Por la traducción uno podría creerse que la única opción en esta nueva película de adolescentes en mundos post-apocalípticos, es ceder desenfrenadamente ante largas secuencias de persecución a pie o, claro, morir. Qué laberintos ni qué comunas de chicos exiliados, aquí pura acción. También, por el título de la reseña, uno podrá confirmar que «Sin City 2» parece que nunca va a estrenarse y yo tendré que ir al cine a sorprenderme con estas producciones hasta que salga algún estreno más rimbombante.
La verdad, ésta tiene un laberinto gigante, así que tampoco voy a quejarme.
Basado en la primera novela de una trilogía de literatura juvenil de ciencia ficción (como tantas otras películas actualmente), «The maze runner» (obviaremos su título en español) inicia con un joven que llega a una zona boscosa habitada por otros chicos, que al igual que él no recuerdan nada de su vida antes de aparecer ahí. Hay logrado crear una comunidad exitosa que se mantiene alrededor de las enormes puertas de un laberinto que se abren únicamente durante el día. Un pequeño grupo de ‘corredores’ es el único que se interna en aquel lugar, con la peligrosa misión de recorrer sus pasillos y memorizar su estructura en busca de una salida. Una labor que puede fácilmente terminar con la muerte ante la presencia de los ‘penitentes’ que recorrer el laberinto, criaturas que nadie ha visto pero que han herido ya a algunos corredores provocándoles una extraña enfermedad, o ante la posibilidad de no llegar a tiempo antes de que las puertas se cierren por la noche, ya que nadie ha sobrevivido a una noche en el laberinto.
Aunque la trama utiliza los recursos más elementales para este tipo de historias, se cuida de hacerlo de manera sutil, integrándolo en una historia que procura construir un poco más la ambientación antes que vendernos rápidamente un héroe. Es claro que Thomas, ese chico nuevo que apenas empieza a conocer su nuevo mundo, pronto se convertirá en protagonista e irá presionando para descubrir los misterios de ese laberinto. Pero antes de llegar a ese punto nos sumergiremos un poco en la vida construida en el Área, los jóvenes que la integran (que por una vez realmente parecen chicos de su edad, y no actores sobrecargados de hormonas) y en general el contexto entre lo utópico y lo terriblemente distópico en que ese mundo se ubica. La primera impresión, y que pervive a lo largo de la historia, es que nos encontramos ante un mash-up de «El señor de las moscas» y «El cubo»: Chicos obligados a crear su propia estructura social y un grupo aparentemente concertado al azar que se encuentra ante una confusa y poderosa estructura de la que ni siquiera saben qué deben buscar. Sin excesos de originalidad, la película cumple con una premisa que resulta interesante incluso con elementos que podrían parecer un poco absurdos de manera aislada.
Si uno de sus primeros atractivos es el conjunto de personalidades que se reúne en esa Área, es también un claro problema la necesidad de poner a un gran número de personajes juntos y sólo darle complejidad a unos cuantos, no siempre con un orden querárjico claro. Thomas ciertamente es un protagonista que cumple su función heróica sin resultar en extremo molesto (como suele suceder). Pero además de él nos encontramos con Newt, el segundo al mando, un chico que sin ser especialmente diestro se ve a veces obligado a tomar grandes decisiones (además que es el niño de «Love actually» y «Nanny McPhee», adorable). Gally, el prototípico bravucón obsesionado con el orden, cuya fijación con las normas realmente esconde más de un problema. Chuck, quizás el de menor edad y uno de los principales afectados por la falta de talentos físicos ante la situación que están enfrentando. O Minho, el principal corredor, cuya posición le ha requerido no sólo ser apto físicamente sino estar intelectualmente a la altura de la situación. Sin duda todo el preámbulo a ese mundo podría haber dado mucho más de sí, pero tampoco es que suframos demasiado por entrar rápidamente en los oscuros secretos de ese laberinto.
