Primer viernes de septiembre, día de cine de no-cartelera. Yo no suelo hablar mucho de cine romántico pero ésta será siempre mi top del género.
El título original se traduciría como «La magnificencia de los años pasa como las flores», y las traducciones en español hicieron lo propio distribuyéndola como «Deseando amar» o «Con ánimo de amar». Pero difícilmente se puede definir mejor la película que con su título inglés, proveniente de una canción de Bryan Ferry: «In the mood for love».
Hong Kong, años 60. Una mujer renta una habitación para ella y su marido en un departamento familiar. El mismo día un hombre renta una habitación para él y su esposa en el departamento de junto. Ambos se mudan el mismo día y comienzan a coincidir con el tiempo en los sitios comunes: los pasillos del edificio, los callejones que llevan al mercado más cercano, las calles que rodean sus hogares. Pocos diálogos llevan al primer encuentro y a la revelación pospuesta: las parejas de cada uno de ellos sostienen un romance entre sí. Los detalles hablan. La conversación trata de recrear la posibilidad: ¿cómo se conocieron? ¿cómo empezó todo? ¿qué hace una persona cuando se encuentra en esa situación? Su y Chow (esa mujer, ese hombre) comienzan a convertir sus encuentros en un intento por entender cómo se crea ese lazo entre dos desconocidos, entre dos vecinos casados. Repetición constante, la necesidad de entender se vuelve una comunicación real que gira alrededor de literatura, artes marciales y la vida que corre alrededor de ellos. «In the mood for love» no es una historia de amor en norma, es el intento de una historia de amor, el intento de escribir y comprender una historia de amor. Entre dos individuos que rompen sus lazos y no recuerdan cómo fue que se unieron alguna vez.
Wong Kar Wai construye las historias de amor a partir de los detalles más pequeños, los encuentros más fortuitos. En otras de sus películas hemos visto mujeres que reconocen la fragancia del hombre que desean en otras mujeres, hombres que siguen sin saber por qué a misteriosas mujeres, chicas que entran a las casas de hombres que miran desde lejos sólo para poder convivir con sus cosas. Lo importante nunca es el acto en sí, el encuentro físico o la declaración de amor, sino la comunión invisible que se puede crear entre dos personas. «In the mood for love» es de sus pocos casos en que deja de lado la fragmentación, el abanico de historias, los personajes extras y se concentra en un solo momento: durante la película vemos lo que parece ser un solo encuentro entre Su y Chow pero que podrían ser cientos, o ninguno. La recreación de los pasos de sus respectivas parejas no puede definir una historia, pero igual lo intentan, quizá guiados precisamente por ese sentimiento que da título a la trama: los años que pasan como flores (y no vuelven), la necesidad de amar.
La película es parte de una trilogía del director, aunque cada parte es auto-conclusiva y no es necesario verlas en orden o siquiera verlas todas. La primera, nueve años antes, es «Days of being wild», donde nos encontramos con una joven Su y su difícil relación con un joven casanova. Tres años después, «2046» seguiría los pasos de Chow tras los episodios ocurridos entre él y Su. Consagrado ya como escritor, repasa entre la realidad y la ficción los momentos románticos de su vida, las historias de sus amantes.
Resulta increíble pensar que Wong Kar Wai (debatiblemente el director chino más famoso, junto con Ang Lee y Yimou Zhang) (bueno, contando ‘China’ como todas sus colonias) crea sus historias al momento de rodar. «In the mood for love» empezó como una historia en el Beijing actual, contando ya con los que serían sus actores protagónicos, Maggie Cheung y Tony Leung. Lo que sería un conjunto de historias terminó por concentrarse en una, la de ellos, y en alejarse de la China continental en un deseo de volver a Hong Kong, el Hong Kong del pasado. Una historia de secretos y comida entre dos personas que coincidían en el mismo sitio para comer. Pero el Hong Kong de los años 90 ya no era el de los 60, todo tuvieron que reproducirlo en las calles de Tailandia y poco a poco los secretos entre esas dos personas se convirtieron en los encuentros y desencuentros de Su y Chow. En la historia de ellos y la otra pareja ausente.
Si el sugerente guión, el cadencioso y bello ritmo, la música capaz de devolvernos a épocas y lugares que no vivimos, no es suficiente para constituirla como una de las más grandes películas de la historia del cine (y no lo digo sólo yo, se los juro), la fotografía de Christopher Doyle hace el resto. No debatiblemente el mejor director de fotografía del mundo (eso quizá sí lo digo yo, pero alguna otra persona más calificada me secunda). Gracias a la larga y fructífera colaboración entre ambos (llena de altibajos) es sin duda que la carrera de Wong Kar Wai se ha consagrado al punto en que se encuentra hoy, con un futuro incierto tras el extraño experimento occidental que fue «My blueberry nights» y la no tan buena recepción de «The grandmaster». Ambas ya sin Christopher Doyle. Crónica de una tragedia anunciada.
El magnetismo entre los dos protagonistas (para mí una de las parejas más estéticas del cine), junto con una historia que gira más en torno al ‘amor’ como un concepto absoluto, extraño y aparentemente inaccesible, la convierte para mí en una de las más logradas películas románticas de la historia. Difícil no caer en el encanto silencioso de esos diálogos ficticios, y en la cautivante belleza de Maggie Cheung y sus maravillosos vestidos. De las pocas películas (14, según mi recuento en filmaffinity) a las que les doy un 10 rotundo. Y que consigue emocionarme cada vez que la vuelvo a ver.
Y aunque fue una canción de Bryan Ferry la que motivó el título internacional, yo prefiero dejarles con el increíble tema que Shigeru Umebayashi compuso para la película:
«Fa yeung nin wa» o «In the mood for love» (o «Deseando amar» o «Con ánimo de amar») es una co-producción del 2000 entre Hong Kong y Francia. Dirigida por Wong Kar Wai («2046», «Chungking express», «Happy together») y protagonizada por Maggie Cheung («Héroe», «Clean», «Ashes of time») y Tony Leung («Infernal affairs», «Lust, caution», «Hard boiled»). Tiene 8 estrellitas en imdb y yo le daría todas (¡toooodas!). Puedes rentarla online en Filmin, además de que no es difícil encontrarla para la compra y renta (en catálogo online de Mixup, Gandhi y el Péndulo sólo encuentro la versión importada por $600 y cacho, pero estoy segura de que hay una región 4 económica rondando por allá).
La primera vez que vi esta película fue en la cineteca de mi universidad, no entendí ni el 40% de esta debido a que estaba en chino con subtitulos mal acomodados en español, sin embargo despues de un tiempo me procure a encontrarla con subtitulos en ingles mas sincronizados.
solo puedo decir gran película, para sentarse a pensar en porque el humo de mi cigarrillo no se ve tan genial como el suyo.
Sin palabras, excelente película, sin duda dentro de las que más he disfrutado de este genero, espero no sean mm discriminatorios con el genero y le den una checada, vale la pena. Saludos y buena la recomendación de esta semana. ;-)