Pese a lo que el título pueda sugerirnos, no se trata de una cinta gore o una sátira sobre muertes hiperbólicas. Desde un poster no muy favorecedor en que Elena Anaya (a quien quizás reconozcan de «La piel que habito») mira el resplandeciente mundo que le rodea hasta una premisa sobre ausencias y encierros, la película nos remite un poco al Almodóvar de los muertos en vida y de la música retro española. Pero incluso con sus reminiscencias y sus musas, la opera prima de Beatriz Sanchís tiene todavía un poco más que ofrecer, sin perder el estilo.
Todo el estilo.
Lupe y Diego son hermanos y forman el grupo Groenlandia, famoso en ese momento tan retro de la música española. Pero «Todos están muertos» empieza justamente con la muerte y Diego ya no está. Lupe es una mujer que vive encerrada en su casa, encarnando todo el caos interior y exterior, y sin poder lidiar con su madre sobreprotectora y un hijo con el que prácticamente no mantiene ninguna relación. Pancho es quien, con voz en off, nos da la pauta de la situación cuando dice que todos desearían tener una madre estrella de rock, pero no saben.
Y como al parecer los noventa en España no eran lo suficientemente mágicos, el empuje necesario en la historia es que la madre de Lupe (y Diego) es mexicana, porque ¿quién más le pondría Lupe a su hija? Ante el desastre que es su familia y la incapacidad de trabajar las cosas tal como están, Lupe y su mejor amiga (que es mexicana y curandera, obviamente), deciden traer al espíritu de Diego en espera de que él sea capaz de establecer un puente entre todas esas piezas rotas. Pero quizás no consideraban que traer el espíritu de un joven rockero que ni siquiera tenía conocimiento de su propia muerte no sea el mejor canal de conexión en una familia que, además, tiene mucho que esconder.
La película se compone en torno a los procesos por los que está atravesando cada uno de los personajes, además de la minada situación familiar: Lupe, su agorafobia y su vida detenida; Paquita (la abuela) y su necesidad de poner en orden todos los asuntos de su vida; Pancho experimentando muchas cosas por primera vez y sin tener una guía que lo aconseje; y Diego, quien no sabe en qué punto ha regresado y qué tanto afectó en vida a todos los demás.
Pese a manejar muchos tópicos en distintos momentos de la trama, «Todos están muertos» es una película que se sostiene maravillosamente sobre el ritmo narrativo y musical (un increíble soundtrack que hace un tributo perfecto a la decadencia y gloria de los ochenta), además de una excelentes actuaciones. Destacándose particularmente Elena Anaya, quien nunca ha sido una actriz que me guste y que está más que increíble como una mujer llena de miedos, totalmente incapaz de intimar con otro ser humano, relegada a ser una sombra de lo que fue, brillando ocasionalmente como una estrella que todavía sueña con sus antiguos escenarios.
La cinta tiene un apropiado toque atemporal que se concentra también en la figura de la casa, sitio donde mayormente convergen todas las situaciones y que se divide en una serie de mundos que son también apartados personales. Un reino donde conviven el pasado y el presente, el mundo interior y el exterior, los vivos y los muertos.
«Todos están muertos» tiene un toque del más reconocido cine español de los últimos años pero también una nueva mirada, en lo que también influye una historia que mira tanto hacia atrás por los miedos a seguir adelante. Es también, quizás no tan curiosamente si nos preguntamos a qué se debe ese abrupto contexto mexicano, una co-producción mexicana en la que destaca la presencia de Angélica Aragón como la abuela (que tuvo hijos que lucen increíblemente españoles, claro) y Patricia Reyes Spíndola como la amiga curandera (también con una ¿hija? de lo más española). Aunque esto nos deja mayormente las referencias a Día de Muertos, la justificación de brujería mexicana y un par de canciones rancheras. Independientemente de eso, se trata de una película sobre ciclos y que parece constituirse como uno de esos casos en que puede llegarte en momentos justos y dar permitir otras revisiones.
Y por si todavía no están seguros de si es para ustedes, esta maravilla:
¿Que ya la había puesto? Oh…
«Todos están muertos» es una co-producción del 2014 entre España, México y Alemania. Dirigida por Beatriz Sanchís y protagonizada por Elena Anaya («La piel que habito», «Hable con ella», «Lucía y el sexo»), Nahuel Pérez Biscayart («El aura», «Glue», «Je suis à toi»), Christian Bernal, Angélica Aragón («El crimen del padre Amaro», «Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando», «Sexo, pudor y lágrimas»), Patrick Criado («Águila roja», «La gran familia española», «Los girasoles ciegos»), Patricia Reyes Spíndola («Frida», «Mujeres sumisas», «El evangelio de las maravillas») y Macarena García («Blancanieves», «Amar es para siempre», «B&b, de boca en boca»). Tiene 5.9 estrellitas en imdb, 5.6 en filmaffinity y 91% en el tomatometro, así que ya ustedes sabrán a quién creerle.
La unica pelicula española que me gustó fue REC y el laberinto del fauno – que ni se si es española o no – luego vi otras pero no me gustaron xD pero le daré una oportunidad a esta :3