La cartelera en estas semanas no da mucho de sí (bastante contenida antes de sus estrenos fuertes), así que hay que rascarle un poco para encontrar algo interesante.
Siguiendo un cierto recorrido turístico-cinematográfico ya hemos pasado por importantes urbes como París y Nueva York, incitándonos a amarlas a través de sus enigmáticos destellos: lo mismo una pareja de mimos que una prostituta afuera de un restaurante. Vampiros cerca de la Torre Eiffel o un pintor obsesionado con una china por las multifacéticas calles estadounidenses.
No es el mejor look de Shu Qi pero ¿podemos culparlo?
Y mientras nos enteramos si luego seguirá Shanghai o Río de Janeiro, nos detenemos en La Habana. Pero nadie parece decirnos de manera demasiado explícita que a La Habana hay que amarla, al parecer.
Porque ya todos sabemos lo que pasa en La Habana.
Lo que los directores/productores/creativos parecen querer decirnos es que esto no es ‘otra loca película de amar una ciudad’, un micro-universo demasiado cerrado que presenta una visión restringida de capitales con mitología propia, capaces de captar toda clase de miradas externas. Aquí vamos a vivir en La Habana, atravesar los siete días de una semana e impregnarnos de lo que es la realidad inmediata en ese particular rincón de América Latina.
Para lo cual, sí, se valdrán de la misma estrategia de ‘varios directores, varios cortos, una ciudad’.
Muchas cubanas.
Lunes. Un joven estadounidense llega para comenzar un curso de actuación en una escuela cubana y un taxista lo lleva a conocer la ciudad. Martes. Emir Kusturica va a ser premiado en un festival pero él parece mucho más interesado en alcoholizarse que cumplir con sus obligaciones. Miércoles. A una chica, cuyo sueño siempre ha sido cantar, se le presenta una oportunidad única de conseguirlo. Jueves. Un visitante palestino llega, al parecer, con alguna intención diplomática y se dedica a observar silenciosamente su alrededor. Viernes. Los padres de una chica descubren un posible secreto suyo y deciden llevarla con un santero. Sábado. Seguimos las idas y venidas de una familia para poder salir adelante, pese a sus diversos problemas. Domingo. Una anciana escucha en sueños que la Virgen le pide le organicen una fiesta en el edificio donde vive.
En realidad todos los papeles son representados por Benicio del Toro.
Partiendo del guión del escritor cubano Leonardo Padura Fuentes, la cuadrilla de directores seleccionados para componer esta semana latino-cinematográfica podría parecer más que apropiada. Benicio del Toro en efecto abre dirigiendo un «Lunes» con Josh Hutcherson como *el gringo* (o *el yuma*, como al parecer los llaman los cubanos) en lo que sería su segunda incursión como director, cediendo un poco al recurso del espectáculo revelándose ante los ojos de un foráneo. Pablo Trapero, director argentino conocido por sus dramas sociales, retrata el lado menos glamouroso de Kusturica en una especie de revés retórico del corto anterior: todo lo que un foráneo, acostumbrado a ser un turista, no le importa conocer en una nueva ciudad.
Julio Médem, como siempre, no tarda demasiado en desnudar a su chica del miércoles (ya te conocemos, pillo) para hablar sobre el conocido deseo de evasión de la isla, esos sueños de escapar y perseguir mundos imposibles más allá de la realidad cubana. El visitante palestino del jueves es el propio Elia Suleiman, director, quien toma una posición en apariencia por completo neutral para resumir a La Habana en impasibles imágenes que va contemplando a lo largo de su día. El viernes comienza la diversión y Gaspar Noé lo sabe, y acostumbrado al impacto visual es que recurre a uno de los aspectos más místicos y oscuros de la cultura cubana: la santería. El único representante nacional, Juan Carlos Tabío, es quien se adentra en su relato sin necesidad de una entidad extranjera, reduciendo una simple historia familiar en un reflejo de la historia de todos. Y para cerrar religiosamente, otro francés, Laurent Cantet, aprovecha de manera mordaz el exceso de religiosidad propio de los latinos para concluir el domingo.
Un día cualquier en la vida de Emir Kusturica.
