Pocas sagas han cambiado tanto de una entrega a otra como «The purge» (no muy adecuadamente traducida en la primera entrega como «El día de la expiación» y luego terriblemente transformada en «12 horas para sobrevivir»), que en dos películas se transformó de una cinta de invasión de hogar con un tratamiento genérico pero un gran trasfondo en un concepto político-social tan poderoso que no nos sorprendería ver a algunos futuros presidentes de Estados Unidos implementándolo. Para la tercera entrega, la puesta en escena tiene muchas más implicaciones y el trailer nos prometía desde hace tiempo turismo sangriento, debates políticos que se arreglan de maneras poco ortodoxas y las formas más extravagantes de liberar la tensión en una noche en la que todo se vale.
Nos ubicamos unos meses antes de la elección presidencial (¿déjà-vu?) de un Estados Unidos en el que la purga se ha estado realizando al menos unos 18 años. Los mismos que ha vivido la senadora Charlie Roan después de que su familia fuera masacrada durante esta noche, instaurada para liberar las bajas pasiones que habían disparado los índices de criminalidad en el país (y que supuestamente ha servido para mantenerlos a raya). La senadora es ahora candidata y se enfrenta contra el ministro Edwidge Owens, del partido de los Nuevos Padres Fundadores, quienes tienen muy poco interés en que Roan consiga llevar adelante su propuesta de acabar con la purga de una vez por todas.
¿Pero quién querría acabar con una tradición tan bonita?
Además de la cuestión electoral (que se coronó con su estreno en Estados Unidos el 4 de julio de este año), la película nos pone en contexto de las transformaciones sociales que ha traído la purga en los últimos años. El repudio social contra ella ha crecido al descubrirse los intereses políticos involucrados (recordemos que el protagonista de la primera parte era dueño de una compañía de seguridad que se había enriquecido gracias a esta noche) y algunos grupos de choque han empezado a cobrar poder, como el liderado por Dante Bishop (un muy agradable guiño a la primera parte); se habla mucho de los efectos agresivos en cuestiones de control social, especialmente de los grupos marginados, y vemos la situación en una pequeña tienda de barrio que se encuentra con que el ‘seguro contra la purga’ aumenta exponencialmente unos días antes de que tenga lugar y el dueño se ve en la necesidad de proteger él mismo su negocio. Y también tenemos la perspectiva de los individuos en el poder (particularmente caucásicos y adinerados) quienes no sólo planean aprovechar su gran noche para encargarse de ciertos obstáculos políticos sino que creen firmemente en los valores que dieron origen a esta purga y, simbólicamente, a la nación.
El hilo conductor de la historia es Charlie Roan y su jefe de seguridad, Leo Barnes (cuya personal transformación presenciamos en la segunda entrega), quienes tendrán que sobrevivir en ‘la noche de la expiación’ que antecede a la reñida elección en la que participan y a sabiendas de que están en la mira de todos: enemigos que aprovecharán todos sus recursos y posibles votantes que demostrarán en las calles cuánto apoyan su posición política. Entre un grupo y otro, entre mil intereses y razones para salir a purgar, serán doce horas que parecerán infinitas.
Ahora imaginen si la purga fuera la noche de halloween.
El director y guionista, James DeMonaco (que anteriormente se dedicara únicamente a escribir guiones para películas como «Jack» -sí, esa en la que Robin Williams es un niño muy desarrollado-, «El negociador», el remake de «Asalto al distrito 13» o «Skinwalkers») ha logrado construir en pocos años una saga que a estas alturas resulta representativa del horror actual y que ha mejorado exponencialmente de una entrega a otra. Pasando por la invasión de hogar, las historias entrecruzadas en una misma noche, hasta llegar a constituir un universo completo, con sus propias reglas y convenciones sociales, donde una sola noche ha calado en lo más profundo de todos los personajes y de muy diferentes maneras. Tres años después del estreno de la primera, nos encontramos con una cinta dinámica, con una muy buena edición, una serie de secuencias de fondo que te permiten ver a qué grado ha cambiado todo, y mucha, mucha sangre. Ahora sabemos que lo importante no es sólo sobrevivir o matar, sino de qué formas hacerlo.
También es cierto que las pretensiones de la película se mantienen dentro de los parámetros de su género y no es que busque ahondar demasiado en ciertos factores más políticos o sociales que vamos pasando no siempre de la forma más reflexiva; sin embargo, la preferencia por el buen ritmo y la sangre tampoco opaca por completo ese contexto tan bien construido. Hay algunos detalles que parecen un poco fortuitos para dar más impacto a ciertas escenas y algunos personajes que se pasan de histriónicos y, aunque sospechamos que es en parte algún tipo de efecto colateral a largo plazo de tener una tradición anual como la purga, no terminan de encajar del todo en su momento. Esto, por suerte, se ve compensado por buenos personajes protagónicos, incluso cuando no nos podemos detener demasiado en ellos, y muchas excelentes armas.
Pero lo que parece capital para la cinta (la mejor de las tres, sin duda) y para la saga, es su relevancia actual. En un momento histórico en que percibimos la vuelta dramática a valores ultraconservadores, el racismo extremo, la búsqueda esquizoide de emociones y el fanatismo ciego, hay muchos momentos en que «The purge» nos parece apenas un reflejo poco ficcionalizado de una realidad no demasiado lejana. Como el personaje latino enuncia en algún momento (cliché pero oportunamente): «Cada día en Juárez es como la purga».
Y pensar que todo esto empezó con una gran sonrisa.
«The purge: Election year» o «12 horas para sobrevivir: El año de la elección» (porque gracias, gente que traduce títulos) (hasta podría haberse quedado como «La expiación») es una coproducción del 2016 entre Estados Unidos y Francia. Dirigida por James DeMonaco («Staten Island» y todas las anteriores de «The purge») y protagonizada por Elizabeth Mitchell («Lost», «Gia», «Frequency»), Frank Grillo («The purge: Anarchy», «Captain America: The winter soldier», «Warrior»), Mykelti Williamson («Forrest Gump», «Heat», «Con Air»), Joseph Julian Soria («Crank», «Max», «Camp X-ray»), Betty Gabriel («Experimenter», «Good girls revolt», «Get out»), Terry Serpico («Hannibal», «Donnie Brasco», «Infiltrados»), Edwin Hodge («The purge», «Die hard with a vengeance», «Así en la tierra como en el infierno») y Kyle Secor («Durmiendo con el enemigo», «Homicide», «Santa Barbara»). Tiene 6.1 estrellitas en imdb, 5.4 en filmaffinity y 55% en el tomatometro. No es una gran carta de presentación pero yo considero que es una pieza de género muy bien lograda. Si les gustó alguna de las anteriores o les gusta en general el exceso de sangre, no puede fallar. No está en demasiados cines u horarios, así que hay que aprovechar (yo ayer me encontré con una sala prácticamente llena).
Entonces necesito haber visto las peliculas anteriores para disfrutar esta?
Le traigo ganas a esta peli :3
Me la pintas muy bonito pero dudo mucho que me vaya a gustar, me espero mejor a que la den por la tele. xp
Ok Sam has logrado picar mi curiosidad me voy hechar las dos primeras para llegar fresco a esta ultima, muchas gracias!! :laugh:
Rayos, a mi también me dieron ganas de ver las primera dos para ver que tal están