Cine 32: El Acto de Matar

Pues nada, primer viernes de mes, cine de no-cartelera. Ahora vamos con un fantástico documental.

Si me siguen en twitter quizás les haya tocado leer sobre mi reciente pero profundo amor por este documental. Y eso que no he sido tan insistente como lo manifiesto en vivo. Aunque me encanta el género documental creo que la combinación que tiene que lograr la producción para ser excelente (tener un gran tema y un gran modo de presentarlo) es difícil de conseguir y muchas veces se queda en lo anecdótico. Y entonces viene Joshua Oppenheimer (y su anónimo co-director) a golpear mi mundo (y el de muchos otros, espero) con uno, sino el que más, poderoso documental de los últimos tiempos. Sin exagerar. Así que vamos a hablar de «El acto de matar».

Primero que nada, tiene un pez gigante. Lo que le da muchos puntos-Sam.

El documental nos lleva hasta Indonesia. No profundiza demasiado en el contexto histórico y político del país pero igual se los voy a contar: Durante los años 60 Indonesia vivió un brutal régimen autoritario que se enfrentó de manera directa con el partido comunista y que dio como resultado el asesinato de hasta un millón de personas. Hacia finales de la década se dio una *transición* a la democracia, totalmente superficial pero que fue apoyada internacionalmente para *solucionar* el conflicto. Prácticamente los herederos del antiguo régimen eran ahora los gobernantes del ‘nuevo orden’. No hubo ninguna clase de condena sobre las acciones sucedidas.

Todo esto lleva a configurar un panorama actual bastante inusual: los hombres que participaron de manera activa en las matanzas de aquellos años no sólo no fueron nunca juzgados por sus crímenes, sino que son bien conocidos y pueden hablar libremente de ello porque todo se ve como un proceso necesario en su historia. Oppenheimer y su anónimo co-director se acercan entonces a uno de estos antiguos ‘escuadrones de la muerte’ (al parecer uno importante) y le preguntan a sus integrantes sino les gustaría hacer una película sobre lo que hicieron y vivieron durante aquellos años. Todo esto parece demasiado surreal para ser cierto, pero lo es.

«A ver, sufre un poco más. Así, un poco más»

En una de las primeras escenas vemos a Anwar en una de las terrazas donde tenían lugar los interrogatorios y ejecuciones. Mientras baila y sonríe a la cámara va contando cómo se le ocurrió un mejor método para asesinar a las personas sin que se derramara tanta sangre. Actúa un poco para representar dicho método. Después, en la revisión de las escenas, lamentará haber usado un pantalón blanco.

Su grupo era conocido antes como gangsters (un curioso anglicismo que en indonesio proviene del inglés ‘free man’) dedicados a varios negocios bordeando la legalidad. Trabajaban mucho en el cine, revendiendo boletos y otras cosas. Aman el cine, tienen una extraña consciencia cinematográfica muy nítida, que se va mostrando conforme avanzan en las escenas de la película que ellos tienen en mente, intercalándose entre esos momentos personales que van grabando en el proceso.

«¡Menos sangre = Menos tiempo limpiando!»

Cuando uno comienza a ver el documental, familiarizarse con los personajes y la historia, la primera sensación es que todo es demasiado fantástico, demasiado increíble. Como esos falsos documentales que están muy bien hechos pero son tan perfectos que uno sabe que son falsos, que ninguna historia puede presentarse tan idealmente, tan directamente. En este caso, tan crudamente. Es posible que uno haya visto otras declaraciones sobre líneas parecidas: acercamientos a asesinos, confesiones de ex criminales de guerra, juicios-revelación de crímenes a la humanidad. Pero por lo general los tonos en que se dan dichas confesiones/declaraciones suelen oscilar entre la falta total de humanidad o la culpa. Incluso cuando se trata de individuos que estaban convencidos de haber hecho lo correcto, hablan desde la culpa que ha caído sobre ellos gracias al juicio de los otros. La consciencia, sea aceptada o no, de que lo que se hizo *estaba mal*, al menos bajo las normas más generales. Aquí no vemos eso. Hay una reflexión constante sobre los hechos pero siempre desde cierta convicción (superficial o no) de que lo que se hizo fue parte natural de una historia. No hay un juicio de ‘estaba bien o mal’, es sencillamente algo natural. Algo brutalmente natural.

¡Y luego todos bailan!

«El arte de matar» es una labor de años, orquestada entre muchísima gente que no ha podido dar la cara (o sus nombres) por temor a las reprimendas que podrían sufrir dentro de su país (cuyo gobierno se prestó totalmente a la realización de la supuesta película). Es una disección increíble pero muy difícil de la crueldad humana y todas sus posibilidades.

Werner Herzog, documentalista entusiasta y en general un director de culto, contempla dentro de su decálogo del buen cineasta que el cine actual ya no puede inclinarse por la objetividad. Esto aplica sobre todo en los documentales: el director no puede fusionarse con la cámara y ser tan sólo el testigo mudo de los sucesos. Hay que golpear a la realidad, dice Herzog, y se ha dedicado a ello durante años. Y eso es exactamente lo que vemos aquí: una serie de valientes personas que se metieron de lleno en una brutal realidad dispuestos a sacudirla. A enfrentar a estos personajes con sus imágenes, viendo si todavía podían encontrar algo de humanidad en aquellos ex miembros de escuadrones de la muerte.

Un documental increíble, doloroso, violento. Que también nos enfrenta a nosotros, de algún modo, con lo que implica ser humano.

Yo quisiera tener más palabras para decirles: ‘¡Véanlo!’. Así que véanlo.

«The act of killing» o «El acto de matar» es una co-producción del 2012 entre Dinamarca, Noruega y Reino Unido. Dirigido por Joshua Oppenheimer («The globalisation tapes», «The entire history of the Louisiana purchase») y ‘protagonizado’ por los propios protagonistas de esta superficial transición indonesia. En imdb tiene 8.1 estrellitas y yo le daría TODAS. Pueden rentarla online en Filmin tanto en su versión regular como en la versión del director. Últimamente la han pasado en varios ciclos así que cabe la posibilidad de que en algún momento la tengan cerca de ustedes, estén pendientes.