Nada mejor que empezar el año con cine de terror. O algo así va el refrán, seguro. Les recuerdo que estas entradas temáticas son recomendaciones variadas de películas que he visto (o vuelto a ver) recientemente, de modo que no todas tienen el mismo grado de recomendación pero para los amantes del género seguro que siempre habrá algo bueno que encontrar. Empezamos.
«The thing», John Carpenter
Pocas cosas dan tanto gusto como volver a ver (o ver por primera vez, si tienen esa suerte) un clásico tan enorme como «The thing». Una película que, además, ha envejecido increíblemente bien debido a un cuidado bastante afortunado en su diseño de criatura y el uso de efectos prácticos muy buenos. Se trata probablemente de la obra referencial del subgénero de aislamiento en el cine de terror, y es que si ahora tenemos cientos de cintas en las que por alguna razón no se puede abandonar un cierto lugar, es probable que nada pueda equipararse a estar rodeados de frío mortal con un bicho que puede metamorfosearse en ser humano.
Es también una de las películas más representativas de Kurt Russell, quien es además uno de los mejores aciertos de la trama, configurándose como un excelente personaje y parte de un abanico de personalidades que no parecen inapropiadas para una base científica (esto en gran contraposición con el desafortunado e innecesario remake de 2011). Todo lo que pueda decirse sobre ella en un espacio tan breve es poco, de modo que si todavía no han tenido la oportunidad de verla no deberían dejarlo pasar mucho tiempo más.
«Tourist trap», David Schmoeller
Al momento de elegir «Trampa para turistas» para una noche de películas de terror, no sabía que era del mismo director que «Puppet Master», una cuestión que sin embargo se comienza a ver al poco tiempo de la trama. Con un toque de lo más retro y con la eterna premisa de jóvenes que se van de vacaciones sin saber las cosas horribles que encontrarán, lo primero que hace la película para diferenciarse de tantas en su categoría es plantear desde un inicio el bajo presupuesto que esas vacaciones implican para los propios protagonistas. En unos caminos perdidos de Estados Unidos rural, un grupo de adolescentes (en traje de baño, por supuesto), buscan cualquier cosa que pueda refrescarles y que se parezca a unas vacaciones. Las trampas para turistas son eso: los hoteles de camino que prometen ventajas de bajo presupuesto que en realidad ni siquiera pueden cumplir. En este caso, esas consabidas vacaciones en las que un coche estropeado da inicio al terror se complementa con una especie de museo de autómatas abandonado, maniquíes y un asesino enmascarado. No necesitamos más.
Como varias películas de hace décadas que involucran muñecos en distintos contextos, el amor por los efectos prácticos es siempre una ventaja al momento de revisitar estas producciones. Esos maniquíes y máscaras sin demasiado detalle sólo pueden ayudar más al terror, aunque el desarrollo de la trama no trate de brillar precisamente por su original.
«Scare campaign», Cameron Cairnes & Colin Cairnes
Con no muy buenas críticas, para mí «Scare campaign» resultó una más que grata sorpresa, sobre todo con un inicio que parece esmerarse en ser lo más mal actuado y absurdo posible. Pero con cierta explicación. Aprovechando parcialmente las facilidades del cine de terror cámara-en-mano, los hermanos australianos Cairnes hacen una revisión del horror en la televisión que va de los malos programas de cámara escondida al abuso del gore como estrategia para escandalizar a como dé lugar. Quizás por desgracia vemos más del primer tipo de producciones, pero es probable que de otro modo no quedara demasiado espacio para dar seguimiento a una trama.
Un equipo de producción ha trabajado los últimos 5 años en un programa televisivo de bromas de terror. Pero si alguna vez sus escenarios acartonados y sus efectos al momento consiguieron entretener a las audiencias, su popularidad ha caído por los suelos ante la aparición de nuevas producciones gore. (Porque esta clase de escenarios siempre asume que hay un conjunto de espectadores que sólo esperan sangre en sus pantallas). Tienen una última oportunidad para tratar de salvar el programa e intentarán hacerlo lo más realista posible: grabando en un abandonado asilo psiquiátrico que cerró tras una serie de horribles crímenes.
Si no damos un peso porque el equipo pueda salvar su programa con la terrible producción que se están montando, baste decir que la historia en realidad va hacia otros lados. Y que incluso con sus estereotipados argumentos y sus malas actuaciones tiene todavía algunas sorpresas por ofrecer.
«Happy death day», Christopher Landon
De dirigir una de las peores partes de la saga de «Actividad paranormal» («The marked ones») a tener uno de los estrenos de terror más esperados del año pasado, no se puede decir que le esté yendo muy mal a Christopher Landon. Aunque ‘el día de tu muerte’ no es precisamente una trama de sucesos paranormales sino más bien una suerte de «All you need is kill» mixeado con un slasher breve (por aquello de la repetición).
