Uno está tan distraído con los restos de diciembre y las fiestas y la vuelta al mundo real, que no tiene toda la oportunidad que quisiera de ver los interesantes estrenos que se aparecen en pantallas estas semanas. Y tenemos esta maravilla.
Una traducción como «Los colores del destino» no puede sino parecer una mala broma. La clase de chistes fáciles que uno piensa cuando trata de imitar las usuales traducciones mexicanas (latinas, hispano-hablantes, etc), pero todavía con un toque de exageración. Pero no, es cierto, a alguien se le ocurrió que «Upstream color» debía ser «Los colores del destino» (la Cineteca optó por dejar el título original como subtítulo, muchas gracias). ¿Qué tiene de malo dejar el título en inglés? Sobre todo cuando ninguno de los dos nos va a decir mucho sobre la película.
¿Cómo no? ¡Mira todos esos colores!
Y no hablemos de la sinopsis. La Cineteca maneja una modalidad bastante ambigua (aunque mayormente aceptada) que nos dice que «Un hombre y una mujer son atraídos uno al otro, enredados en el ciclo de vida de un organismo sin edad. La identidad se convierte en una ilusión mientras luchas por ensamblar los fragmentos sueltos de vidas destrozadas». ¿No les dice nada? Tomen esto como una introducción a Shane Carruth.
Páginas como la de Cinépolis desglosan mucho mejor la trama tratando de organizar una historia que parezca lógica. Pero ¿qué pasa si alguien va al cine realmente esperando a una pareja que » se une en una búsqueda incesante para saber qué les está ocurriendo, y por qué»? Y lo que se encuentra es con «Upstream color».
La sinopsis debería decir: «This is art, bitches!»
Hace 10 años Shane Carruth presentó su opera prima «Primer». Su filmografía se compone por entero de estas dos piezas en las que ha sido director, guionista, compositor musical, director de arte y protagonista. Dos películas que son suficientes como para posicionarlo como uno de los directores más interesantes en el panorama actual. Comenzando con una modesta pero magistral pieza de ciencia ficción, se tomó 9 años para volver con la historia de una mujer física y psicológicamente secuestrada. Una historia de ciclos orgánicos vitales, percepciones potenciadas y eternos retornos.
Podría decir que todo inicia con Kris siendo secuestrada y el modo en que su vida cambia para siempre. Con el ‘chica conoce chico’ que pone a Jeff en el panorama y que juntos realmente son aquellos que ‘van en una búsqueda incesante’. Pero también podría decirse que todo es parte de un ciclo elemental, básico, amnésico, esquizofrénico, hipersensible. Que las manifestaciones del amor se fundamentan en la desolación o en las repeticiones. Que las respuestas que buscan están escondidas en los sonidos, en las imágenes multiplicadas. O que no están ahí, que son ellos los que han querido poner ahí las respuestas sino existen en otro lado. O podría no decirse nada. La película es una experiencia visual, emocional, sensitiva, que invita a disfrutarse incluso sin detenerse en los contornos de la trama. Organismos nacen y mueren. Parejas se encuentran físicamente y luego tratan de encontrarse en todos los demás planos, encontrarse el uno en el otro. Ese es el «ciclo vital de un organismo inmortal».
«Upstream color» es una película que no muchos van a entender pero también que no todos necesitarán entender. Su ritmo perfecto, las emociones que evocan sus imágenes y sus sonidos, la compleja historia que se desgrana a cuenta gotas es capaz de capturar por sí misma incluso al espectador que después entrará a wikipedia a preguntarle qué diablos acaba de ver. Pero es, claro, una experiencia en la que uno debe confiar a ciegas, sumergirse a sabiendas que quizás todo sea demasiado oscuro. O quizás demasiado colorido.
Shane Carruth es indudablemente un director único que está encaminando su búsqueda artística en una dirección bastante distinta a la del cine que acostumbramos ver estos días. No digamos ya el que llega hasta nuestras pantallas. Seguro que no durará demasiado tiempo en cartelera pero al menos parece que no nos hará esperar otros 9 años para deleitarnos con otra pieza, ya que se anuncia su próximo proyecto (tentativamente, me imagino) para este año, «The modern ocean». Ansiosa espera.
«Upstream color» (o, perdónalosporquenosabenloquehacen, «Los colores del destino») es una película estadounidense del 2013. Dirigida por Shane Carruth («Primer») y protagonizada por él mismo, Amy Seimetz («You’re next», «Wristcutters: A love story», «Tiny furniture») y Andrew Sensenig («Mad money», «I love you Philip Morris», «W.»). En imdb tiene 6.9 estrellitas, 6.3 en filmaffinity y 85% en el tomatometro. Y yo no tengo excusa por no haberla puesto en mi top de las mejores películas del 2013. No va a durar mucho así que aprovechen.
Estas es una película magistral, al igual que Primer . Shane Carruth es un señor director y ps Sam eres una excelente analista/crítica/comentarista de cine.
Sería chevere ver la reseña de Primer jaja Feliz año Sam
Excelente reseña
No dudo que en algún momento se cuele «Primer» en las reseñas de no-cartelera.
¡Gracias por los comentarios y feliz año!
Se escucha de esas películas tan extravagantes que debes verlas. Por lo pronto en cine de mi ciudad no hay fechas y a saber si la traerán, sino tocará rentarla. Gracias por la recomendación.