Como mencionaba en el podcast 200, la sección de cine comenzará a alternar de manera más frecuente con el cine de no-cartelera, y a raíz de los terribles atentados que tuvieron lugar ayer en Francia (sumados a tantas terribles noticias que nos llegan diariamente), me encontré volviendo a una de las cintas menos conocidas de uno de los directores más interesantes del panorama japonés actual: Hirokazu Koreeda.

distance2Tres años antes del estreno de una de sus producciones más aclamadas, «Nadie sabe», Koreeda se sumergió en sus preocupaciones usuales alrededor del tema de la familia a través de la que probablemente sea su trama menos accesible, «Distance». Si el cine de otras culturas representa de entrada una barrera que hay que sortear para poder profundizar verdaderamente en la historia, el director suele enfocarse en cierta universalidad de los sentimientos que nos permite acercarnos a sus personajes pese a la diferencia de contextos: familias rotas, niños abandonados, un abismo entre los seres humanos que no siempre es fácil de saltar. «Distance», como su título advierte (aunque sus motivos sean otros), nos separa también histórica y socialmente al desconocer un contexto que es básico para poder entender lo que va a suceder: en 1995 la secta Aum Shinrikyo realizó una serie de ataques con gas sarín en el metro de Tokio, donde trece personas perdieron la vida, cincuenta quedaron gravemente heridas y casi mil tuvieron toda clase de secuelas por el contacto por el gas. Las vagas referencias que se hacen en «Distance» sobre un atentado, pese a diferir en sus detalles, están sin duda basadas en este trágico hecho real.

distance3 Mientras en diversos medios se escucha sobre el aniversario de los atentados, vemos fragmentos de la vida de distintas personas: una joven maestra, un ejecutivo, una pareja de novios. Las noticias parecen ser sólo una parte más de un día común, hasta que en una estación de tren todos estos personajes, que parecieran no tener nada en común, se reúnen y se internan en una cabaña en medio del bosque. Ellos también tienen un aniversario qué conmemorar: son todos familiares de miembros de la secta que participaron en los sucesos, que murieron o que fueron capturados. De cara al mundo su dolor no tiene cabida, pero en ese encuentro anual pueden compartir con alguien las preguntas que los atormentan: ¿en qué momento la persona que amas llega hasta ese punto?

distance4Por las particularidades de la sociedad japonesa y de la propia secta, la película puede reflexionar sobre la cuestión de que una persona sea capaz de realizar actos terribles convencida de que lo hace por una buena razón. Los ausentes, a quienes podemos ver a través de limitados flashbacks, eran personas que llegaron al grupo convencidas de que debían hacer un cambio. En sus vidas, en las de los demás. Pero hay un abismo que los vivos no pueden salvar, piezas que no terminan de encajar, y lo único que nosotros podemos saber (probablemente lo mismo que queda a medio entender para los personajes) es que del discurso idealista e inofensivo hay un salto hasta ese momento, años después, en que la vida que compartían ya es sólo un recuerdo condicionado por una tragedia.

Además de este mosaico de historias que necesariamente carecen de respuestas, la película aprovecha también la ficción para complicar la situación al sospechar que no todas las cosas que se cuentan son necesariamente verdad. Pero incluso si no lo son, ¿eso significaría que duelen menos?

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Aunque su ritmo y su edición sean de los menos afortunados en la filmografía del director (lo cual no es necesariamente malo, viendo la calidad usual de su cine), el mensaje logrado por esta poderosa reflexión es contundente y no usual de encontrar en cintas que traten historias relacionadas con el terrorismo: los actos de odio lastiman a todos, no sólo a las víctimas evidentes. En la distancia, los personajes se aíslan para buscar la paz que socialmente se les ha negado pero que también merecen. Ante los comentarios de odio que despertaron los ya de por sí horribles sucesos de ayer, vale la pena no olvidar que todos merecemos la paz.

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Por si se necesita algo más que un mensaje: técnicamente, Koreeda es impecable. Su bellísima fotografía y el modo en que nos mueve a través de las palabras son también una excelente razón para acercarnos a esta película o a prácticamente cualquier otra de su filmografía. Aunque en este caso cuenta, además, con la interpretación de un muy joven pero ya fantástico Tadanobu Asano (mi amado Kakihara de «Ichi the killer»).

Vale la pena aprovechar también que en la Muestra Internacional de la Cineteca se estará proyectando su más nueva producción, «Nuestra pequeña hermana«, hasta el 26 de Noviembre, en distintas sedes alrededor de la ciudad.

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«Distance» es una película japonesa del 2001. Dirigida por Hirokazu Koreeda («Still walking», «Nobody knows», «Like father, like son») y protagonizada por Arata Iura («After life», «Air doll», «United Red Army»), Yûsuke Iseya («13 asesinos», «Casshern», «Blindness»), Susumu Terajima («Ichi the killer», «Brother», «Hana-bi»), Yui Natsukawa («Zatoichi», «Still walking», «When the last sword is drawn») y Tadanobu Asano («Ichi the killer», «Picnic», «La última vida en el universo»). Tiene 7.1 estrellitas en imdb, 6.5 en filmaffinity y 80% en el tomatometro. Y todas las estrellitas en mi corazón.