Aprovechando que Japón está retomando sus iconos clásicos del terror para darles un giro delirante (por no decir: barato y a veces demasiado ridículo), «Ju-on» se dice ¿por qué yo no? ¿Por qué no sacar algo así como la novena película de una saga que ha exprimido al máximo sus posibilidades de contagiar una misma maldición a todo lo que se cruce en frente? Y ahora, aprovechando también el desmedido amor por las precuelas, nos encontramos justamente con «El inicio del fin». Por qué no.
«Si a Sadako le funcionó…»
Una vez que hasta Takashi Shimizu ha abandonado ese barco, le llega el turno a Masayuki Ochiai de contarnos esta historia. Un director/guionista principalmente reconocido por «Kansen» (cinta de terror sobre un hospital maldito donde todos mueren repentinamente volviéndose baba verde) y la versión estadounidense de «Shutter». Nada podía salir mal. Tenemos fantasmas japoneses de cabellos-telaraña, la misma casa mil veces maldita, ese niño super creepy y muchas japonesitas dispuestas a ser objeto de una maldición hiperbólica y arbitraria. Go J-Horror!
Déjà vu.
Ya antes había hablado sobre «Ju-on 2», mi parte favorita de la saga y sin duda una de las películas que mejor representan el espíritu del terror japonés actual. La naturaleza de la historia, justo este concepto de ‘ju-on’ como una maldición infecciosa que se cimienta sobre un sentimiento tan profundo y violento que arrasa todo a su alrededor, es fantástica. Permite conformar un abanico de historias alrededor de un hecho funesto que poco tiene que ver con ellos pero que igual parasita mortalmente en sus vidas. Además de lograr esos icónicos personajes malditos de la prototípica madre fantasma y el siniestro niño de blanco.
Pero como todas las producciones, es difícil sobrevivir convincentemente a mil historias más. A secuela sobre secuela. Al giro inesperado sobre el mismo personaje una y otra vez. ¿Y qué nos prometía «El inicio del fin»? Maldiciones, fantasmas arrastrándose por el piso, maldiciones y víctima tras víctima. Todo en pantalla de cine, porque no nos llega suficiente terror japonés de sobreexplotación.
What a twist!
Yui es una joven que consigue su primer trabajo como maestra e incluso es tutora de grupo, justo de un salón de niños pequeños donde uno lleva días faltando misteriosamente. Naoto es su pareja, quien va presenciando cómo Yui comienza a obsesionarse por el extraño comportamiento de la escuela, de la familia del niño, la extraña desaparición del anterior maestro del grupo. Rina, Yayoi, Aoi y Nanami son un grupo de colegialas que deciden visitar la ‘casa embrujada’ que la hermana de una de ellas está tratando de vender. Porque eso jamás ha terminado en tragedia en las películas japonesas.
«Es que yo pensé que no estaba embrujada-embrujada»
Misma presentación fragmentaria, cronología confusa, historia oculta medio evidente (sobre todo si ya has visto cualquiera de las anteriores). ¿Cómo es que se trata de una secuela? Y es que justo por la naturaleza misma de la maldición, el asunto parecía difícil: si el origen de la maldición son los terribles sucesos alrededor de la familia Saeki, que hemos visto en distintos modos y tiempos a lo largo de la saga, ¿de qué modo puede haber un ‘origen’ si la maldición misma ha sido siempre el detonante de todo?
Pues, spoiler total: si creías que lo sabías todo (o algo, al menos) sobre la familia Saeki y sus fantasmales integrantes, pues estabas mal. ¡Esa familia también fue víctima de la maldición! What a twist! La proto-maldición ni siquiera es evidente hasta que la película es tan confusa que uno cree que su línea temporal es un desastre y sus personajes están tan aburridos que uno supone que la gente en Japón se involucra voluntariamente en maldiciones mortales para darle un poco de emoción a sus vidas. Con una excusa narrativa completamente innecesaria (que sólo justifica ese subtítulo), la historia nunca consigue despegar en ninguno de sus aspectos: personajes muy poco atractivos, secuencias tomadas muy evidentemente de filmes anteriores, ideas ‘terroríficas’ muy absurdas y en general un ritmo que no lleva a ninguna parte ni consigue ningún efecto, ya no digamos transmitir miedo.
Me gustaría decir que ésta es una representación gráfica de mí en el cine, pero la verdad es que hasta me reía y todo.
«El inicio del fin» no resulta innecesaria sólo porque se trata de la séptima o novena parte de una saga que debió detenerse hace mucho tiempo (como amante del terror malo, no soy nadie para juzgar las sagas larguísimas), sino porque nunca queda claro qué es lo que se trató de hacer. Obviamente no era darle un nuevo giro a la historia, ya que es evidente que los detalles de guión eran los mínimos necesarios para justificar la existencia de otra-película-más. No era generar nuevas situaciones de terror porque poco tienen que aportar las secuencias al respecto (con la posible excepción del detalle Uzumaki totalmente fuera de lugar, pero tampoco soy nadie para juzgar el horror-espiral), incluso con Misaki Saisho como una genial Kayako que se ve siniestra hasta cuando no es fantasma (sólo le faltaba un poco más de danza butoh, pero era de los pocos elementos que trataron de hacer algo con la historia). Y tampoco era para hacer ninguna clase de propuesta técnica o artística, ya que la película no se sale de su formato de video estilo televisión, no tarda demasiado en volverse aburrida y predecible, tiene personajes de lo más acartonados, y no llega a nada.
Al menos la película del hospital en que la gente se vuelve baba tenía claro hacia dónde iba.
«¡Baba verde! ¡Necesitamos más baba verde!»
También es cierto que no recuerdo la última película de terror japonés que me encantó (aunque justo ahora recuerdo que tengo pendiente ver «Over your dead body» de Miike), pero es que esto hasta está en cines y todo. Inexplicable.
«La maldición: El inicio del fin» o «Ju-on: Owari no hajimari» (como afectuosamente la llamo, obvio) es una película japonesa del 2014. Dirigida por Masayuki Ochiai («Shutter», «Kansen», «Hypnosis») y protagonizada por Nozomi Sasaki («First class», «One piece film Z», «Shiki»), Misaki Saisho («Frozen», «No otoko», «Ju-on: Za fainaru»), Kai Kobayashi («Ju-on: Za fainaru»), Reina Triendl («Hey! Hey! Hey! Music champ», «Gomenne seishun!», «Biblia koshodô no jiken techô»), Miho Kanazawa («Kiki’s delivery service», «Sospechoso X», «Kurumaisu de boku wa sora wo tobu»), Yuina Kuroshima («Ichiban densha ga hashitta», «Gomenne seishun!», «Aoi honô»), Haori Takahashi «Perfect blue», «Yûkai shôjo») y Shô Aoyagi («Sango renjâ», «Wairudo hîrôzu», «Clover»). Tiene 5.2 estrellitas en imdb y 4.5 en filmaffinity. Y es altamente recomendable si te gusta aburrirte en el cine.
Pero no puede ser peor que Hellraiser Revelations, ¿o sí?
mujeres saltamontes de cabello largo, desperdiciadas.