película favorita de Del Toro.
Me pareció buena. Creo que la mayoría coincide que no es extraordinaria; puede que tuviese muchas expectativas debido a que escuché varias entrevistas sobre el proceso de filmación y desarrollo por parte del mismo DEL TORO (del cual amo su PACIFIC RIM, espero puedas escribir sobre la secuela o segunda parte). La pasión con la que narraba todo me llevó a la sala del cine esperando un LABERINTO DEL FAUNO y me topé con un CRONOS.
Fuera de ello la recomiendo como cuento de hadas con toques siniestros, la Sirerenita para adultos y con un final que me ayuda a darle sentido a cosas que me parecieron a medias en el desarrollo.
Me despiudo y disculpo por si es muy largo el comentario.
Aun no la veo y creo que tu escrito va a afectar muy cabrón mi percepción de la película. :s
~ La vi esta mañana, a como la ve es una peli romántica, me entretuvo mas no me fascinó. Algunas escenas me gustaron personalmente.