Las ilustraciones de Alex Ross muestran un aspecto épico y brillante de los superhéroes que parecen acercarlos tanto a los tiempos dorados del cómic americano como a una cierta imagen mitológica de casi dioses. Al parecer consciente de ello, el ilustrador en conjunto con el escritor Paul Dini sacaron la colección ‘The World’s Greatest Super-Heroes’, con seis breves novelas gráficas dedicadas a distintos héroes de DC. La cual da inicio con la pieza «Paz en la Tierra», un íntimo acercamiento al más elevado de los superhéroes de la editorial: Superman.
La historia inicia emotivamente en navidad, con Superman tomándose su tiempo para llevar el gran árbol navideño a Metrópolis y reflexionando sobre en qué tanta medida es él quien necesita de esos pequeños rituales que lo acercan a los demás seres humanos. De lo más personal a lo más general, presenciamos los dos aspectos opuestos de las misiones de este superhéroe que inician con el típico ‘salvar a la persona que se cae en medio de la multitud’, que en este caso es una joven indigente que está a punto de desmayarse de inanición y a quien lleva a un refugio para que la atiendan correctamente. Es ahí donde Clark Kent / Superman comienza a pensar en las implicaciones del hambre en el mundo, una sensación que es de algún modo ajena a él (quien no necesita comer, así de super es) y que representa una misión muy distinta al típico ‘salva el avión’ al que suele dedicar sus días.
La parte central de la historia es esta segunda misión, mucho más política, compleja y global de lo que estamos acostumbrados a leer sobre este héroe. No es sólo que sea capaz o no de detener tragedias o amenazas en otras partes del mundo, sino que la misma naturaleza de su ideal implica la necesidad de un manejo mucho más cuidadoso, que empieza al dirigirse al gobierno de los Estados Unidos para pedirle su excedente de comida a fin de poder distribuirlo por las zonas más necesitadas del mundo. Una grandilocuente misión que se encontrará con tan buena respuesta como con la lógica resistencia humana y política de otros sitios donde no necesariamente verán tan bien la intromisión de ese *gran héroe americano*.
Si la premisa y la estética visual del cómic resultan tan atractivos como interesantes, «Paz en la Tierra» resulta increíblemente efectivo para adentrarnos en la psicología del Llamado Hombre de Acero, un aspecto muchas veces descuidado en virtud de limitarse a retratar sus grandes hazañas físicas. Y no sólo se debe al hecho de que por una vez nos detenemos a escuchar su propia voz, a sumergirnos en sus pensamientos sobre ese mundo en el que vive pero que no deja de serle ajeno de algún modo. Y vemos así a un Superman que no sólo es un ideal, casi un concepto utópico sobre el bien y la moral, sino que es también un personaje algo ingenuo, demasiado brillante. Y que parece que como personaje es eso realmente lo que persigue: representar ese aspecto humano que todavía es capaz de actuar, de tener esperanza, de ayudar incluso cuando todo parece fracasar. Esa es la ‘paz en la Tierra’ que persigue Superman pero que incluso para él no deja de ser un deseo lejano, casi tangible por momentos pero finalmente inalcanzable.
Aunque la trama es bastante corta y lo que busca es representar más un ideal que una historia en sí misma, nos habla en gran medida de las raíces del personaje con justa complejidad. Pero también nos habla de las bases estadounidenses implícitas en esta clase de superhéroes, sobre todo en cuanto vemos al mundo, sus conflictos y la realidad misma retratada a través de sus ojos: las favelas en Brasil, las grandes masas de gentes en África, las víctimas de las guerras en Europa del Este, las dictaduras latinoamericanas. Con todo y esa gran navidad de fondo, quizá sea del todo imposible no preguntarnos cuál es ese mundo al que Superman quiere salvar. 
Alex Ross (quien también contribuye en la historia, no sólo en las ilustraciones) y Paul Dini buscan regresar a Superman a sus dimensiones e ideales de los cómics de los años 40, en la época posterior a la Segunda Guerra Mundial. Y «Paz en la Tierra» consigue ese propósito sin perder su actualidad, consiguiendo un interesante punto medio entre los ideales típicos (y tópicos) del personaje sin por eso reducirlo a un super-hombre con capa y gran sonrisa que puede salvar a la dama y al mundo. Y también es cierto que ese hiperrealista, a veces quizás demasiado dramático, estilo de Alex Ross funciona a la perfección para esta clase de retratos.
La obra ganó los premios Eisner a Mejor Novela Gráfica y Mejor Ilustrador, al igual que el premio Harvey al Mejor Portadista en 1999. La serie de «The World’s Greatest Super-Heroes» continuaría después con las novelas «Batman: War on crime», «Shazam!: Power of hope», «Wonder Woman: Spirit of truth», «JLA: Secret origins» y «JLA: Liberty and justice». Así que ya saben, si su superhéroe favorito de DC no está entre esos es porque no es de los más grandes del mundo.
Sin duda Superman es un personaje sobre el que se debería regresar más para reflexionar sobre esa aparente psicología perfecta y su posición en un mundo imperfecto.
de todas las historias de paul dini con alex ross la que mas me llego fue la de shazam pero leer estas historias y despues leer kingdom come es la experiencia completa
A mi nunca me ha gustado Sups porque al ser tan «super» lo siento por encima de la media y de la gente a la que intenta proteger,paradojicamente las historias en las que tratan de humanizarlo me resultan interesantes.
«Por el Mañana» es un buen ejemplo.
Otra más a la lista de compras…
Siempre he pensado que superman es un héroe fácil que tiene todos los poderes, más ahora veo que escribir una historia de superman que atraiga y atrape al público no es fácil, buena reseña Sam.
Exacto, a mí no es un personaje que me encante pero creo que es en gran medida porque sus guionistas no suelen esforzarse demasiado. Así que creo vale la pena cuando alguna historia resulta interesante.