Es difícil adaptar a Shakespeare. Todo está en verso, todo es hiperbólicamente dramático, si no tienes cuidado con tu producción es muy fácil que todo tu elenco parezca anacrónicamente disfrazado. Y es difícil adaptar a Shakespeare hoy en día porque la ambición desmedida de Macbeth ya ha sido retratada por Kurosawa, por Polanski, por Orson Welles. Pero aquí nos tienen, leyendo que de la mano de un no muy conocido director australiano y del increíblemente talentoso (y guapo) Fassbender, Shakespeare se vuelve a colar entre las películas más prometedoras del año.
Voy a suponer que no todos los críticos están prejuiciados por su atractivo.
Con una fotografía impresionante, belle y brutal, entramos de lleno en el dolor de la vida y la guerra en la Escocia del siglo XI. Macbeth ha perdido a su único hijo pero ha ganado el favor del rey tras la victoria en una batalla imposible. En medio de ese campo desolado ha convivido con los muertos y ‘tres extrañas hermanas’ le han anunciado que será rey. Macbeth y nosotros, sabemos que en este tipo de obras, esos presagios no pueden llevar a nada bueno. Y las promesas de un futuro grandioso no tardan demasiado en empezar a corroer el presente.
La apuesta de Justin Kurzel, un director con apenas un largometraje en su filmografía, no se anda con sutilezas ni busca darle concesiones a un público comercial: con un lenguaje denso, una reproducción histórica fiel y una fuerza dramática que se centra de manera importante en los diálogos y las brutales actuaciones protagónicas, «Macbeth» está para recordarnos, muchos siglos después, por qué Shakespeare sigue siendo uno de los más grandes escritores de la historia. Y que las pasiones desmedidas, la ambición ciega y el tortuoso peso de la culpa, son temas que siguen teniendo vigencia tantos años después del texto original.
Hay un cuidado perfecto en todas las áreas de la producción, y es difícil señalar qué punto destaca por encima de los demás cuando tenemos que hablar de ella en conjunto. Tenemos una actuaciones inmejorables, que sin duda recaen principalmente en el dueto Fassbender-Cotillard, que guían brutalmente la desgracia desde sus primeros gestos. Él, capaz de representar la más grande virtud y la caída al abismo después de ella, la culpa y la locura. Ella, la despiadada serpiente, una perfecta villana que tiene que depender de los demás para llevar a cabo sus planes, y que se ve arrastrada por todos los escenarios que no planeó. El coro a su alrededor, también perfecto: las brujas que hablan en medio de la niebla, los rostros manchados por la batalla, y los nobles que caerán en esa turbulenta desgracia que va infectando todo a su alrededor. Esa irrealidad, tan propia del teatro, y tan propia de ese misticismo de Shakespeare en que uno puede conocer su fortuna de antemano, forman parte natural de ese mundo gris y desolado, tan apropiadamente retratado, que es esta histórica y ficticia Escocia.
Con toda su gloria y desesperación, este «Macbeth» 2015 es un excelente tributo a su texto original y una inusual épica para el cine de cartelera. La fotografía, escenarios, ritmo visual, edición y sonido se orquestan magníficamente alrededor de una trama que no necesita ser compleja para ser poderosa. Seguramente Macbeth no sería el único rey loco y sediento de poder de la Edad Media, pero tras esta representación, nadie va a culparlo por no intentar ser el más loco y sediento de poder.
«¡yolo!»
Seguramente, por sus mismas características, no es una película para todo el público, y en la sala donde yo la vi más de un par de personas abandonaron el espectáculo en distintos momentos. Sospecho que más que la brutalidad de algunas de sus escenas, los difíciles y poéticos diálogos podrían ser responsables de ello.
No me alcanza la reseña para todos los fotogramas de Marion Cotillard que quiero poner.
Y aunque las mencionadas listas de lo más esperado del año, o ‘las películas que no te puedes perder’, no siempre son demasiado confiables, parece que al menos en este caso no estaban equivocadas. El conjunto de elementos que terminan por conformar esta fantástica y caótica sinfonía, es inmejorable.
Y, en otros temas, el mismo director está a cargo de la película de «Assassin’s Creed» que se estrenará el próximo año (¡también protagonizada por Fassbender!). No sé si eso represente felices noticias para algunos, pero me queda claro que es algo que no voy a perderme.
Me encantaría improvisar una profecía Shakespeareana, pero soy terrible con los diálogos poéticos.
«Macbeth» (que felizmente no necesita un subtítulo) es una co-producción del 2015 entre Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Dirigida por Justin Kurzel («Snowtown», «The turning») y protagonizada por Michael Fassbender («X-Men: First class», «12 años de esclavitud», «Shame»), Marion Cotillard («Un long dimanche de fiançailles», «La vida en rosa», «Inception»), Paddy Considine («The Bourne ultimatum», «Cinderella man», «Deadman’s shoes»), David Thewlis («Harry Potter y el prisionero de Azkabán», «Siete años en el Tíbet», «La teoría del todo»), Jack Reynor («Transformers: La era de la extinción», «Delivery man», «What Richard did») y Sean Harris («Deliver us from evil», «Prometheus», «Misión imposible: Nación secreta»). Tiene 7.5 estrellitas en imdb, 6.6 en filmaffinity y 88% en el tomatometro. Y sospecho se colará en mi top 10 del año. Y ésta sí está en cines, aprovechen.
Pues hay que ir a verla :D ya la tenia contemplada y ahora con la reseña mas ganas me de verla :D