Tree es algo así como una típica estudiante de fraternidad estadounidense con muy mala leche que despierta el día de su cumpleaños bastante cruda y en la cama de un nerd. Y eso que la parte terrorífica ni siquiera ha empezado. El día de Tree está destinado a terminar con su muerte a mano de un asesino con una máscara de bebé (porque a nadie se le había ocurrido mezclar lo siniestro de las máscaras con lo siniestro de los bebés). Esto no es un spoiler, porque el día de Tree no termina con su muerte. Volverá a despertar cruda, en la cama de un nerd, el día de su cumpleaños, condenada a morir cientos de veces si no logra descubrir su propio misterio.
Ni lo de volver a vivir el mismo día ni lo de resolver el crimen de uno mismo es demasiado original, pero la película aprovecha muy bien sus elementos para constituirse como horror adolescente que no necesita depender de personajes idiotas o secuencias sexuales. Además, pese a lo odiosa que resulta Tree en la primera escena, su carisma como personaje es en gran medida lo que hace que la película avance por encima de sus clichés.
«Seklusyon», Erik Matti
Y hablando de sorpresas: cine de terror desde Filipinas. Además, con una premisa de lo más original. «Seklusyon» mantiene dos historias paralelas ligadas por la religiosidad que eventualmente se encontrarán, aunque no del mejor modo. Un joven seminarista está listo para tomar los votos como sacerdote, pero antes de hacerlo tendrá que pasar una semana en reclusión, una especie de ritual de inicio en que jóvenes a punto de dedicarse al sacerdocio se encierran en un monasterio perdido de la mano de dios para enfrentarse a sus demonios (muy literalmente, en este caso) antes de tomar una decisión tan importante sobre sus vidas. La segunda historia es de un sacerdote que investiga el supuesto milagro de Ángela, una niña que dicen que es santa y que puede curar a las personas. Pese a sus numerosas intervenciones, el sacerdote no está demasiado seguro del supuesto milagro, pero su investigación se verá interrumpida con el asesinato de los padres de Ángela.
Aunque tiene ese amor de cinematografías tangenciales de abusar por el CGI para no tomarse a medias el asunto de las criaturas paranormales, la película cuenta también con muy buenas decisiones narrativas y estéticas, especialmente la recreación de los escenarios. La línea religiosa es aprovechada al máximo y permite varias situaciones que, si bien algo blasfemas, como película de terror le quedan perfecto. El final tiene tanto escenas impactantes como líneas de guión amarradas a como dé lugar, pero en general es bastante perdonable gracias a los gratos (o diría siniestros) momentos.
«Verónica», Paco Plaza
Por esas casualidades de la vida, el año pasado se estrenaron dos películas de terror llamadas «Verónica». Una, mexicana y la otra, española, dirigida por uno de los directores de «[REC]». Imaginarán correctamente que de esa vamos a hablar. Si bien algunas notas hablaban de «Verónica» como la cinta de terror del año y, sorpresa, sobre todo siendo española, es claro que tanto Plaza como Balagueró seguirán muy lejos del increíble efecto «[REC]» que lograron en su momento. No vamos a juzgarlos por ello. Demasiado.
«Verónica» tiene a su favor el jugar con las ‘historias reales’ paranormales de antes, incluso para nosotros muchas veces leídas en revistas españolas. Presentada como ‘el primer caso policial que incluye una alusión paranormal’, se trata de la historia de una adolescente que tiene que hacerse cargo de sus hermanos mientras su madre trabaja casi todo el día, y que además le gustan los temas sobrenaturales. Un día decide jugar la ouija en la escuela y ya sabemos cómo termina el asunto. Si bien la premisa es muy «El exorcista», es probable que lo mejor logrado de la trama es la cotidianidad de la vida de Verónica, donde destacan las actuaciones de sus tres hermanos menores que no solo convencen sino que además le dan un toque adorable a la historia que uno no imaginaría con ouijas de por medio. En contra me da la impresión de que Plaza tomó mucha influencia de las representaciones demoniacas de «Insidious» y no siempre le resultan tan bien.
«Open grave», Gonzalo López-Gallego
Continuando con directores españoles, aunque en este caso con una producción totalmente estadounidense. Seguramente que muchos recordarán la imagen de la primera escena de «Open grave»: un hombre despierta en lo que parece ser una enorme tumba colectiva sin recordar nada. También es que es el protagonista de «Sector 9». También es cierto que no es que la premisa sea increíblemente original.
