Cine 117: Primer

En 2004, el joven Shane Carruth presentó su opera primera, una película de ciencia ficción por la que había estado trabajando durante los últimos años, con tantas complicaciones para sacarlo adelante que en más de una ocasión pensó en abandonarlo todo. «Primer», esa fantástico resultado, es una obra donde él ejerce como director, guionista, productor, diseñador de producción, editor, compositor del score, diseñador de sonido, encargado del casting y protagonista. No puedo sino asumir que hubiera interpretado todos los papeles, de haber podido.

«Podemos lograrlo con espeeeejos»

«Primer» es, también, una declaración de amor al cine, a la ciencia y a los viajes en el tiempo. Y una fantástica muestra de lo que un excelente guión (y un control casi obsesivo sobre toda la producción) puede hacer aunque cuentes con un limitadísimo presupuesto. Con los $7,000 dólares con los que fue completada la producción, la película aparece mencionada en la sección de ‘micro-presupuesto’ de Wikipedia, incluso por debajo de cintas como «Actividad paranormal» o «Eraserhead» con contaron con más de 10 mil dólares.

Un grupo de colegas dedicados a la ciencia tienen un pequeño laboratorio casero donde buscan sostener un pequeño negocio que les permita trabajar en proyectos personales. Recientes discusiones sobre el rumbo que deberían tomar sus investigaciones hacen que empiecen a trabajar por separado, con Aaron y Abe buscando crear una tecnología que permita reducir el peso de un objeto. Cosas de todos los días en la ciencia. Un efecto colateral de la máquina y de pronto descubren que lo que parecía un cierto éxito en sus propósitos es en realidad un mecanismo que permite que el objeto dentro de la caja viaje en el tiempo.

Carruth, matemático e ingeniero, decidió que el guión no iba a ser condescendiente con el público: durante gran parte del metraje no entiendes lo que está pasando. En un primer momento por la continua jerga científica que obscurece las intenciones más inmediatas de los personajes (si no estás familiarizado con ella) y posteriormente por el caos narrativo en que deriva la posibilidad de los viajes en el tiempo. No nos encontramos ante una película donde esta tecnología sea un motor que dé pie a otra historia, donde los personajes aprovechen esta herramienta con otros fines. «Primer» es una reflexión sobre el concepto mismo de viajar en el tiempo. ¿Qué sucede con esta posibilidad? ¿Cómo se distorsiona la realidad y cómo cambia el individuo ante esta nueva situación?

«Todo nuestro presupuesto se fue en estas cajas con cables»

Es la eterna historia de un gran descubrimiento científico que llega por error y que es empleado por primera vez sin conocer sus límites físicos y morales. Es también la historia de una amistad que se ve templada por circunstancias extraordinarias, por una distorsión inesperada de la realidad. Un juego de espejos donde no somos conscientes (ni nosotros ni nuestros protagonistas) de cómo se viaja en el tiempo. De en qué momento están Abe y Aaron ahora, dónde estuvieron antes, cuántas repeticiones puede soportar una misma historia.

Todos sabemos, gracias a Hollywood y otras latitudes, que uno no sólo viaja en el tiempo. Que hay mil teorías e implicaciones. Y así como sabemos en algunas películas que sus viajes involucran que pueden alterar la historia para siempre, o que no importa lo que hagan no pueden cambiar nada, en «Primer» no tenemos nada seguro. Si estamos en el punto B y la caja nos permite volver cíclicamente al punto A, ¿es realmente el punto B exacto al que regresamos? ¿Qué sucede si el yo del punto B y el yo del punto A coinciden en un mismo momento y alteran la realidad? ¿Hay más de dos puntos? ¿Es un solo plano real o los viajes crean un abanico de realidades temporales alternas?

La trama es confusa porque la teoría es confusa. Porque nuestros protagonistas no lo saben tampoco y porque el gran descubrimiento de fantasías de ciencia ficción sólo revela las obsesiones humanas. La necesidad de control. El uso egoísta que se le puede dar a cualquier cosa. Y esta sutil degeneración moral va permeando todo.

«Primer» es una película excesivamente difícil y oscura. Una película que necesita que uno se pregunte constantemente en qué punto está parado, en qué orden está observando las cosas, qué implicación tiene cada una de las acciones. Pero que también necesita que dejemos ir las respuestas, que aceptemos la incertidumbre, que nos sintamos tan perdidos como los propios personajes. Y que volvamos a ella, que en una segunda visión tratemos de volver a armar el extraño rompecabezas de tiempos.

Aunque difícilmente la encontremos en las listas de películas exitosas con bajos presupuestos (su recaudación final apenas llegó al medio millón), se ha ganado una justa condición de cinta de culto que sin duda nos demuestra que la ciencia ficción es algo más que CGI y gente en el espacio. Y Shane Carruth, con su limitada producción de dos películas (por aquí también reseñamos «Upstream color» porque qué pinche joya), puede presumir de tener una filmografía perfecta.

Te amo, Carruth. Por favor, vuelve.

«Primer» es una película estadounidense del 2004. Dirigida por Shane Carruth («Upstream color») y protagonizada por él mismo y David Sullivan («Argo», «Golden thread», «Karma police»). Tiene 7 estrellitas en imdb, 6.2 en filmaffinity, 71% en el tomatometro, y todas las estrellitas en mi corazón. Pueden rentarla online en Amazon.