Si hay un  nombre imprescindible para la historia del cómic hasta nuestros días, y para poder hablar de una novela gráfica madura y llena de posibilidades, ese no es otro que Alan Moore. Tiene suficientes joyas como para complicar la elección pero en mi corazón «From Hell» tiene un lugar más que especial.

Dos hombres mayores caminan por la playa, recuerdan los años que han pasado. «Me lo inventé todo, pero terminó por ser cierto». Un niño crece para ser médico pese al sueño que tenía de ser marinero, como su padre. Una niña pasa por el cuidado de una persona a otra, desde su orfandad en uno de los barrios más pobres de Londres. La reina, en secreto, llama a la única persona a la que puede recurrir para que arregle la situación. Un grupo de mujeres son atemorizadas por la banda del barrio. Un detective debe volver al sitio al que esperaba jamás regresar. Cuando cae la noche en Londres, un hombre toma su maletín y se dispone a recorrer las calles asesinando prostitutas: Jack el Destripador.

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Jack, uno de los más grandes enigmas en la historia de los asesinos en serie, se desnuda del misterio desde los primeros capítulos de esta novela. El Destripador es el Dr. William Gull, médico real y renombrado francmasón a quien se le encomendó encargarse de un desagradable asunto por el cual el heredero de Inglaterra se habría involucrado con una mujer de clase baja, cuyas amigas prostitutas ahora exigían dinero por su silencio. Nada de esto debe sorprendernos, «From Hell» no es un un thriller y la figura de Jack el Destripador no es, por una vez, una caza compleja e imposible. El misterio a resolver es otro. La historia parte de un cimentado ‘quizás’ documentado en el libro de Stephen Knight, fuente primaria de Moore, llamado «Jack the Ripper: The Final Solution», cuya teoría se sustenta en el testimonio del hijo de Walter Sickert, pintor quien se supone introdujo a Su Majestad y Annie Crook, iniciando la terrible secuencia de hechos que desembocaría en los brutales asesinatos de Whitechapel.

fromhell5Para el desarrollo de la historia, a sabiendas de que ya ha sido señalado el culpable, Moore se vale de dos principios que han caracterizado fuertemente sus obras. Por una parte el seguimiento holístico para resolver un crimen (tomado de la novela de Douglas Adams) cuya premisa es que para resolver un crimen hay que resolver toda la sociedad en la cual se inscribe. Y por otro lado, la visión del tiempo y el espacio como un plano donde todos los puntos pueden converger en cualquier momento definiéndose entre sí a pesar de no mantener una relación directa (en una expresión mucho más amplia de lo que encarnaba el Dr. Manhattan en «Watchmen», con su capacidad de poder estar en conexión con todas partes y todos los momentos). De tal modo lo importante no es sólo William Gull y las condiciones exactas que lo llevan a cometer los escandalosos actos cuyos detalles todos conocemos de manera general, sino el retrato de un Londres que es a la vez un mapa, un conjunto de posibilidades, todos los Londres posibles convergiendo en uno solo. Todos los personajes posibles que se entrelazan pero que no pueden escapar del eje inamovible de la historia: el cuerpo destrozado de una prostituta muerta.

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La historia mantiene entonces una linealidad engañosa. Es al tiempo un recuento de causa y consecuencia de un escándalo y complot pero es también el retrato cronológico de una personalidad compleja e inestable. Y es también un constante ir y venir de todos los rincones de esa oscura capital, de sus personajes y sus tiempos, sus coincidencias y sus edificios, todos alineados de manera exacta para que las cosas sucedan como sabemos, parcialmente, que han sucedido. Y es este manejo magistral de una enorme cantidad elementos la que le ha valido en gran medida el halago de la crítica: entre las casi 600 páginas de «From Hell» nos encontraremos no sólo con Sir William Gull, el investigador Frederick Abberline, las cinco prostitutas asesinadas, la reina Victoria, el vidente real Robert James Lee, y todos los individuos que necesariamente estaban involucrados con la investigación, sino con una gran variedad de personajes de la fauna londinense de la época, pasando por Joseph Merrick (mejor conocido como El Hombre Elefante), Aleister Crowley (renombrado ocultista), Oscar Wilde, W. B. Yeats, la compañía de indios de Buffalo Bill, entre tantos otros más. Consiguiendo un retrato bastante exhaustivo de todos los ángulos posibles desde los cuales podían verse los crímenes en el momento en que estaban sucediendo.