Lo que la película nos promete es alejarnos de los tópicos fáciles y *sumergirnos de verdad* en la vida cubana. Lo cual parece implicar que no veremos mojitos en pantalla, no demasiados coches retro, no demasiadas alusiones a la prostitución, muy pocos habanos y una consciencia que siempre se remita a lo propio antes que a lo extranjero (incluso en los momentos en que se tratan los intentos de fuga). Uno pensaría que con esto, sumado a un guión local, la premisa debería más o menos cumplirse. ¿No?
Esto se cumple bien en el aspecto técnico. Además de tener una producción cuidada que consigue en casi todos los cortos una estética agradable, se nota un cuidado por reproducir un concepto sensorial de la ciudad. Más allá de historias concebidas para suceder dentro de La Habana, los detalles en las imágenes sirven para transportarnos al sitio concreto: las luces, los sonidos, las sensaciones que se nos transmiten son parte también de esa construcción no prototípica de la capital cubana. Y todo ello sin que tengan que recurrir siempre a la música obvia o al ritmo que ‘todos nos imaginamos’, que no es que estén ausentes sino que son un ángulo más dentro de una arquitectura de detalles sensoriales.
Por desgracia, los mismos elementos que quieren jugarle a favor, en la comparación con otras películas similares (no sólo las ‘Ciudad, te amo’ sino otras antologías de cortos que giran alrededor de un tópico común) son los que terminan por hundirla un poco. Precisamente por esta idea de que no se trata de capítulos por completo aislados y auto-conclusivos, sino ‘historias diarias’, una continuación no continua de hechos que no cierran, consigue que si bien el nivel de las historias sea más homogéneo (en comparación con otros grupos de cortos donde encontramos unos excelsos y otros terribles), terminen por no destacar demasiado. En su intento de ser sutiles la sensación final es que casi ninguna historia sobresale. Disfrutamos un apacible paseo visual y sensorial por La Habana pero cuando termina nos preguntamos si algo tuvo caso. Y peor aún, si queremos analizar los cortos de manera individual nos encontramos que como historias aisladas casi ninguno funciona bien.
Casi.
Con la notable excepción del jueves de Elia Suleiman que, prácticamente sin un solo diálogo, consigue ser una maravillosa joyita: elegante comedia y posible crítica social incluida.
Y, reproche lógico, cuesta creerlo teniendo directores que han demostrado ser capaces de deslumbrar y trasgredir con sus películas. Si han podido dirigir «Leonera», «Irreversible», «Fresa y chocolate» y/o «Lucía y el sexo», ¿cómo no repetir con un pedazo de vida audiovisual de una capital tan contrastante y rica como La Habana? Uno pensaría que las ciudades se pintan solas para eso.
Como México. Ya sabemos qué clase de historias inspira México.
Pero ya se sabe que esta clase de proyectos son así: uno tiene que mojarse para saber si valió la pena.
«7 días en La Habana» es una co-producción entre Francia y España del 2012, dirigida por Benicio del Toro (al parecer por algo eres actor, Benicio), Pablo Trapero («Leonera», «Carancho», «Elefante blanco»), Julio Médem («Lucía y el sexo», «Los amantes del círculo polar», «Caótica Ana»), Elia Suleiman («Intervención divina», «Chronicle of a disappearance», «The time that remains»), Gaspar Noé («Irreversible», «Enter the void», «Seul contre tous»), Juan Carlos Tabío («Fresa y chocolate», «Guantanamera», «Lista de espera») y Laurent Cantet («La clase», «Recursos humanos», «El empleo del tiempo»). Protagonizada, entre otros, por Josh Hutcherson («Los juegos del hambre»), Emir Kusturica (gran director de «Underground»), Daniel Brühl («Bastardos sin gloria»), Jorge Perugorría («Fresa y chocolate»), Melvis Santa Estevez, Dunia Hernandez y más. Tiene 5.7 estrellitas en imdb y me parece acertado. La acaban de estrenar en cines, no es demasiados y no creo que esté demasiado tiempo, por si les interesa.
Muy buena reseña Sam siempre logras que me llamen la atención las pelis que escoges (menos la de ichi the killer) como que no tengo suficiente estomago para esa me gusta mucho como nos transmites tus ideas en tus escritos, te expresas muy claramente y eso se agradece jeje¡¡ solo una duda… eso de que Benicio del Toro interpreta todos los papeles… es broma verdad??? :o
¡Claro que es broma! Pero igual y no hubiera quedado mal x)
Estupenda reseña como siempre, lo siento como algo fresco, me agradan las películas así, con mini historias, le daré la oportunidad! gracias!!! Sam!!