– Me dijo un amigo que tenías que usar la vela para quemar un árbol
– A mí me dijeron que había que poner una bomba en una piedra cerca de las estatuas y se abría una cueva.
– ¿Las bombas las puedes usar fuera del castillo?
– ¡Sí! No seas idiota, ¿a poco no sabías?
– ¡Tú tampoco sabías que había una vela roja!
– ¡Oigan, ya lo acabé y hay segunda vuelta!
– ¡No chingues!
La idea que surgió en la cabeza de un joven Shigeru Miyamoto que gustaba de caminar por el bosque, recorrer grandes distancias y explorar cuevas, se vio plasmada por fin un 21 de Febrero de 1986, en un disco flexible que se insertaba en una consola de videojuegos llamada Famicom Disk System. ¿El título? The Hyrule Fantasy: Zeruda No Densetsu.
Leyenda.- Narración popular que cuenta un hecho real o fabuloso adornado con elementos fantásticos o maravillosos del folclore, que en su origen se transmite de forma oral.
Vamos a hablar de Zelda, de La Leyenda de Zelda, pero no de la princesa con orejas puntiagudas del reino de Hyrule, sino de aquél mítico juego que vio la luz por primera vez hoy hace 30 años, tiempo que lo ha convertido en una Leyenda en sí mismo. No sólo es una de las sagas más longevas dentro de la industria, sino que desde su lanzamiento sentó las bases para lo que serían los juegos de aventura de ahora en adelante. Fue también el modelo que muchas veces se intentaría copiar (incluso por los mismos juegos de Zelda) sin éxito.
Pienso que después de tres décadas, ahora podemos hablar de la Leyenda que supone este juego, más allá de las historias que nos cuenta. La Leyenda de un cartucho dorado, de una segunda aventura dentro del mismo juego y del boca en boca con tus amigos para encontrar el octavo nivel. Quienes pudimos experimentar esa época con limitado acceso a la información, somos las personas que les decimos a los más pequeños «es que en aquel entonces no había internet, todo lo descubrías jugando o platicando con tus amigos», algo que en este año es prácticamente imposible de recrear, pero es que así eran las cosas en realidad; no lo estamos inventando, vivíamos al día y con ansias por descubrir más, en un mundo lleno de fantasías que hasta ese día había sido desconocido.
Qué magia ha logrado dejar en nosotros, que con sólo escuchar seis notas de una melodía podemos reconocerla, podemos pensar en espadas, escudos y en el color verde. Hay escasos juegos que pueden lograr eso: cambiarte los pensamientos y obligarte a recordar, aunque sea por unos segundos, el calabozo más difícil que hayas pasado o la última estocada a Ganon.
Se habla de que el juego fue desarrollado con la idea de una aventura interminable, como un jardín zen en el que se podía interactuar y visitarlo indefinidamente. Eso es lo que sabemos, eso es lo que se nos ha contado; las ideas que dieron origen a todo esto, pero en ninguna de estas pláticas surge la creencia de que se pensó como una historia destinada a la longevidad. Todos esos cuentos que se hablan alrededor de su desarrollo (sin saber si son verdad o son mentira), las justificaciones inventadas para sus cambios melódicos, o en la iconografía, una línea temporal que más parece creada para complacer a los fans que por darle un sentido a cada juego, e incluso la ausencia de elementos tan básicos para algunos como la voz de los personajes, es lo que hace crecer más y más la Leyenda.
Todos tenemos una primera vez con los juegos de Zelda, es indiscutible que aquél que nos llegó en el momento más justo será el mejor para nosotros. Y las razones son tan bastas como sentimientos hay en los seres humanos. Pudo ser ese Zelda que jugaste con ayuda de tu papá a un lado para traducirte el idioma o aquel que te ayudó a entender mejor la ausencia de un mejor amigo o el que sació tus ganas de explorar un mundo fantástico o el que durante una Navidad, con mucho esfuerzo, tu mamá pudo regalarte. Son bellas historias personales que acompañan al videojuego y que crean tu propio Hryule.
Celebremos hoy los 30 años de Zelda, un juego que ha dado un nuevo sentido a su nombre, convirtiéndose a sí mismo en un cúmulo de fantásticas historias alrededor de su existencia, una saga que es ahora… una Leyenda.
Que recuerdos, a diferencia de las anecdotas más comunes mi primer juego de Zelda fue el Link’s Awakening. Las primeras veces que lo jugué no lo pude acabar y aún así llegaba hasta donde podía en cada vez, no fue hasta que entre a la secundaria que un amigo me ayudó con las partes que no entendía.
Que buen escrito Kid
ojala algún día hagas una serie de minis sobre la saga. Eres grande mi Kid
Una leyenda de hace 30 anios. Que Kid iba a hacer mas Mini Resenas :v
creo que tengo algo en el ojo… :’)
Mi primer The legend of Zelda fue Ocarina of time (al igual que para la mayoría) y cuando lo probé me explotó el cerebro, lo jugué durante unas vacaciones de verano, habiendo días en los que no dormía y me levantaba de mi cama a las 1 de la mañana rogando porque todos estuviesen dormidos para poder jugar, siempre con un oído atento y un pie apuntando hacia mi cama en caso de que alguien se levantara a mitad de la noche para ir al baño. De eso hace ya varios años e incluso desde entonces puedo contar con los dedos de una mano los juegos que me han provocado (sin contar a Majora´s mask, el cual es mi Zelda favorito) esa sensación de «dormir? eso es para débiles! quiero seguir jugando!». Zelda es una de mis series de videojuegos favorita (junto a Metal Gear, los Souls y Shin megami tensei).
Y a pesar de que es algo que para muchos suena tan redundante e incluso insignificante como «el aniversario de la salida de un juego», para mi se siente especial.
PD: Nintendo, ya no seas cabrón si saca el nuevo Zelda este año