El conjunto de elementos que en un primer momento parecen irse sumando, tampoco resultan particularmente caóticos antes de que podamos ordenarlos lógicamente: una comuna de chicos desmemoriados, un laberinto gigante, monstruos en el laberinto, sueños que aluden a experimentos de algún tipo. Las dosis de acción y revelación se van intercalando de manera adecuada ante el desarrollo de algunos personajes (es cierto que hay otros que se establecen y no se dimensionan mucho más), manteniendo el concepto de laberinto como un eje de acción y conceptual.
Sin duda en gran medida debido al hecho de que yo hubiera esperado lo mismo una película basada en un juego de mesa («Serpientes y Escaleras: La Película») que el resultado final, me pareció una historia bien tratada dentro de sus principios taquilleros. Una premisa catchy para entrar rápidamente a la acción, un pequeño grupo de actores bien elegidos (el único elemento femenino, no sorprenderá a nadie, no aporta nada ni como personaje ni como actriz), unas secuencias de acción efectivas y un grupo de monstruos y otros enemigos que mantienen a la historia dando vueltas aunque supongamos desde un inicio hacia dónde va eso. «The maze runner» no trata de disfrazarlo, de vender nada más, y se concentra en que los elementos que ya están sobre el tablero sean efectivos. Que finalmente nadie va a entrar a ver una película llamada «Correr o morir» esperando un drama íntimo sobre chicos atrapados en un bosque. Probablemente como muchas de las películas de su tipo termine un poco en el olvido, o nos sature con secuela tras secuela, que a la novela original le continúan tres más. Y ya todos sabemos cómo es Hollywood.
Resulta curioso que la película es la ópera prima de un director que hasta el momento se había dedicado a hacer cortos de animación (y trabajar en departamentos técnicos y de arte). Fue filmada en apenas 42 días y el mismo director esperaba que la influencia de Terrence Malick se notara en un tono más ‘maduro’. Ahí vas, Ball, pero te falta. Tomando en cuenta que le habían ofrecido anteriormente la dirección a la encargada de «Crepúsculo», creo que todos terminamos ganando.
«The maze runner» o «Correr o morir» o «El corredor del laberinto» (bue, también suena terrible) es una película estadounidense del 2014 dirigida por Wes Ball y protagonizada por Dylan O’Brien («Teen wolf», «The internship», «The first time»), Aml Ameen («The butler», «The bill», «Kidulthood»), Ki Hong Lee («The nine lives of Chloe King», «This is how we never met», «She has a boyfriend»), Blake Cooper («Prosper», «Parental guidance», «Cocked»), Thomas Brodie-Sangster («Love actually», «Nanny McPhee», «Bright star»), Will Poulter («Son of Rambow», «We’re the Millers», «Narnia») y Kaya Scodelario («Moon», «Clash of the titans», «The truth about Emanuel»). Tiene 8.2 estrellitas en imdb, 6.6 en filmaffinity y 50% en el tomatometro. Diría que sin irnos a ningún extremo, es una película palomera que cumple y está bien hecha. Y ya saben, está en cartelera y «Sin City 2» no.
Es la primer Reseña que leo sobre cine, muy bien explicada gracias podre ir sin sentir que perdi dinero.
¡Gracias!
La trilogia me gusto y solo de contarla mis amigos se deboraron los libros, espero que de verdad no decepcione, una historia muy facil de digerir
Reitero el comentario de abajo: ya nos contarás qué tal resulta la película habiendo leído los libros.
Yo quiero ir a verla hace dos años me lei la saga completa, y tengo mucha curiosidad de verla, ami parecer la historia es entretenida, es de esos libros que uno puede disfrutar en los camiones/metro cuando va/viene de la escuela o el trabajo, buena reseña sam! haber si este fin de semana puedo ir a verla
Pues yo no he leído los libros así que ya nos contarás qué tal está la comparación.