Probablemente hemos hablado de Scott Snyder en esta sección más de lo que se merece, pero incluso cuando no es precisamente un gran autor, por lo general sus obras tienen premisas interesantes (y un arte muy bien escogido) que hacen que uno termine cayendo en otro más de sus cómics. En este caso, no es la única poderosa razón que nos lleva hasta esta historia de vampiros.
¿Podemos hacerle close-up a la parte que dice «Stephen King»?
Snyder no siempre fue un autor de cómics, al parecer antes se contentaba con escribir historias cortas sin ilustraciones para que Stephen King las considerara entre las mejores de su año. Pero tras algunas colaboraciones con los superhéroes de Marvel, Vertigo decidió que era momento de ofrecerle una publicación. Cualquier historia, dispara.
Snyder pensó en los vampiros no porque volvieran a estar de moda gracias a «Twilight» sino justamente por el tipo de vampiros en los que no se pensaban. Vampiros que no son ni victorianamente sofisticados ni adolescentemente emocionales. Vampiros ‘americanos’, y al decir esto no pensaba en una marca fácil sino en toda una historia.
El primer arco de una serie que actualmente va por el número #11 de su segundo ciclo, oscila entre dos historias que conforman esta propuesta. Primero nos encontramos en los años 20, siguiendo a dos jóvenes extras que sueñan con ser actrices de cine de mudo, una de las cuales se encontrará en la situación de preguntarse hasta dónde está dispuesta a llegar para eso. En la segunda parte de los mismos números regresamos hasta 1880 siguiendo la narración de un autor que trata de explicar cómo su gran novela western-paranormal es en realidad un recuento realista del nacimiento del primer vampiro americano.
Se trata de un mundo donde los vampiros son criaturas propensas a la evolución y a la diferenciación de especies. Partimos del cliché
de que la raza original es la europea, sofisticada, flemática y con evidentes inconvenientes.
Por el contrario, Skinner Sweet, un bandolero del oeste involuntariamente convertido, es energético, impulsivo, puede caminar bajo el sol y sus debilidades resultan desconocidas. Su vida criminal y sus enfrentamientos con la ley cambian por completo ante sus nuevas circunstancias y se convierten en una guerra perpetua entre los habitantes más peligrosos de la noche.
De una historia a otra, Sweet pasa de sus sangrientas aventuras vaqueras al encuentro con Pearl Jones, la joven que sueña con ser estrella de cine y se ve a un paso de lograrlo. Si no fuera por ese desenfadado visitante inoportuno que le advierte que no siempre las cosas son lo que parece y que las fiestas de Hollywood no necesariamente son el sueño prometido.
Ja, como si no lo supiéramos.
Una vez que Vertigo hubo aceptado la propuesta (aunque quizás fuera mucho menos superheroica de lo que esperaba) y se empezaba a trabajar con el cómic, la idea era que Snyder encontrara a algún autor no-de-cómics que le diera su bendición a la historia y la promocionara. Él pensó en Stephen King porque ¿por qué no?, sin pensar que King se emocionaría tanto por la perspectiva del neo vampiro americano que se ofrecería a escribir un tomo, quizás dos, ¿por qué no la mitad de todo el primer arco? El tramo completo de «Bad blood», la novela y el recuento histórico, corre a cargo de un autor que claramente está encantado con lo que cuenta y sabe perfectamente lo que está haciendo. Por desgracia para Snyder, si bien los primeros cinco números sientan sólidamente las bases de un universo y pueden además leerse perfectamente como una historia autoconclusiva, sentarán sin duda un precedente demasiado alto como para competir con él. Para el segundo arco, «The devil in the sand», es evidente que la calidad narrativa no es tan buena, los clichés son demasiado clichés y uno ya no está tan interesado en la historia, aunque ahora involucre detectives, la gran depresión, Las Vegas y asesinatos en serie.
Si esos no son elementos para una gran historia, no sé qué sean.
Para completar la armonía perfecta de estos primeros números, sólo falta mirar el increíble arte de Rafael Albuquerque, artista brasileño que no sorprende fuera considerado perfecto para el trabajo desde sus primeros bocetos (algunos de los cuales se convirtieron directamente en portadas). Su estilo no sólo es extraordinario, sino que se ajusta perfectamente a la historia y, aún más, va cambiando en razón de cada una de sus partes: primero tenemos una línea gruesa con un estilo mórbidamente nouveau y por otra el coloreado casi de pintura en las escenas del oeste. Además del encanto que tiene en sí mismo, consigue mantener la línea violenta de la narrativa en un punto que resulta impactante, relevante para la trama, pero sin caer en el exceso porque esto-es-un-cómic-maduro (un punto que ya hemos notado antes en historias de la línea Vertigo que parecen querer justificar a la fuerza a su público).
Naaada de excesos.
En su primer año, «American vampire» salió al mundo y decidió ganarse los premios Eisner y Harvey a «Mejor serie nueva», ¿y cómo culparlos? A partir de entonces no ha vuelto a ganarse nada así que no creo que vayan a culparme por no continuar leyéndolo y sólo pretender que es un gran one-shot.
Con un increíble arte. Y muchos vampiros.
Pueden comprar «American vampire» en El Péndulo (en inglés) porque al parecer ya no está disponible en español en ningún lado.
Oye Sam, según yo, si los están publicando en español, pero sólo los he visto en tomos, no sé nada de la versión individual.
Sí, vi que Editorial ECC los maneja en español por tomos, pero no encontré ningún sitio donde se pudieran encargar :/ incluso en la página de la editorial dice que están descontinuados.
Yo los había encontrado en Walmart y Sanborns en español