Con toda la pinta de una cinta de terror/thriller/acción/loquesea de fin de semana, vamos conociendo un mundo con algo así como una epidemia zombie, con más supervivientes pero todos amnésicos, con pocas pistas y muchos espacios en blanco. Aunque las limitadas escenas de lo que parece ser el apocalipsis zombies son más que efectivas (quizás en parte por lo limitadas), la película depende en gran medida de esa dinámica de tener que recordar ‘la verdad’ a base de pistas que no parecen conectarse. Y contrareloj porque aparentemente nadie está nunca de buen humor durante los posibles apocalipsis zombies. Gana más por acción que realmente por terror y probablemente podría haber aprovechado mejor su estética de medio-muertos en caso de haber optado por otras líneas argumentales. En otras cosas, me encanta Sharlto Copley, casi hasta le perdono que nunca hará nada tan bueno como «Sector 9»,
«Siccin 3», Alper Mestçi
Como ya sabrán, estoy obsesionada con las películas turcas de terror sobre genios (o djinns). Y como no salgan más de «Dabbe», voy adentrándome con «Siccin» aunque tampoco tuvimos un inicio muy bueno. Sin embargo, todo parece indicar que los directores turcos realmente mejoran de una cinta a otra, aunque Alper Mestci vaya un poco más lento que el director de «Dabbe» y parezca enfocarse más en cuestiones técnicas que argumentales. Pero a lo que vinimos: genios malditos.
Después de un trágico accidente, dos amigos se separan y dejan de hablarse. Uno de ellos se encierra en su casa con su esposa (hermana de su amigo), quien parece no recuperarse del todo de los sucesos. Tras una serie de situaciones inquietantes, que involucran sobre todo a la esposa que está todo el tiempo en casa, iremos descubriendo que esto obviamente no se limita sólo a trágicos accidentes.
Aunque el desarrollo de las situaciones (tanto dramáticas como de terror) es bueno al inicio (si cerramos los ojos ante el CGI, claro), hacia el final la historia opta por hacerse un nudo para tratar de sorprender a todos de una manera bastante desafortunada. Es mejor centrarse en los elementos clásicos del cine turco que ya han funcionado, agradecer que al menos las actuaciones son decentes, y tratar de no fijarnos demasiado en que parece que nadie sabe cómo remediar un guion de terror. Como si necesitáramos un giro inesperado cuando ya tenemos genios malditos (subapreciados, aparentemente).
«Berlin syndrome», Cate Shortland
También se presentaba como la gran película de terror del año, lo cual aparentemente ya no nos dice nada hoy en día. Ni siquiera me explico por qué, además del posible atractivo de ser de una cinematografía menos conocida (producción australiana aunque ambientada en Alemania). Ante la no demasiada original premisa yo esperaba justo que hubiese alguna sorpresa que nos aportara un contexto distinto. Pero no, esto es lo que hay: amantes del subgénero de terror de encerrados contra su voluntad (no confundir con el de aislados de la primera película), venid.
Clare ha decidido darle el cambio de rumbo a su vida con el que todos soñamos: deja su trabajo, su país, empaca una mochila y se va a Europa a encontrarse a sí misma. O a turistear y a conocer alemanes por las calles. Alemanes sospechosamente amables. Bueno, un alemán sospechosamente amable con el que no dudará en quedarse durante sus últimos días en Berlín. O, claro, eso piensa ella.
Toda la película recae prácticamente sobre Teresa Palmer (a quien quizás recordarán de «Lights out») y tangencialmente sobre Max Riemelt, y funciona bien durante un rato. Sin embargo, por la naturaleza misma de la película, es una historia que se sustenta sobre el sofoco y las inesperadas evoluciones que puede esconder, y creo que no consigue ser lo suficientemente dura en ninguno de los dos sentidos como para darle una dimensión más terrorífica a la situación.
«Black christmas», Bob Clark
Y para cerrar la temporada navideña: una película ambientada en navidad pero que temáticamente no tiene nada que ver. Se trata en realidad de un slasher de fraternidades femeninas en toda regla, aunque la dinámica entre las protagonistas no sea tan tópica como las que solemos ver.
Una fraternidad femenina está celebrando su fiesta navideña (son los 70, así que tampoco es nada extremo), durante la cual se manifiestan algunos roces entre las integrantes, pero también sirve para enmarcar una realidad en la que están inmersas: reciben de vez en cuando llamadas desconocidas con ruidos perversos e inquietantes. Aunque tratan de minimizar la situación, no es algo precisamente agradable, sobre todo si nosotros como espectadores ya vimos desde la primera escena que alguien se metió a su ático. Típico de los slashers.
Al no abusar de la estructura asesinato1+asesinato2+etc, la trama se puede seguir de un modo un poco más natural y simpatizar incluso con algunos de los personajes. Resulta casi curioso que ninguna tiene realmente el perfil actual de chica de fraternidad, pero tampoco se ajustan del todo a otros estereotipos femeninos típicos del slasher. De resto, es más bien un divertimento que esconde una pequeña sorpresa narrativa hacia su final sin pretender mayor cosa, lo cual sólo puede jugar a su favor.
Estan con madre las recomendaciones, gracias sam
Muchas gracias Sam, personalmente me intereso tourist trap, berlin sindrome ademas nunca habia escuchado de peliculas sobre genios malvados turkos
Que perron las recomendaciones