fromhell8La investigación del autor hace énfasis en una serie de circunstancias que no son precisamente en las que pensaríamos al referirnos a los asesinatos en cuestión, pero que resultan capitales para entender las motivaciones de Gull y también, de algún modo, las del propio Alan Moore. Hay un cuidado minucioso para la recreación de los espacios, tanto en la cuestión concreta de los edificios que se mencionan, como de la distribución geográfica que Londres debió tener en 1888. El autor se vale de un capítulo entero donde únicamente seguimos al médico y a su chofer atravesando las calles de Londres y señalando todos los valores históricos, paganos, mitológicos y masones que componen su conjunto de calles, los monumentos que convergen entre ellas y que trazan una suerte de segundo mapa, el cual creía seguir el propio Gull dentro del plan íntimo y trascendental que estaba por llevar a cabo. Y es en este punto que la comprensión de los misterios masones y su recreación, dada la importancia que tenían en la sociedad y el personaje principal, se vuelve también uno de los elementos más interesantes y complejos de la trama.

Uno podría pensar que toda esta serie de elementos, su entramado y su transcripción dentro de una pieza de literatura gráfica sería ya una labor monumental. Alan Moore no sólo resuelve todo ello haciéndolo ver como un día de campo cualquiera, sino que consigue darle un tono perfecto a lo que en manos de tantos más ha resultado morbo y amarillismo: volvemos al eje de la narración, a Jack el Destripador.

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Behind the Scenes: Eddie Campbell y Alan Moore entre tomo y tomo.

«From Hell» forma parte de algo así como la segunda etapa de Alan Moore. Ya había conseguido hacerse de cierta fama trabajando para DC (como si solo «The Killing Joke» no fuese suficiente) cuando decidió dejar ese mundillo mainstream de lado para trabajar en proyectos más independientes. Cuando comenzó a ser publicado, por allá de 1989, hacía poco que se habían conmemorado los 100 años de los crímenes de Whitechapel, aunque Moore confiesa que su interés se vio motivado un poco más por la historiografía de la investigación del caso que por los asesinatos en sí. Cuando el proyecto comenzó a tomar forma es que Moore decidió contactar a Eddie Campbell para que se encargara de ilustrarlo, eligiéndolo precisamente por ser un artista más bien realista y cuyos trazos podrían hacerle justicia a la historia sin necesidad de exagerar en el aspecto visual (cosa en la que cualquier hubiera caído, es que el tema parece puesto para ello).

fromhell9Si «From Hell» es innegablemente un portento narrativo (y de investigación), la cuestión gráfica no merece menos la atención, sobre todo por poder resultar engañosa en un primer momento. La intención de Eddie Campbell era precisamente simplificar los trazos al punto de que parecieran más bien bocetos, una suerte de seguimiento del crimen hecho con prisa, como si los sucesos estuvieran teniendo lugar y se temiera olvidarse. Pero detrás de esa aparente simpleza, de ese casi descuido de las formas, encontramos a un artista con un perfecto control de la situación y que no sólo puede saltar de una viñeta a otra a un recuadro que sea una pequeña obra en sí mismo, sino que además se valió de su propia investigación histórica para reproducir con la mayor exactitud todos los edificios y sitios de Londres tal cual debieron verse en 1988.

El resultado es, sin duda, lo que Moore hubiera esperado: nosotros también atravesamos las dimensiones del tiempo y el espacio y nos adentramos en el Londres de la época que no deja de ser, de algún modo, nuestra época y nuestro lugar. Alan Moore no necesita que yo ni nadie lo alabe más de lo que ya todos sabemos que es capaz, pero «From Hell» es una pieza perfecta.

Comenzó a publicarse de manera episódica en la revista Taboo, entre 1989 y 1996. En 1999 fue editada por primera vez como conjunto y las ediciones actuales son todavía más maravillosas. Además de la historia principal se incluyen también unas 50 páginas de notas al pie que demuestran la increíble investigación realizada por el autor para poder relatar tan exactamente como fuesen posibles los hechos, delimitando cuánto de lo representado en la obra está documentado y cuánto ha sido una libertad narrativa. Si alguien además tiene interés en Jack el Destripador independientemente de la pieza en sí, la bibliografía que cita es imprescindible. Y para completar hay un pequeño cómic de 23 páginas donde habla de todos  los que han investigado el caso retratándolos a modo de metáfora como ‘cazadores de gaviotas’, donde inevitablemente tiene que incluirse.

Quizá recordarán que en el 2001 la novela fue adaptada al cine con el mismo nombre, protagonizada por Johnny Depp y Heather Graham y perdiendo casi toda su relación con la propuesta de Moore, terminando por ser una triste excusa de thriller sobre Jack el Destripador. Fue la primera adaptación de un cómic de Moore y es probable que sea todavía la peor a la fecha, no es de extrañar que ahora pida no ser relacionado en absoluto con estas adaptaciones que muy poco tienen que ver con sus obras.

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